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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

'El domador de leones'

Camilla Läckberg recrea un nuevo caso para la escritora Erika Falck y el policía Patrik Hedström

No sé explicar muy bien qué tienen los libros de Camilla Läckberg que, en cuanto sale uno, me siento arrastrada irremediablemente a leerlo. Dejo cualquier otro que tenga en ese momento entre manos y me pongo de lleno con lo nuevo de la sueca. Es algo que pocas novelas consiguen. Normalmente soy muy cabezota y libro que empiezo, libro que no interrumpo y acabo, pero con la saga Fjällbacka o Los crímenes de Fjällbacka es distinto.


Mucho tiene que ver en esta actitud mía el lenguaje sencillo, pero cargado de intención, de la sueca, al igual que la estructura que suele utilizar. Los dos relatos paralelos, el pasado y el presente, grandes protagonistas siempre que finalmente se vuelven uno, me parecen un gran acierto que funciona muy bien. Crea curiosidad y da las pistas o detalles necesarios para que el lector siga adelante sin aburrirse o decaer en la lectura, siempre con ganas de más. Y por supuesto, esa forma de narrar sirve para cerrar el círculo que se abre en cada nuevo misterio. Nunca quedan flecos sueltos a no ser que la autora así lo quiera y nos invite con ello a indagar e investigar en su próxima novela.


'El domador de leones' sería la novena entrega de esta saga protagonizada por la escritora Erika Falck y el policía Patrik Hedström y coincido con la frase promocional que han lanzado desde la editorial. Es la novela más oscura de la sueca.


Es enero en Fjällbacka y hace un frío polar. Una joven medio desnuda deambula por el bosque nevado y llega a la carretera. Allí, un coche aparece de la nada y no tiene tiempo de esquivarla. Cuando Patrik y su equipo reciben la llamada sobre el accidente, la chica ya ha sido identificada. Se trata de una adolescente que desapareció cuatro meses antes y desde entonces no se ha sabido nada de ella. Su cuerpo tiene marcas de atrocidades inimaginables, y es posible que no sea la única ni la última víctima de su agresor.


Al mismo tiempo, Erica investiga una vieja y atroz tragedia familiar ocurrida años atrás en Fjällbacka que acabó con la muerte de un hombre. Erica sospecha que la esposa oculta algo terrible y teme que el pasado proyecte su alargada sombra sobre el presente.


Como os decía al principio de la reseña, las novelas de Läckberg son, desde mi punto de vista, adictivas. Puedes leerlas todas seguidas, sin pestañear y no te aburrirás. Hay algunas mejores que otras, y El domador de leones es una buena novela. Entretenida, intrigante y que mantiene la tensión sin decaer. Cuenta, además, con giros inesperados en el desenlace de la historia, algo habitual en las últimas novelas de la sueca, que te dejará ese gustillo de lectura acertada y bien hecha al finalizar el libro. Y con ganas de más.

 

Muchos consideran que Läckberg es algo cursi escribiendo, y sí, podría ser, pero esa forma de narrar tan característica, teniendo en cuenta que se habla de crímenes muchas veces horrendos, es lo que yo creo que hace que las novelas sean tan especiales. Crímenes envueltos en normalidad cotidiana.
  A veces, al leer las novelas de Fjällbacka, me acuerdo de Jessica Fletcher en Se ha escrito un crimen, una escritora que allá donde iba, se topaba con un misterio o un asesinato que resolver. Salvando las diferencias, se dan un aire. Läckber nos invita en cada libro a averiguar, si podemos, quién es el culpable. Nos da pistas y nos pone en el tablero de juego. Algunos hechos son fáciles de adivinar e imaginar, pero otros, ahí es donde creo que la autora juega bien sus cartas, nos descolocan y sorprenden, obligándonos a seguir leyendo para averiguar la verdad.


Al margen de la estructura, el lenguaje o la historia en sí, quiero compartir con vosotros un dato que os va a resultar muy curioso, pero que me ha llamado mucho la atención. Tiene que ver con la gastronomía. Y es que hay muchísimas alusiones a los bollos de canela. Se pasan media novela comiendo bollos. Normalmente, Läckberg suele hablar de comida en sus libros, pero lo de los bollos en El domador de leones, es exagerado. Tanto bollo por aquí y por allí, me ha obligado a buscar alguna receta del manjar en cuestión y, en cuanto pueda, me voy a poner a hacer bollos de canela. Qué hambre me entraba cada vez que alguno de los personajes sacaba un bollo. No la leáis con el estómago vacío.


Dejando los bollos al margen, os recomiendo la novela. Es buena, entretenida, con una historia que engancha, y está muy bien estructurada y narrada. Creo que os gustará./Verónica García Peña autora de 'De cómo Feliciano San Feliz quiso matar a sus vecinos'



Autor: Verónica García Peña

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