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{CULTURA / LIBROS}

'Bajo el imperio de la Gestapo', piezas de un puzle nazi

Marcelino Izquierdo ha dedicado tres años de trabajo a invetigar el espionaje nazi en La Rioja

Marcelino Izquierdo es de los que opinan que la Historia no la forman las grandes batallas y los grandes personajes –o al menos no sólo-, sino que se construye a través de pequeños relatos que se van compaginando. Retazos narrativos que forman parte de las personas que vivieron momentos que cambiaron o pudieron cambiar el sino de la Humanidad; transmisiones que surgen, algunas, de la crónica directa de los protagonistas y otras, han quedado plasmadas en documentos o imágenes.


Desde ese convencimiento, Marcelino Izquierdo –jefe de la Sección de Cierre de Diario La Rioja- ha ido construyendo ‘Bajo el imperio de la Gestapo. Espionaje nazi en La Rioja durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial’. Han sido tres años de documentación y escritura desde que decidió dar continuidad a la serie de reportajes que había publicado en el periódico. “A mis manos llegó –recuerda- el libro de unos investigadores leoneses y gallegos. En uno de los documentos se citaba a un personaje que era el jefe de la Gestapo en Logroño”. Desde esa única referencia, Izquierdo comenzó a tirar del hilo hasta obtener datos suficientes para escribir un reportaje en Diario La Rioja, que con el tiempo se convirtieron en una serie. “Percibía que allí había más información, que aquella historia daba para un libro”.


La duda que surgió entonces era cómo abordar la historia. ¿Novela o ensayo? “No sabía si debía realizar un ensayo o una novela –apunta-, finalmente, me decidí por el ensayo porque me parecía todo tan kafkiano e inverosímil que de haberlo novelado la gente hubiera pensado que tenía una imaginación desbordante. La realidad supera a la ficción con creces siempre”. Y es que por las páginas de ‘Bajo el imperio de la Gestapo’ se alude a la presencia de la Legión Cóndor en La Rioja, cómo se utilizaron aeródromos riojanos en el bombardeo de Guernica o como bases alemanas e italianas en la Segunda Guerra Mundial, como la Getapo tenía una base en El Espolón logroñés o como Mussolini podía haber acabado sus días refugiado en la Rioja Alta.


El periodista logroñés hace hincapié en su gusto por la Historia –‘La historia de La Rioja jamás contada’ y ‘Zurbano, vida y mito del héroe del liberalismo español’, llevan también su firma-, pero señala que no es historiador. “Así que lo que he tratado de hacer –describe- es una mezcla entre el ensayo histórico y la crónica periodística, un género que me encanta y cada vez se practica menos. Aquí era un lujo poder desarrollarlo”.


Marcelino define los tres años de trabajo como una mezcolanza entre la labor investigadora y la composición de un puzle. “He ido encajando las piezas a medidas que las iba encontrando; unas más grandes, otras más pequeñas, para a partir de ahí ir construyendo la imagen de lo que era La Rioja entre la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial”.


En un primer momento, el autor de ‘Bajo el imperio de la Gestapo’ pensó en iniciar el relato en 1939, coincidiendo con el final de la Guerra Civil y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. “Ahí comenzaba lo inédito de la historia que cuento, un relato que tenía que ver con el espionaje nazi que se había estructurado en La Rioja y en diferentes ciudades españolas, pero aquí, especialmente, por cuestiones estratégicas”. Pero Marcelino constató que necesitaba describir el contexto. “Era precisa una explicación previa, no podían surgir estos personajes, estos militares, civiles, ingenieros alemanes e italianos, como si fueran paracaidistas que aparecían de la nada, tenía que contar como llegaron aquí y porqué”.


Desde ese convencimiento, el escritor comenzó la historia desde el 1936, “prolongándolo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial  y un poco más, porque cuento qué fue de los personajes que estuvieron por aquí y qué suerte les corrió a cada uno de ellos”.


Mientras resalta los pormenores que han acompañado la publicación de ‘Bajo el imperio de la Gestapo’, Marcelino Izquierdo se muestra satisfecho de una edición (SinIndice) que “ha quedado muy bonita, en tapa dura y que ofrece más de cincuenta imágenes, la mayoría inéditas”.

 

De inédita y apasionante, describe el autor el relato que el lector encontrará en las páginas del libro. “Aparece Logroño, pero también el aeródromo de Agoncillo, que fue una base fundamental de los nazis en la Segunda Guerra Mundial; o Alfaro, donde también se ubicaba una base aérea muy desconocida y utilizada por la Legión Cóndor; o el Monasterio de Valvanera; y otras localidades de La Rioja Alta. El lector descubrirá historias muy curiosas. No hecho más que trasponer lo que ocurrió en España en esos años, pero en nuestra región. Ir de la microhistoria a la macrohistoria”.
Marcelino sitúa los condicionantes que propiciaron la presencia nazi en la región. “La Guerra Civil en La Rioja dura 80 horas –apunta-,  fue una retaguardia muy tranquila. Así que los nazis vieron un lugar tranquilo para organizar su logística. El aeródromo de Agoncillos/Recajo les viene muy bien. Una vez que ven que les ha funcionado durante la Guerra Civil hay un elemento que resulta determinante… tanto Hitler como Musolini, previendo que va a producirse una Guerra Mundial,refuerzan todos los aeródromos que hay en la cuenca del Ebro porque saben que son muy operativos para realizar misiones en Francia. Desde Logroño hasta cruzar la frontera un avión tardaba menos de una hora. Podían llegar a Burdeos, bombardear y regresar con una independencia absoluta”.


El periodista revela algunos apuntes que incitan a adentrarse en el momento histórico. “Cuando se organiza la División Azul, aportación de Franco al Eje, Logroño se convierte en una de las ciudades principales desde donde van saliendo los operativos que viajan a Alemania. Hitler quiere a España como un santuario para controlar a los aliados, pero también estaba interesado por el Wolframio. Quería tener controlado ese corredor”.


En la Segunda Guerra Mundial el espionaje era fundamental y en España había un buen número de espías aliados. “Alemania quería tener un aparato de inteligencia fuerte y La Rioja estaba cerca de todos los sitios. El jefe de la Gestapo de Logroño era un ingeniero que estuvo trabajando muchos años en el aeródromo de Agoncillo, pero había mucha gente que eran colaboradores”.


La conclusión del puzle ha supuesto para Marcelino una exhaustiva investigación que le ha llevado a visitar archivos físicos y digitales, a contactar con fuentes en España, Europa, Estados Unidos y Sudamérica, y a mantener un buen número de entrevistas personales. “Ha sido duro, especialmente, moralmente, pero he merecido la pena”. En esos momentos de dificultad, Izquierdo incluye la entrevista con uno de los hijos del Secretario Personal de Mussolini, que murió colgado junto a su líder en el lago Como, a la localización de la familia del jefe de la Gestapo en Logroño.


Es, precisamente, esa labor documental la que destaca el editor e historiador Diago Iturriaga. “Considero fundamental para realizar un trabajo de rigor histórico en el siglo XXI acudir, en la medida de los posible, a las fuentes orales, realizar entrevistas personales. Algo que da muestra del esfuerzo que supuesto sacar adelante este libro. Entrevistas que creo que van a dar mucho que hablar”.


Para Iturriaga, ‘Bajo el imperio de la Gestapo’ es un título sugerente. “Un libro que como lector me atrapó, creo que eso es lo principal; también como editor, pero principalmente como historiador. Estamos ante un trabajo sobre la Historia”./Javi Muro




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