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{CULTURA / LIBROS}

'Si no lees será complicado que seas un gran escritor'

La periodista y socióloga Verónica García publica su primer novela 'Bendita palabra'

Verónica García es periodista, socióloga y escritora. El pasado 9 de octubre publicó su primera novela ‘Bendita Palaba’. Un libro auto editado a través de una plataforma digital. Una opción elegida tras recibir uno de esos bandazos que reparte la crisis económica y que acabó con el cierre de la editorial que trabajaba ya en la edición, tras ser premiada su novela en un concurso literario. En la feria editorial más relevante del mundo, la celebrada en Fráncfort hace tan sólo unas semanas, se ha hablado y mucho del creciente mercado de la auto edición, de tecnología, y se ha polemizado sobre el control exagerado por parte de Apple y Amazon, pero sobre todo, y como siempre, de buenas historias que poder leer en el soporte que se tercie. ‘Bendita palabra’ es una novela negra, con asesinatos, asesinos, policías y periodistas, en la que las cosas no son lo que parecen. “Es un historia –apunta Verónica- que engancha”. Una adolescente aparece en la Universidad del País Vasco colgada, acuchillada y con los párpados pegados. Ambientada en el Gran Bilbao, plantea una muerte sin explicación a aparente que da lugar a una invesitación contrareloj./Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Cómo descubres qué te gusta escribir?

Hace muchos años. Ya cuando estaba en el instituto escribía. Recuerdo que estando en clase, en una ocasión, un profesor me pilló escribiendo y lejos de echarme la bronca –sí me dijo que en sus clases no escribiera-, leyó lo que había escrito. Me dijo que le gustaba, que siguiera escribiendo. Así que mientras estuve en el instituto continúe escribiendo sin pensar en hacer nada con ello. No se lo mostraba a nadie, salvo a este profesor que muy amablemente me animó a seguir. Después, cuando empecé la universidad decayó un tanto la escritura; estudiar te lleva más tiempo. Aún así, seguía haciendo mis cositas, sobre todo relatos cortos, pequeños cuentos. De vez en cuando, alguno de esos relatos se los pasaba a algún compañero.  Después de acabar la carrera de Sociología empecé Periodismo y ahí sí que escribir se quedó un poco estancado. Escribía, pero de otra manera. Nada que ver con ficción; era más lo que hacemos los periodistas… noticias, reportajes, entrevistas… En 2009, me quedé sin empleo. Entonces gané tiempo, gané tiempo para mí y pensé que quizá había llegado el momento de continuar con todo aquello que había escrito e intentarlo de otra manera. Así es como decidí trabajar en una novela,  en una historia estructurada y complicada… y presentarla a concursos, llamar a las puertas de las editoriales.


S.- ¿Llegaste a la escritura desde la lectura?

Siempre me ha gustado leer, desde pequeñaja. Mi madre, por ejemplo, siempre ha sido una gran lectora; ella leía y nos inculcaba a mi hermano y a mí que teníamos que leer. Siempre he leído. Cuando estaba en el instituto la clase de literatura era una de mis favoritas. Siempre he leído, quizá cuando menos mientras estaba estudiando en la universidad. Entonces tocaba leer lo que te mandaban. Leer es como una pasión, cuando inicio un libro que me atrapa tengo que continuar leyendo, desaparece la televisión u otras cosas. Todo se retroalimenta. Si no lees será complicado que seas un gran escritor. La lectura te da puntos de vista de otros escritores. Un escritor que no lea puede escribir una novela, pero no creo que sea una buena novela. Creo que ambas cosas van juntas; pero bueno, es sólo mi opinión.


S.- ¿Qué libros recuerdas que te incitaron a seguir leyendo y a escribir?

Bueno… de la infancia, infancia, los clásicos., los cuentos clásicos. Ya de más adolescente, no recuerdo exactamente qué años tendría, recuerdo que en bachillerato nos sugerían, además de los obligatorios, unos títulos de lectura libre. Recuerdo que elegí a Poe y Stephen King. Eran estilos diferentes y quizá complicados para la edad, pero a mí me gustaba ese tipo de literatura oscura.


