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{CULTURA / LIBROS}

'En un libro busco esa chispa que genera algo que está escrito desde lo personal'

La escritora y profesora de Matemáticas ha publicado su segunda novela, 'El inventor de melodías'

Raquel Villar acaba de publicar 'El inventor de melodías', su segunda novela. Profesora de Matemáticas e Informática, recomienda a sus alumnos cada curso la lectura de una novela relacionada con las asignaturas que imparte. Conserva como un momento especial, la retroalimentación; es decir, cuando alguno de sus alumnos le recomienda a ella un libro. Dicen los críticos, que 'El inventor de melodías' confirma en Raquel Villar una especial sensibilidad para narrar situaciones complejas, relacionadas con el desarrollo juvenil, con la autoestima, con la autoafirmación y la toma de decisiones. También que sabe mantener la tensión del relato y sorprender al lector. Raquel asegura que aprendió a leer antes de la habitual y que lo hizo porque veía a su padre disfrutar día tras día de la lectura y ella quería adentrarse también en esos mundos. Quizá por eso está convencida de que el secreto de un buen libro está en escribirlo para uno mismo./Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Qué nos vamos a encontrar al leer ‘El inventor de melodías’?

Es un libro diferente al anterior, a ‘La libreta roja’, que se centraba en la violencia de género, ‘El inventor de melodías’ trata de abordar varios temas relacionados con las personas, con los sentimientos y las problemáticas a nivel personal y psicológico. También en las relaciones entre personas y los problemas que surgen. La novela cuenta la historia de un joven que, con una beca universitaria de música, hace un viaje por diferentes ciudades. Cada una de esas ciudades las va descubriendo y en cada una de ellas se trata un tema en concreto respecto a diferentes temas sociales, como la homosexualidad, la enfermedad… Lo que intento es que el personaje no sólo realicé un viaje físico y descriptivo por esas ciudades, sino que se acerque a las personas y las problemáticas personales que nos podemos encontrar. El viaje no comienza porque sí, la historia relata cómo el abuelo del protagonista le regala un mapa cuando tenía cuatro añitos y en ese plano se encuentran marcadas las ciudades que luego visitará…


S.- ¿Cómo eliges el tema sobre el qué vas a escribir?

Bueno, es a medida de lo que me encuentro yo por ahí. Me lo ha preguntado la gente que ha leído las novelas. La homosexualidad, el cáncer, la violencia de género, me preguntan si invento sobre ellos o tengo una base de realidad. Son temas delicados y me da respeto, así que no escribo sobre nada que no haya visto, gracias a Dios no en mis propias carnes, pero sí a través de otras personas. Escribo sobre lo que me ha tocado vivir. No tal cual, pero sí que me inspiro en situaciones reales.


S.- Tu primera novela, ‘La libreta roja’, abordaba la violencia de género, un tema que lamentablemente sigue de actualidad…

Sí, sí. Antes parecía un tema tabú, pero sigue a la orden del día. En ‘El inventor de melodías’ también aparece la violencia de género, aunque se tocan también otros temas.


S.- ¿Qué tiene que tener un libro para que te guste al leerlo y escribirlo?

Bueno, de hecho, escribo para mí. Y se nota al leer mis novelas que escribo para que me guste a mí. He tenido suerte porque consigo que también les gusten a los demás. Creo que al leer mis novelas se ve que están escritas desde un punto de vista personal, más íntimo, que quién escribe para gustar a los demás. Siempre he pensado que para gustar a los demás primero tienes que gustarte a ti mismo. Cuando escribo lo hago para mí. Creo que los autores que de verdad valen la pena tienen ese reconocimiento porque escriben para ellos mismo y entonces les gustan a los demás. Cuando empiezan a hacerlo pensando en el qué dirán y de una forma más comercial, entonces pierden esa capacidad de llegar a los lectores. Eso es lo que busco en un libro, esa chispa que genera algo que está escrito desde lo personal, con sus ideas y con sus pensamientos, más allá de las críticas.
S.- ¿Cómo llegas a esto de escribir? ¿Fue a través de la lectura, de disfrutar leyendo y pensar 'yo quiero escribir historias cómo éstas'?

Al principio no escribía pensando en publicar. Ha sido un proceso muy largo que comenzó cuando era pequeñita y empecé a leer incluso antes de tiempo. Veía a mi padre leyendo todo el tiempo y yo también quería aprender a leer. Aprendí pronto a leer, leía muchísimo. Después en el colegio nos animaban a presentarnos a concursos de escritura… yo me presentaba con mis redacciones y ganaba algunos. Seguí escribiendo y tiempo después un amigo me comentó que si estaba todo el día escribiendo porque no recopilaba los relatos en un blog. Esa bitacora la vio una persona que se dedicaba a publicaciones de jóvenes y me incitó a escribir un libro. Entonces ya tenía escrita ‘La libreta roja’ y le comenté que escrito lo tenía, pero que no lo había intentado publicar, era algo en lo que siquiera había pensado. Me puso en contacto con gente que entendía cómo funcionaba este mundo literario y editorial. Claro, yo pensaba que lo que escribía me gustaba a mí y a mis padres, pero otra cosa es publicar algo y que la gente te lea. Pero bueno, lo leyó gente que estaba metida en el mundillo me dijeron que merecía la pena y a partir de ahí comencé a mandarlo a las editoriales que me aconsejaron y la primera que me contestó y se interesó fue Ediciones Emilianenses, a las dos semanas más o menos… desde ese momento fue todo muy rodado. Esto fue en agosto y el libro estaba en octubre en las librerías.


