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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

'Las trampas del afecto', auténtico género negro nórdico de la mano de Mari Jundgstedt

Ya sabéis que adoro las sagas nórdicas, así que no podía perderme la nueva entrega de la célebre serie Gotland de la sueca Mari Jungstedt, una de las escritoras más populares de novela negra sueca: 'Las trampas del afecto'.

 

La serie cuenta ya con doce entregas que son, en orden, las siguientes: 'Nadie lo ha visto', 'Nadie lo ha oído', 'Nadie lo conoce', 'El arte del asesino', 'Un inquietante amanecer', 'La falsa sonrisa', 'Doble silencio', 'Un juego peligroso', 'La cuarta víctima', 'El último acto', 'No estás sola' y 'Las trampas del afecto' (de la que hoy hablaremos). Todas ellas las encontraréis en la colección Maeva Noir de la editorial Maeva.

 

En 'Las trampas del afecto', Jungstedt nos traslada de nuevo a la isla de Gotland donde la venta de una propiedad de gran valor da lugar a disputas familiares y Suecia se convierte en el móvil de un asesinato.

Tras la muerte del señor Ramberg, sus hijos Julia, Maria y Daniel heredan la propiedad de una granja construida en el siglo XVII que forma parte del patrimonio histórico de Gotland. Maria desea salir de un matrimonio infeliz con un marido alcohólico y Daniel tiene una gran deuda de juego que debe saldar cuanto antes. De modo que contratan los servicios de la agencia inmobiliaria donde trabaja Sanna Widding, cuyo cuerpo sin vida aparece al día siguiente en un pantano. El inspector de policía  Anders Knutas investiga el caso junto a su colega, Karin Jacobsson. Pronto varios intentos de asesinato ponen en peligro a otros habitantes de la isla, y todos tienen algo en común: el deseo de vender la prestigiosa granja de Gotland.

 

'Las trampas del afecto' arranca con fuerza, como una novela negra sueca en toda regla y es muy Jungstedt. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que la autora hace gala de sus mejores armas para enganchar al lector desde el principio que son: violencia bien medida, secretos pasados de esos que pesan tanto que parecen losas, frases cortas y concisas, sin artificios (eso allana la lectura y la comprensión del texto), y capítulos muy cortos. Esas son sus señas de identidad y lo que convierte sus novelas en obras ágiles, adictivas y muy entretenidas. Yo, de verdad os lo digo, disfruto muchos con esta saga. Me gusta su sencillez. Es viva, amable y está bien armada, lo que en series tan largas se agradece.

 

La historia de 'Las trampas del afecto' es más complicada en relación a sus antecesoras, con un mayor número de personajes lo que significa más subtramas de mayor hondura y, por lo tanto, más entretenimiento. Una novela de misterio en la que penetra con tesón la oscuridad del mal, la perdida mal entendida y el amor llevado al extremo que envuelve y ahoga a unos personajes muy grises, lo que es de agradecer porque ¿no estáis un poco cansados de esos protagonistas tan blancos o tan negros? ¿Tan buenos o tan malos? Prefiero los grises con muchas aristas donde el bien y el mal, en ocasiones, no está tan claro. Personajes, en realidad, más humanos. Además, esa humanidad es la que luego hace verosímiles las historias que ocurren en Gotland. Eso me ha gustado.

 

'Las trampas del afecto', como os decía, se lee casi del tirón gracias a un lenguaje sencillo, capítulos cortos y abundantes diálogos que facilitan una rápida lectura. En esta entrega, al igual que sucedía en la anterior, los policías investigadores pierden cierto protagonismo para cedérselo a las víctimas y al asesino. Bien hecho porque los cambios estructurales siempre son buenos en sagas largas para no cansar al lector. Además, esta historia, más compleja, lo pedía. En definitiva, un libro perfecto para los amantes de la novela negra nórdica y del misterio. Y para los que adoramos las sagas de los países fríos del Norte./Verónica García Peña. Su última novela es 'La isla de las musas'



Autor: Verónica García Peña

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