S.- Diferentes en el estilo, pero no tanto en los temas y argumentos de sus historias, ¿no?

Sí. Parecidos en el tema del terror, del miedo… recuerdo el miedo que pasé leyendo el pasaje del ‘Resplandor’, en el que King relata como el niño entra en la habitación prohibida y encuentra a una mujer en la bañera… Siempre he querido tener esa capacidad de crear sensaciones –quizá no de terror- al escribir; transmitir de verdad a través de lo que escribes. Después he leído muchas otras cosas y muy diferentes, pero creo que aquellos libros me marcaron de alguna forma.
S.- Antes de tomar el camino de la ficción, has ejercido de periodista. ¿Cómo fue la experiencia cómo periodista?

Sí. Con el tiempo y la distancia todo se recuerda más bonito quizá, que lo que era. No tengo mal recuerdo. No tiene nada que ver con escribir una novela. Cuando escribes ficción tú te marcas tus propios tiempos, decides que camino vas a seguir y qué es lo cambias y qué mantienes. El periodismo es mucho más inmediato; más aún si trabajas en un medio audiovisual. Escuchas lo que quieren contarte y tú lo transcribes, intentas poner un poco de ti, pero aún así no puedes salirte de lo que es la noticia. Como escritora tienes más libertad a la hora de crear. Es cierto que trabajé también en un medio bimensual y sí es cierto que encuentras más esa posibilidad de desarrollar más una historia, un reportaje. La inmediatez de los otros medios… tiene que salir ya, ya, ya… no te lo permite.


S.- … es lo que provoca el periodismo del día a día, a veces, se pierden buenas historias por esas prisas, ¿no?

Yo creo que sí, que a veces se pierden buenas historias debido a esa inmediatez. Claro, en la radio por ejemplo, tienes un tiempo determinado, igual que ocurre en la televisión. Igual a un tema te gustaría concederle más espacio, pero tiene que entrar todo lo que ha pasado en el día… no te queda más remedio que acortar. Es una pena, creo que podrían hacer las dos cosas, creo que se pueden hacer informativos y también programas de actualidad. El abanico puede ser mayor, aunque también reconozco que nos encontramos en una época muy complicada y contar con presupuesto para esos temas es difícil. Yo he disfrutado haciendo televisión hasta en las fiestas de San Mateo (Logroño), lo recuerdo con cariño, aunque hubiera que trabajar durante las fiestas, por lo reportajes, me lo pasaba bien haciendo reportajes, quizá por eso que te contaba, porque te permitía abrir más el abanico y contar más cosas, surgían personajes interesantes y temas… ‘Como sobrevivir a las fiestas con poco dinero’…. Podías salirte de lo habitual.


S.- Periodista y escritora… ¿te van las profesiones de riesgo?

(Se ríe)… jo, pues mira que la sociología también. La verdad es que he elegido profesiones que te enriquecen mucho por dentro, pero poco por fuera… pero es lo que me gusta. Ahora trabajar es un lujo, hoy en día trabajas de lo que te echen,  pero cuando tienes que decidir a qué te vas a dedicar, ¿qué vas a hacer? ¿Dedicarte a lo que no te gusta? Siempre he pensado que aunque la vida luego te lleve por otros sitios –yo he vendido seguros, por ejemplo- de inicio no puedes renunciar a lo que quieres. No podemos ir todos por un raíl en fila. Los sueños hay que tratar de cumplirlos. Qué no se puede, pues a otra cosa… pero hay que intentarlo.


S.- ¿Y cómo llegas a la historia que cuentas en ‘Bendita Palabra’?

