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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

Cultura u onanismo

Es muy difícil hablar de cultura sin tener definido el concepto. Pocos términos son tan dados a diferentes interpretaciones como este. Acotar con palabras el significado de cultura es cómo clavar un merengue en una pared. Históricamente se ha entendido, o mejor dicho, hecho entender que la cultura (concepto francés) es algo procedente del 'cultivo' del espíritu o de la creatividad individual, algo asequible por todos pero procedente de unos pocos (burguesía). La concepción antropológica de la cultura dónde 'todo es cultura' se enfrenta a la anterior pero no parece que este concepto nos sirva para gestionar nada o hacer ningún tipo de política sobre esta acepción.

 

Por ejemplo, ¿un cuadro de Botticelli es cultura? ¿Es cultura el Duomo de Florencia? ¿Es cultura el manuscrito de Cervantes del Quijote? 

 

Esta visión contradice otra más clásica, más cercana al 'habitus' que pondera cómo cultural todo lo patrimonial (entendiendo por patrimonial lo tangible y lo inmaterial) .Cuando hablamos del 'habitus' cultural hablamos de raíces y pertenencias hablamos de cultura desde lo tradicional y desde la relación de los individuos con ese 'habitus'. 

La cuestión 'patrimonial' entendida desde su etimología, sólo entorpece, desde mi punto de vista, un concepto más libre e individual de la cultura. Patrimonio (Universal, nacional, local o individual) Museo, y todas las 'tecas' (biblio, pino, disco…) aunque contenedores de estímulos culturales en su mayoría, no son más que reflejos ancestrales de un ser humano cazador, recolector, coleccionista y territorial. 

 

La relación de un individuo con su habitus, la forma de reaccionar a este, es algo que se debate entre lo impuesto y lo elegido. Si el habitus influye inevitablemente en nuestro 'gusto' o criterio individual, ya no somos libres. Pero, por otra parte, sin habitus no hay contraste: tan simple cómo que para renunciar al habitus, para cambiar, hace falta pertenecer a uno en primer lugar. Parece haber más consenso hoy en día entre los trabajadores y gestores de la cultura en cuanto a la naturaleza cambiante, necesariamente cambiante, de lo que entendemos por cultura hoy. Y este es otro concepto determinante: hoy. Ni el ayer ni el mañana pueden determinar nuestra acción cultural hoy. 

 

Sea cómo estiércol (materia de deshecho/pasado) que abona lo nuevo, o cómo la hoja del arado, herramienta que remueve la tierra (lo estático) la cultura es o debería ser evolución. Pero más que cómo materia (estado) o herramienta, como acción. 

 

Yo mismo caigo en mi propia trampa al teorizar y definir lo que creo que debería ser cultura hoy, por qué ya estoy dogmatizando y acotando. Y lo hago desde el intento de desapego a mi habitus, desde un lugar privilegiado, 'civilizado' en el peor de los sentidos.             

 

Cuestionado ya el postmodernismo de la sociedad civil cómo antítesis de las grandes narrativas como las de la política o la religión es, cuanto menos, complicado gestionar cultura y hacer políticas culturales que ahonden en la acción individual, en la evolución que lleva al desarrollo. ¿Cuál sería el punto de partida? Yo ya no puedo entender por cultura La Gioconda, El Renacimiento Leonardo Da Vinci o Italia. Sino la emoción de una contemplación libre de prejuicios, pero esto es una utopía, porqué para ello necesitaríamos abstraernos de conceptos cómo Patria, Historia, Civilización o Arte.  

 

Leyendo cualquier definición actual de cultura, entendemos claramente que aún hoy hay gran variedad de acepciones en las que cultura se confunde con 'culturas' (civilizaciones) y que quizás los árboles no nos dejan ver el bosque. 

 

Cómo sucede con la evolución de las religiones, dónde se hace “verdad” del símbolo didáctico, algo parecido ocurre en la 'cosificación' de lo cultural: Se consumen productos culturales, la gente paga una entrada a un museo, y entiende el propio edificio y la obra expuesta cómo 'cultura'. Todos los conceptos arraigados en su ser ( civilización, historia, arte, colectividad, patrimonio) le llevan inexorablemente a sacralizar el objeto, dejando de lado la sensación de placer individual que le puede proporcionar el acto cultural, su reacción única y carente de constricciones. Esa 'reacción' pura, ese onanismo culpabilizado desde la cuna. Eso es cultura./César Lorenzo



Autor: César Lorenzo

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