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{TURISMO / TURISMO}

Tesoros escondidos más allá del sol y la playa

La Costa Dorada invita a disfrutar de su gastronomía, sus vinos, su historia y del deporte

  El mar y la playa reinan en la Costa Dorada. También el sol. Pero además, en ese terreno que transita entre Calafell y las inmediaciones de San Carlos de la Rapita, puedes descubrir algunos tesoros aparentemente secretos, que pudieran parecer ignorados por las guías turísticas que hablan de la zona. Así, más allá de la arena, si te adentras por las calles del Caso Antiguo de Cambrils comprobarás como el pueblo surgió tierra adentro, protegida por las torres de vigilancia que alertaban de la proximidad de los barcos piratas.


Durante el paseo es posible que el aroma que escapa de las cocinas de los restaurantes te revele porqué Cambrils es conocida como la capital gastronómica de la Costa Dorada. Un reconocimiento que surge de la entrañable relación entre el mar y la tierra, entre los pescadores y los agricultores. Un maridaje, que ha llevado a los promotores del turismo local a promover actividades que engarzan con la pesca, posibilitando al turismo acompañar durante una jornada a los pescadores en la faena en alta mar.


El turismo familiar predomina en la Costa Dorada. Cambrils ha querido abrir un abanico mayor de posibilidades y lo ha encontrado en el turismo deportivo. La bicicleta y el golf. El campo de La Figuerola es un buen ejemplo, recorrido de 18 hoyos y pitch and put de ocho.

  El aceite de oliva, el pescado fresco, los vinos del Priorato o condimentos, como el vinagre, que elaborados por las manos adecuadas adquieren la categoría de únicos son también objeto de una interesante visita. Así sucede cuando dejas la carretera y tomas la pista que por tierras del El Vendrell te adentra en la Bodega Forum. Sus viñedos –situados a tan sólo tres kilómetros del Mediterráneo- y recuperados para la producción vinícola en los años 80, se benefician de la brisa que a través de la ventana que han creado las colinas cercanas sopla sobre el viñedo moderando las temperaturas y facilitando el desarrollo óptimo de la uva.


De las barricas en las que envejecen los vinos de la bodega, cada año se extrae una pequeña cantidad de los caldos en proceso de crianza para elaborar una extraordinaria colección de vinagres. Lo que comenzó casi como una afición personal dirigida al consumo propio ha devenido en reconocimiento internacional. Forum es hoy uno de los vinagres más prestigiosos, reclamado por los principales cocineros del mundo. Forum tiene un predecesor, Flavius –el vinagre reserva- y origen de esta eventura que ya riega, no sólo ensaladas, sino sopas, pasteles y carnes.


Si la dinámica vuelta y vuelta sobre la toalla bajo el sol te sabe a poco, y tienes inquietudes por conocer el pasado del lugar donde pasar las vacaciones, puedes adentrarte en el pasado con una visita a la Ciudadela Ibérica, un yacimiento ibero reconstruido, que permite realizar un recorrido por siglos de Historia, con el mar y la tierra interior como referentes geográficos.

 

Callejeando entre los restos de las casas y las angostas avenidas de la Ciudadela puedes descubrir cómo se configuraban las ciudades en su origen y cómo fueron evolucionando a través de la relación de sus habitantes con los fenicios, con el comercio, o con los romanos. También, cómo variaron y se desarrollaron las clases sociales, desde los primeros agricultores que tan sólo pensaban en la subsistencia a la aparición de los guerreros y el desarrollo de los oficios.
  El mar es también el referente en Torredembarra. Allí, el faro domina la costa. Diseñado por el arquitecto Josep Llinás i Carmona, se levanta 38 metros sobre el terreno y 58 sobre el nivel del mar, convirtiéndose en el más alto de Cataluña. Inaugurado el 1 de enero de 2000, es el último faro construido en el siglo XX y el primero encendido en el XXI.


Desde lo más alto, es posible contemplar y recorrer con la mirada la totalidad de la Costa Dorada, incluso hay quien asegura que, en los días más claros y limpios de nubes, puede divisarse Murcia.

 

La panorámica es también espectacular desde el mirador de la ermita Madre de Deus de La Roca, situado en el término de Mont-Roig/Miami. Un entorno de roca rosa al que se accede serpenteando por una carretera a la que escolta un cerrado y profundo bosque, que juega a tramos por la peculiar y colorida piedra ‘gruyere’, que define el espacio natural.

 

Allí, Joan Miró pintó algunas de sus obras y los lugares donde situó su caballete y buscó perspectiva están señalizados y numerados, conformando un paseo que invita a entrelazar lo real con la imaginación. Allí también, en la segunda altura del edificio adjunto a la ermita, convive un pequeño restaurante donde es posible, a media tarde, reponer fuerzas degustando unas rodajas de pan tumaca acompañadas de un buen vino.


Si el apetito persiste, La Boella –en el término de Salou- es el lugar idóneo para conjugar las excelencias gastronómicas y la magia que debe acompañar toda cena que se precie.


Situado a diez minutos de Tarragona, pero lejos de todo bullicio, La Boella es un resort muy especial ubicado entre 110 hectáreas de olivos y 6.500 metros cuadrados de jardines. Su restaurante emplea productos kilómetro cero y se encuentra situado en una masía del siglo XII, que se completa con 13 suits dotadas de todo detalle.


De regreso al hotel, si a pesar de estar de vacaciones el ritmo de la jornada ha sido duro, el Grand Palais de La Pineda ofrece un increíble spa y un circuito termal que bien puede finalizar en la sauna mentolada.  Si aún así, precisamos de un masaje reparador ya sea estilo japonés u otomano… será preciso solicitar que nos abran las Puertas del Cielo… existen y están ahí, en el Grand Palais de La Pineda./Javi Muro

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