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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

'Sarajevo, diarios de la guerra de Bosnia'

Leemos para olvidar. Cada vez que los medios repiten que Europa ‘vive’ la mayor crisis de refugiados desde la IIGM no dicen la verdad. No mienten, no ocultan la verdad, simplemente han olvidado la ‘limpieza étnica’ que ocupó sus titulares hace 24 años. Aprendemos para olvidar, olvidar la impotencia torpe de las instituciones de la Unión Europea, su lentitud, su egoísmo, que cada generación de jóvenes europeos parece obligada a descubrir. La guerra de Yugoslavia desveló la altura real de esos líderes que hoy algunos añoran. Europa fue incapaz de detener una guerra que asoló el corazón de los Balcanes y obligó a 2,7 millones de europeos a abandonar sus hogares.

 

Sarajevo forma parte de mi educación política y periodística”, escribe Alfonso Armada al final de ‘Sarajevo’, libro híbrido – mitad diario, mitad crónicas – que nos lleva al cerco que sufrió la ciudad durante casi cuatro años. Armada llega por primera vez a la capital bosnia el miércoles 26 de agosto de 1992. Sarajevo está cercada desde abril por las tropas serbias. Los sitiadores tienen tanques, artillería, morteros, un ejército regular, pero son incapaces de tomar la ciudad. Frustrados, se dedicarán durante casi cuatro años a destruir Sarajevo a cañonazos, a matar a sus habitantes de hambre y frío, a cazar a hombres, mujeres y niños con francotiradores, convirtiendo el cruce de una avenida en el sorteo de un viaje a la muerte.
Armada teme el proyectil que puede caer del cielo en cualquier momento, la bala con su nombre que el francotirador disparará a la vuelta de la esquina. Como la que el 17 de mayo de 1992 mató al primer periodista extranjero que falleció en la guerra de Bosnia, el fotógrafo Jordi Pujol Puente, del diario ‘Avui’. 18 periodistas más morirán antes de que acabe la guerra. “El miedo de los otros oculta mi propio miedo”, anota en el primero de los tres diarios, uno por cada viaje a “la capital de la vergüenza de Europa”: el genocidio de Srbrenica aún no ocurrido. En Sarajevo, cumple Alfonso Armada 34 años. En Sarajevo, conoce a un fotógrafo que se convertirá en uno de sus mejores amigos: Gervasio Sánchez. En Sarajevo, intenta descubrir “¿cómo escribir de la guerra sin mancharse las manos, pero implicando el corazón?


De vez en cuando, la referencia a una hoja de un árbol guardada entre sus páginas nos recuerda que estos cuadernos se pudieron oler y tocar. En ellos, y no en sus crónicas, encuentro la mejor metáfora del sitio. “La ciudad no ha sido reducida a escombros. Es como si un pájaro monstruoso se dedicara a picotear los edificios, los quioscos, las alamedas, los monumentos, los cementerios y la nuca y las extremidades de los transeúntes. Es una destrucción lenta,  minuciosa. No es que los habitantes de Sarajevo se acostumbren al horror, sino que lo sobreviven”. Armada convive con ellos horas, días, e inmortaliza en las crónicas que envía a su diario el momento que viven. Sólo a través de sus vidas es posible que el lector comprenda esa mentira que se repite en Madrid, Berlín, París… que todos son responsables de la guerra.


Y así, nos descubre la vitalidad de Edo, el niño que como los chavales de ‘Esperanza y gloria’ reina en un laberinto de ruinas, aunque esta vez el escenario no sean los suburbios del Londres de la IIGM sino lo que queda de la biblioteca de Sarajevo. La frágil fortaleza de Gabriela, que casi nació con la IGM, vivió la IIGM y sufre ahora el asedio, su tercera y más terrible guerra. La dignidad de Leila, una de las miles de mujeres bosnias violadas durante la guerra. La valentía feliz de Haris Basic, su chófer, que convierte la celebración de su 42 cumpleaños en una reivindicación de un Sarajevo donde no importaba que fueses serbio, croata, musulmán o judío. La vileza de Borko y Ferdo, los bandidos croatas que asaltan a Armada y Sánchez y les roban el coche a punta de Kaláshnikov y pistola.

 

¿Qué Armada es más real? ¿El escritor perpetuo que se confiesa cada noche ante la hoja de su libreta o el que nos cuenta a través de este puñado de historias personales cómo Sarajevo vive y muere cada día? Defraudado por el periodismo, maltratado por los jefes de su periódico – “mi empresa es un animal sin alma” -, el corresponsal de guerra que quiere ser dramaturgo se pregunta una y otra vez por el valor de sus crónicas. Leídas hoy, más de veinte años después, siguen latiendo. Armada podía haber escrito un libro sobre la ciudad a partir de ellas y de sus diarios, ocultando sus inseguridades y sus miedos. Por el contrario, nos deja acceder directamente al corazón del hombre que fue y la confesión de su debilidad solo refuerza la necesidad de los ‘héroes inexistentes’, que diría Ramón Lobo. Espero que septiembre sea todavía su mes preferido./Joaquín Armada desde 'Después del Hipopótamo'
* ‘Sarajevo, diarios de la guerra de Bosnia’. Alfonso Armada. Malpaso. Barcelona, 2015. 208 páginas, 17,50 euros.


* Pd: Todas las fotografías son de Gervasio Sánchez, excepto la última, que pertenece a Corina Arranz. Sí, los cuadernos están en la red, en las páginas de Fronterad, la original revista que capitanea Armada desde hace varios años. Sí, las crónicas, también, pero solo este libro tan bien editado ofrece una lectura combinada de ambos. Y lleva, como los buenos libros, a otros libros. Aquí van algunos títulos que aparecen en ‘Sarajevo’ y que Armada nos hace sentir la necesidad de leer:


‘Postales desde la tumba’, de Emir Suljagic, superviviente de la matanza de Srebrenica.

 

‘Un puente sobre el Drina’, el clásico del Nobel Ivo Andric.

 

‘La hija del Este’, de Clara Usón, autora del prólogo de ‘Sarajevo’

 

Y ‘Sarajevo’, el poemario de Izet Sarajlic



Autor: Joaquín Armada

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