S.- ¿Qué libros recuerdas que te influyeron de aquellos que leías y que luego te han incitado a seguir leyendo y escribiendo?

Me marcó muchísimo ‘Nada’, de Carmen Laforet. Lo leí siendo muy jovencita, pero fue leerlo y escribir la primera novela. No fue la ‘Libreta roja’, fue otro… ese sí que está metido en un cajón y no lo he vuelto a sacar. Tenía quince años cuando leí ‘Nada’, pero me marcó no sé porqué. Entonces me dije “yo también quiero hacer esto”. A partir de ese libro hubo para mí un antes y un después.


S.- Eres profesora de matemáticas y de informática… ¿crees que los jóvenes leen poco? ¿Cómo se les puede motivar? ¿No crees que empezar por los clásicos les puede asustar un poco? ¿No sería mejor adentrarles en la lectura por algo más sencillo y atractivo para ellos?

Creo que el problema va por ahí, estoy de acuerdo contigo. Yo empecé muy pronto a leer y para los catorce años me había leído El Quijote, pero era por esa ansiedad de ver a mi padre leer y querer leer yo también. Pero es cierto que con catorce años no aprecias ciertas lecturas; no aprecias a los clásicos a esa edad. Cuando leí El Quijote con catorce años me enteré de la mitad, no aprecias las lecturas a esa edad. Después, lo leí siendo ya mayor y sí. Un crío que no está acostumbrado a leer y que de primeras le da a leer El Quijote, La Celestina… entiendo que no lo motivas para nada. El principal problema viene por la enseñanza y luego que en sus propias casas imagino que tampoco tienen una motivación de lectura. Creo que se junta un poco todo.


S.- No se trata de no estudiar a los clásicos, pero tampoco de asustar a los niños y jóvenes sobre la lectura, ¿no?

No, claro. A los clásicos hay que estudiarlos. En Agustinas nos hemos propuesto que con cada asignatura tienen que leer un libro a lo largo del año, un libro relacionado con la asignatura. Por ejemplo, en Informática ahora mis alumnos están con ‘La estrategia del parásito’. Es una novela juvenil, para adolescentes, con un vocabulario técnico, pero dentro de una novela. En matemáticas, están leyendo ‘Malditas matemáticas’, relacionado también con ‘Alicia y el país de las Maravillas’, les llama la atención y les gusta. Estamos intentando que desde todas las asignaturas toque lecturas que no sean estrictamente clásicos que les puedan aburrir, que lean un poco de todo y que después ellos decidan por donde tiran. Es una buena iniciativa, pero también es cierto que el tiempo que tienen para leer tanto libro es limitado.
S.- Trabajas, escribes… ¿cómo sacas tiempo para todo? No me digas que tienes alguna otra afición…

Bueno… también juego a baloncesto y entreno a niños y niñas. Hombre, no lo sé… supongo que las horas de dormir las invierto en hacer cosas. No sé estar quieta, no recuerdo la última vez que estuve tranquila sentada en el sofá. Siempre tengo que estar haciendo algo… la verdad es que a veces pienso voy a descansar un poco, a darme un respiro, pero luego cuando tengo tiempo siempre me apetece hacer algo.


S.- ¿Hay pinceladas autobiográficas en tus libros?

Creo que es inevitable. Quizá cuando, si Dios quiere, lleve escritas muchas novelas más será más difícil, quizá entonces te centras más en tu entorno que ti mismo. Pero creo que siempre hay algo de uno mismo en un libro, tengo la sensación de que es lo que sucede al escribir. Tanto en la primera novela como en esta, en ‘El inventor de melodías’, creo que sí, que hay bastante mío, no sé si la palabra es autobiográfico, pero sí hay ideas, pensamientos personales, que salén. Vas esparciendo un poquito en los personajes tus cosas.


S.- ¿Cómo trabajas las historias que escribes? ¿Cómo es tu proceso creativo?