La historia de la novela tiene su miga. Cuando inicias una novela o un cuento, es lo mismo, sólo sueles tener una idea. Yo suelo trabajar haciéndome esquemas, esquemas de capítulos. Tengo una idea general en la cabeza y luego voy creando esquemas sobre lo que puede suceder en cada capítulo. Luego, es cierto, que esos esquemas se van transformando, cambiando. Me despierto ya con la novela y es que yo funciono mucho con sueños, influencias de mil tipo que forman una idea para la historia. De la idea inicial con la que empecé a escribir a lo que finalmente es ‘Bendita palabra’ la historia ha evolucionado mucho. Los mismos personajes te van pidiendo que los cambies. Hay un personaje secundario que iba a tener un papel reducido y ha acabado siendo un secundario de lujo, casi protagonista. Son cosas que en principio no estaban previstas, pero que el propio desarrollo del relato te lo va pidiendo, pero ¿cómo llegué a esa historia?... pues no lo sé, no fue nada concreto…


S.- No empezaste a escribir con una historia totalmente estructurada, ¿no?

Normalmente suelo tener claro el inicio y el final. El final quiero tenerlo claro desde el principio para que la historia no se convierta en un desvarío que no lleve a ningún sitio. Lo que si va creciendo sobre la marcha es el desarrollo de la novela. En el desarrollo surgen personajes que te piden más atención y otros menos, descripciones de lugares que no pensabas realizar y al final te parecen imprescindibles y otras que las quitas porque ves que no aportan nada. Creo que la novela crece y se desarrolla al mismo tiempo que lo hacen los personajes. Son los personajes los que marcan los tiempos; puede sonar raro, pero es cierto que son ellos los que marcan la evolución de la historia. Una acción lleva a una reacción… y esa acción la eligen los personajes.


S.- ¿Has tenido que realizar labor de documentación?

Sí. Durante muchos años viví en Vizcaya, en un pueblito muy cerca de Bilbao y como la novela está ambientada en el Gran Bilbao, pues lo tenía más fácil. Lo que recordaba, la Universidad, que es uno de los escenarios que aparece –el campus de Lejona y el edificio de Bellas Artes…- habiendo vivido y estudiado allí eso es más sencillo. El resto, pues con excursiones como digo yo. Vas viendo cómo ha cambiado la ciudad, porque hace muchos años que no vivo por allí. Y, por ejemplo, para saber cómo se asesina a una persona consulté con un médico que me aconsejó sobre la mejor forma de asesinar del modo que era necesario para la historia… es que si te cuento más destripo la novela. Son cosas que por mucho que hayas leído sobre el tema o veas en otras novelas cómo lo cuentan necesitas a alguien que te lo explique. El médico al que consulté fue muy amable y me detalló las cuestiones que yo le planteé sobre la muerte. Tiene su lado bueno y su lado malo… ahora cuando veo un crimen en un informativo lo ves también desde otro punto de vista…


S.- Una de las protagonistas es una periodista, ¿hay algo de ti en ese personaje?

(Se ríe)… bueno, decir que no sería mentir. Siempre hay algo de tí en cada novela, cuento o relato que escribes. Decir que no sería mentir porque lo mismo que la novela está ambientada en el Gran Bilbao y lo conoces, hablas con un experto para conocer más sobre la muerte, pues si uno de los personajes es periodista y tú eres periodista no hay mejor fuente que tú misma para jugar con cómo se hace una información, cómo se hace una noticia… Hay una parte importante de la novela en la que se habla de periodismo, de cómo ha evolucionado, del intrusismo laboral, del amarillismo. Sí, algo de mí tiene el personaje… es más intrépida, más valiente, pero algo de mí tiene.
S.- ¿Cómo definirías la historia que cuentas?

