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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

'El último lapón'

Novela negra de la mano del periodista francés Oliver Truc

El último lapón, del periodista Olivier Truc, es un thriller policíaco curioso, diferente y singular que se aleja mucho de la novela negra escandinava a la que nos hemos acostumbrado. Y digo escandinava no por el autor, que es francés, sino por el lugar en el que se desarrolla la acción: la Laponia central. Truc tiene una gran relación con los países nórdicos. Lleva afincado en Estocolmo desde 1994 y es corresponsal de Le Monde y del semanario Le Point para los Países Bálticos.


Los amantes de la novela negra de fácil lectura, rápida acción y cómoda resolución de crímenes, quizá se decepcionen con esta obra, pues no tiene nada que ver con eso. Es una novela dura que hay que leer con calma donde los abrumadores paisajes de Laponia te invadirán por completo. La acción transcurre de un modo más calmado y sereno. Tal vez acorde con la forma de vida de las gentes del lugar donde el sol es un milagro que se celebra y el intenso frío hace que la vida por esos lares sea cuanto menos complicada, dura y áspera.


Con ésta, su primera novela, antes había publicado dos libros de reportajes, Truc fue ganador del premio de los lectores Quai du Polar 2013 y el Prix Mystère de la Critique 2013.


La novela arranca en Kautokeino, Laponia central, un 10 de enero, último día de noche polar. Todos sus habitantes están emocionados porque el sol, desaparecido durante cuarenta días, volverá a brillar de nuevo. Pero de pronto, el pueblo se ve conmocionado por la desaparición de un tambor sami, un misterioso objeto que permitía a los chamanes comunicarse con los muertos.


El robo del tambor crea una gran agitación y hace aflorar viejas rencillas entre los habitantes samis, los componentes de un grupo de extrema derecha y los fundamentalistas religiosos que consideran la antigua religión sami poco menos que satánica. Al mismo tiempo, aparece el cadáver mutilado de un ganadero lapón en medio de la tundra que no hace sino complicar la situación.


Pronto tendrá lugar en la región una importante conferencia de la ONU y las presiones para resolver los casos aumentan. Es primordial que se zanjen de manera rápida y eficaz, alejando posibles conflictos entre los distintos habitantes de la zona.


Las presiones harán que Klemet Nango y Nina Nansen, miembros del cuerpo de policía especial de los renos, que por lo normal no se ocupan de casos así, también formen parte de la investigación, aunque nadie en Kautokeino parece querer ayudarles. La resolución de los casos será larga, en condiciones muy duras, y les revelará hechos mucho más sombríos de lo que podían imaginar.


La novela tiene un comienzo brillante, de esos que te obligan a seguir leyendo y crean curiosidad, y un final soberbio. No os voy a decir nada más del final, pero ha merecido la pena leer todas sus páginas, incluso aquellas que se pueden hacer más pesadas y en las que acabas un poquito harto de tanto reno, tanta nieve y tanto frío.


En la novela, escrita con un lenguaje muy rico y fluido, claro y sin ningún tipo de dramatismo, no sólo encontraremos un crimen y una desaparición que investigar, también una dura crítica social al modo en el que los países nórdicos, concretamente Suecia, Noruega y Finlandia, colonizaron Laponia y oprimieron a los samis, considerado el último pueblo aborigen de Europa. Un historia que poco se conoce, por lo menos en España, muy alejada de la idea de países civilizados, súper civilizados, que tenemos de ellos.


De igual modo, El último lapón, al margen de contar con una trama interesante, entretenida y muy bien llevada, sirve como clase magistral de historia y geografía de una Laponia totalmente desconocida. Yo no sabía que estaba dividida entre Noruega, Suecia y Finlandia. Tampoco de las tensiones existentes entre los lapones o samis y el resto de la población o del papel de esta minoría en la política báltica.


Algo que también ha llamado mucho mi atención porque lo ignoraba por completo, es la existencia en el lugar de religiones tan fundamentalistas y radicales, a mí me lo parece y me recuerdan a los amish estadounidenses, como el Laestadianismo, que además, fue fundado en la Laponia sueca.


Y qué decir del modo de vida de los pastores lapones, antes nómadas. Asombrada me he quedado de que alguien, un ser humando, pueda sobrevivir en un lugar tan rudo, salvaje y tirano. Aunque debo reconocer que de indudable belleza, hipnótico y hermoso.


La verdad es que he aprendido mucho sobre Laponia, sus costumbres, sus gentes, su política, etc. Por eso también decía al principio que no se trata de la típica novela negra. Y me he divertido. ¿Qué más se puede pedir?/Verónica García Peña autora de 'De cómo Feliciano San Feliz quiso matar a sus vecinos'

Os dejo el booktrailer.



Autor: Verónica García Peña

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