La  verdad es que soy bastante desordenada para todo, en general en mi vida –se ríe- soy un poco desordenada. También para escribir. ¿Cómo trabajo las historias? Depende, con el primer libro tenía mucho tiempo, estaba todavía en la universidad y escribía mucho por las noches, en vez de ver la tele me ponía a escribir. Era ese ratito libre de tranquilidad que tenía. Con el segundo, se dio la circunstancia de que me rompí la rodilla jugando baloncesto y estuve tres semanas en cama y esas tres semanas estuve todo el día escribiendo, no podía hacer mucho más. Escribí el borrador en esas tres semanas y lo completé después. Cuando tengo periodos así… pues hago intensivos y, sino por las noches, en ratillos. A veces estoy en la cama y surge una idea y la tengo que apuntar, o estoy trabajando, dando clase y a veces viene esa frase que buscas….  Y te da rabia porque sé que si no lo escribo en el momento luego no va a sonar igual.  Entonces, en cuanto acaba la clase, trato de anotarlo. Necesito hacerlo así, pero lo cierto es que soy un poco desordenada…


S.- Por lo que cuentas disfrutar escribiendo y también leyendo, ¿Con qué estás ahora o qué has leído últimamente?

Ahora leo, pero me cuesta más sacar tiempo; en verano leo muchísimo. Lo último que he leído es un libro que me dejó una alumna. Me hizo muchísima ilusión porque yo les recomendé el libro que he comentado antes, ‘La estrategia del parásito’, y ella se lo leyó y me dijo “me ha recordado a este otro”. Yo no lo conocía y ella me lo trajo. Me hizo mucha ilusión que fuera recíproco, que no sólo el profesor recomiende un libro, sino que ellos también lo hagan. ‘Dónde crecen las sombras’, creo que se titulaba. Ahora voy a comenzar ‘El cumpleaños secreto’, que me lo regalaron hace poco y tengo por ahí ‘Misión olvido’, de María Dueñas. A parte de eso estoy con ‘El sueño de mi desvelo’, de Daimiel, pero no es novela, es sobre baloncesto; ahí está, en la mesilla para cuando tengo tiempo.
S.- ¿Es fácil publicar hoy en día?

No… creo que no. Yo tuve mucha suerte. El tema que envolvía mi primera novela llegó a mi editor, que es sicólogo y a nivel personal a él le gustó el tema, la manera en la que estaba tratado. Después llega la segunda novela y aunque no sea un argumento tan de los suyos, aunque hay mucho tema social, siguió confiando y ahora creo que me publicaría cualquier otra historia aunque no tenga esas connotaciones sociales. La primera novela la envié a un montón de editoriales. Me contestaron de todas, de algunas tardaron medio año, pero me hizo ilusión que todas respondieran. No les mandé todo el libro, sólo treinta páginas. Andrés Pascual me recomendó que lo hiciera así, porque si gustas vas a gustar en treinta páginas y si aburres también lo vas a hacer en treinta páginas. Algunas, al tiempo me solicitaron que les enviará más, pero Ediciones Emilianenses ya había respondido positivamente y ‘La libreta roja’ ya estaba publicada. En algunas editoriales me dijeron que les gustaba pero que tal y como estaban las cosas que no se arriesgaban con novedades. Entonces, creo que sí está complicado publicar, por la crisis y porque las editoriales van a lo seguro.


S.- ¿Qué te parece el tema de los libros digitales y la autoedición?

… bueno, yo soy muy clásica en ese tema. No tengo libro digital, imagino que acabaré teniendo. Necesito tocar el papel, el olor de los libros me llama mucho la atención y me gusta tocarlo y llevarlo en la mochila y sacarlo en el momento que tengo un rato… entiendo que cómo están las cosas el libro digital puede ser más práctico, más económico. A mí me sigue gustando buscar los libros y acercarme a ellos también por la forma y los colores, esas cosas me llaman mucho la atención. De hecho, en esta segunda novela he elegido también la portada; con el primer libro, como no podía creerme que lo publicaran no fue selección mía. Ahora me apetecía también participar en la confección de la portada, por todo eso que te cuento que me sugieren los libros. El diseño fue de un amigo, diseñador gráfico, y trabajamos sobre varios bocetos… ese proceso de elegir el diseño, los colores, creo que también es importante. No quiero que esas cosas se pierdan.


S.- ¿Estás ya escribiendo alguna nueva historia?

Bueno, el tercer libro está acabado ya y lo tienen en la editorial. Hay que ver cómo funciona ‘El inventor de melodías’, que confío que vaya bien. La primera novela funcionó bien, así que espero que el segundo siga los mismos pasos. En la presentación las cosas marcharon bien, así si todo sigue igual publicaremos el tercero. Además, todos están relacionados. Puedes leerlos en orden indistinto, pero existe una relación entre ellos. Tengo la idea en la cabeza de una nueva historia, pero de momento, es una idea… no me he puesto con ella. Será un argumento diferente, no relacionado con los tres anteriores.


S.- ¿Se puede vivir de escribir?

Bueno, hay gente que lo hace. Yo a día de hoy no, pero también entiendo que igual sería injusto que por el tiempo que me quita pudiera vivir de ello. Pero cuando alguien se dedica a tiempo completo a escribir debería poder vivir de su trabajo… pero está complicado, hay que ser muy bueno y además, tener mucha suerte.

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