Es una novela negra, de intriga, de suspense –juega con la voz generando misterio-, en la que a primera vista vemos un asesinato, un asesino y unas personas que investigan, un policía y una periodista y el fotógrafo que la acompaña, pero poco a poco se va desvelando que hay mucho más detrás. Se titula ‘Bendita palabra’ porque es una palabra, una bendita palabra, la que mueve todo. ‘Bendita palabra’ engancha mucho y el lector debe olvidarse de tratar de descubrir quién es el asesino de buenas a primeras, es complicado saberlo, le va a costar. En algunos momentos el lector se va a quedar con la boca abierta.


S.- Vamos que aventurarse a apostar después de leer cuatro páginas que el asesino es el mayordomo no es posible en ‘Bendita palabra’...

No, que va. Ni por asomo. Estoy esperando a que las personas que ya la han empezado a leer me vayan haciendo comentarios. Me pasó durante la escritura con la persona –una profesora de literatura- a la que le daba los capítulos para que los corrigiera. Siempre me los devolvía y me decía: “Creo que el asesino es tal; creo que lo hace por…” No es fácil descubrirlo. No puedo contar mucho más, porque develaría parte de la novela.


S.- Bueno se trata de eso, ¿no? De invitar a la gente a que lea ‘Bendita palabra’ no a contársela…

Sí, sí, claro. A mí no gusta el tema tan de moda de los spoilers en las reseñas literarias y también cinematográficas. No me gustan, creo que le quita la gracia a las cosas.


S.- ¿Cómo ha sido el trabajo de edición y de sacar adelante la novela?

Bueno, al menos en el caso de una escritora novel como yo, aunque consideres que tu novela es buena siempre tienes dudas. Siendo novel lo tienes más complicado. La gente de alrededor te suele decir que está muy bien, que te van a decir. Puedes pensar que es buena, puedes compararla con otras novelas que lees, pero siempre te queda la duda. Tienes inseguridad. Lo que hice, cuando terminé de escribirla, fue mandarla a diferentes concursos y en uno de ellos fue premiada e iba a ser editada por esa editorial, pero… circunstancias de la vida, la crisis llevo a la editorial a cerrar. Entonces era empezar a llamar a puertas de editoriales o buscar un concurso en que admitieran obras ya premiadas, algo complicado porque suelen exigir que las novelas sean inéditas. Pensé que al fin y al cabo ‘Bendita palabra’ había ganado un premio en un concurso, tenía el respaldo para publicarla. Decidí tirar para adelante y publicarla aunque no fuera en una editorial al uso. Busqué y miré mucho las opciones que había y descubrí que existe un mercado amplísimo. Al final me decidí por Amazon porque pensé que era lo que más podía llegar a la gente. Ya sé que hay gente que piensa sobre las novelas auto publicadas que cualquiera puede escribir una novela, pero me pareció que había que intentarlo. Además, obviamente, no cuesta como el papel pero tampoco sale gratis. Luego está el trabajo de maquetación y de ajuste a todos los posibles soportes electrónico… no sé las veces que me he leído la novela. No puede tener fallos, porque encima que la estás auto publicando y la gente la va a menospreciar respecto al papel, si se encuentran con errores…


S.- ¿Piensas seguir escribiendo? ¿Volver a trabajar como periodista? ¿Las dos cosas?

Por mí, las dos cosas. Escribir voy a seguir escribiendo. De hecho ahora estoy ya inmersa en otra novela. ¿Y el periodismo? Sí, me apetece hacer las dos cosas… aunque estamos en un momento muy difícil para encontrar trabajo de periodista. La cosa está, muy, muy difícil. Han desaparecido muchos medios y además, hay un cierto declive… ahora igual se van quedando en los medios gente de la profesión, pero durante mucho tiempo ha habido mucho intrusismo. De hecho, en medios nacionales lo sigue habiendo. Pero sí, me gustaría. Periodista lo eres o no lo eres y yo si me considero periodista.


S.- ¿Y la nueva novela?

Es también novela negra, pero con un perspectiva diferente a la novela negra tradicional. Una historia en la que no es realmente importante quién mata, sino que alrededor de ese hecho voy a contar otra cosa. Estoy sólo al principio.

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