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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

La generación Z pasa del fútbol

El 40 por ciento de los jóvenes entre 18 y 24 años no tienen ningún interés en el denominado deporte rey. El fútbol ya no es el mismo imán que hace unas décadas para uno de los colectivos poblacionales que más interesa, no sólo a la industria del fútbol, sino a múltiples disciplinas. 

 

El mundo de los toros o el sector del vino, por citar alguno, han desarrollado internadas estratégicas entre los jóvenes con el objetivo de hacerse con los favores de un colectivo que empieza a consumir y que destinan buena parte de su potencial económico, sea amplio o escaso, a actividades de ocio. 

 

Este desinterés por el fútbol supone una realidad que ni se la escapa a la Asociación Europea de Clubes, quien es consciente de tan negra realidad para un negocio que vive de sus fans, ni al propio presidente del Real Madrid, quien estos días justificaba la creación de una Superliga de equipos mastodónticos para, entre otras cuestiones, recuperar aquél imán juvenil que un día fue el fútbol.

 

Pero el tema se pone más serio si cabe cuando en los mismos estudios se escucha a jóvenes futbolistas alegar que ver fútbol en televisión es sencillamente aburrido y que existen otros mundos en los que sumergirse.

 

Otros imanes como las redes sociales, el cine o las series a través de plataformas de VOD tipo Netflix o Prime, o los E-sports.

 

Dicho de otra forma, la Generación Z, nacidos entre 1996 y 2021, los mayores consumidores de contenido digital, le está dando la espalda a una industria que históricamente no ha tenido que realizar vastos esfuerzos para captar su interés.

 

En el lado opuesto del estudio, surge otro 41% que afirma seguir su deporte favorito por televisión, un porcentaje significativamente inferior al que reflejaban sus generaciones precedentes.

 

Sin embargo, y a pesar de que el dato no se presenta del todo negativo, una inmensa mayoría de los Gen Z que si ve su deporte en televisión, lo hace con dos o tres pantallas al unísono: Videojuegos en el ordenador mientras en la tele marca Ronaldo; Redes Sociales en el móvil mientras Messi regatea a siete, por lo menos; Videojuegos en el ordenador y Redes Sociales en el móvil mientras Ramos declara su amor blanco por enésima vez y Piqué revoluciona las Redes a golpe de tuits.

 

Un maremágnum de ociosas obligaciones que dispersan los gustos y alejan a los jóvenes del visionado de fútbol. 

 

Algo que, desde luego, no pasaba con Santillana, Maradona o Quini. 

 

Que los tiempos han cambiado resulta de una pomposa obviedad; Que los clubes de fútbol deben mover ficha si quieren reconquistar el corazón y la pasión de los Z también.

 

En este sentido, quizá, uno de los pasos más firmes lo ha dado el Olympique de Marsella, quién se ha integrado en la plataforma Twich, desde donde retransmitió sus partidos de pretemporada. El club francés está presente también en los E-sports, participa en torneos del propular Fortnite e incluso ha creado un sello de música urbana. Todo, por estar muy cerca de sus jóvenes fans conscientes de que se juegan millones y millones de monedas.

 

En cualquier caso, convertirse en el más potente imán capaz de atraer los gustos de los Gen Z se está convirtiendo en todo un reto para publicistas, marketeros y estrategas en general ya que se enfrentan a un colectivo tan potencial y estratégico como volátil en aficiones, ocio y gustos.

 

En lo que sí parecen coincidir los que manejan los hilos, es que el fútbol ya no es tan Rey. Su trono queda resquebrajado a merced de múltiples opciones por donde se dispersa uno de sus principales objetivos.

 

Todo ello desde una perspectiva del fútbol más económica que deportiva, en la que uno de los gigantes industriales a nivel mundial da por perdida a casi toda una generación. 

 

Pero si el análisis se traslada a una perspectiva más terrenal, más humana e incluso más cultural, ¿qué problema hay en que los jóvenes pasen de ver fútbol?/Roberto Muro



Autor: Roberto Orío

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