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{ENTREVISTAS}

'Al realizar una fotografía busco que transmita emociones'

Raquel Benito expone dentro del Programa Abierto de la UPL y del festival 'Mujeres en el Arte'

Las gafas de vista cansada de la bisabuela tienen los cristales empapados del polvo de una decena de añadas. Durante un tiempo las recuperó el abuelo y las utilizaba cuando necesitaba hacer cuentas en algunos de sus papeles. Ahora descansan en el interior de la fotografía de Raquel Benito Olarte, junto a la cubertería en plena rebelión -los tenederos con las cucharas y viceversa, mientras los cuchillos se han dado a la fuga-, o las botas que se mantienen firmes sobre el desierto que tiempo ha generado sobre la mesa. Para Raquel la fotografía es una necesidad y en 'Felicidad', la exposición que acoge la Sala Caja Rioja Gran Vía dentro del Programa Abierto de la Universidad Popular de Logroño e integrada en el festival 'Mujeres en el Arte en La Rioja', ha retratado la casa familiar, ya abandonada, y los objetos que aún residen allí. Habla el escritor Julio Llamazares en el texto que acompaña a las imágenes de la fotógrafa riojana de tiempo detenido. La gente que allí vivía de repente decidió irse y dejó todo como estaba un instante ante. "Se oye el murmullo inaudible pero imaginable de todos estos objetos que se quedaron huérfanos; objetos que continúan fieles a sus dueños clamando por su regreso".

 

La batidora y el marcho del que ha huido la foto, la carta que anuncia la inminente boda, las camisas a la espera de próximo domingo, las botellas de Gaseosa La Riojana que hacen fila para ser rellenadas con agua del grifo, la plancha sobre el altillo que parece haber pretado su calor a la pared contingua, la jaula sobre la mesa camilla a tan sólo un paso de la imagen de la Virgen que inclinada se funde con el papel pintado de las paredes. Colores vivos que recorren cada estancia. Las ventanas y puertas entreabiertas juegan a ser máquina del tiempo.

 


SPOONFUL.- ‘Felicidad’… es un título muy optimista, ¿no?

Sí, pero creo que al observar la exposición y ver las fotografías se comprueba que no es precisamente lo que reflejan. El título tiene que ver con el inicio en sí del proyecto fotográfico. Mi familia tiene una casa que está deshabitada hace muchos años en Alberite. De pequeña iba mucho allí porque mi abuelo tenía una huerta. Ahora, hacía mucho tiempo que no la visitaba. Creo que fue en 2009 cuan comencé a realizar las fotografías de la casa. Le dije a mi madre que quería visitar la casa. En aquel momento no teníamos ni siquiera las llaves. Cuando las conseguimos a través de mi tía subí al pueblo y fui a la casa. La primera imagen que vi nada más entrar en la casa fue un adorno de Navidad de espumillón colgado de una puerta en el que se debía leerse ‘Felicidades’, pero al que se le habían caído las dos últimas letras. Se leía ‘Felicidad’. Me pareció bonito y llamativo que un lugar que ahora lo que menos transmite es felicidad el mensaje con el que te recibía la casa fuera ese.


S.- Ahí comienza la serie de fotografías que ahora componen ‘Felicidad’…

Sí, después de aquel día he visitado la casa muchas veces más. Empecé a tomar imágenes en 2009, pero las últimas las he realizado este año. Ha sido un trabajo realizado a lo largo de mucho tiempo. Algunas de las fotografías las había realizado tres años atrás y las he repetido hace unos meses porque no me gustaban o técnicamente no eran lo que buscaba. Les he dado muchas vueltas. Este año decidí que tenía que poner punto final a este proyecto.


S.- Apunta el catálogo del festival ‘Mujeres en el Arte’ que en ‘Felicidad’ indagas en la identidad familiar.

Ha sido una mezcla de sentimientos. Al realizar las fotografías lo que trataba era de aislar los objetos de la anécdota y del contexto en el que se encontraban y buscar una especie de pintura. Son fotografías que las percibo como poéticas, como pictóricas. Pero al mismo tiempo era difícil abstraerse de que las cosas que estaba retratando pertenecían a mi familia y las reconocía de cuando yo era pequeña y visitaba esa casa. Trataba por eso de abstraerlos del contexto y crear un nuevo mundo pictórico.
S.- Una tarea complicada en una casa que albergado a diferentes generaciones de una familia…

La casa ha tenido diferentes etapas. Era la casa de mis bisabuelos; a él no lo conocí y a ella sí pero ya no vivía esa casa porque se encuentra a las afueras del pueblo. Mi madre sí que tiene muchísimos recuerdos de la casa y de sus abuelos a los que adoraba. La felicidad verdadera en esa casa la vivió mi madre. Mi relación de felicidad con la casa es diferente. Mi abuelo aunque ya no vivía en ella sino en el pueblo bajaba todos los días a trabajar en la huerta y a cuidar a las vacas que tenía. Todos los días de su vida hasta que ya no pudo desplazarse porque el cuerpo no se lo permitía acudía a la huerta. Mis recuerdos son de ir a ver a mi abuelo y a la casa subíamos muchas veces a jugar. Hay objetos como una batidora o una macetita de plástico que recuerdo, pero es un recuerdo de habitaciones ya vacías y dehabitadas. Mi madre al contemplar las fotografías se emocionó muchísimo. Creo que las imágenes transmiten una sensación de tiempo detenido, de cierta melancolía.


S.- Las cosas claman por sus dueños dice Julio Llamazares.

Sí, es como si los objetos permanecen en el lugar esperando a que sus dueños regresen.

 

S.- …porque los objetos cuentan cosas, ¿no?

Sí, además a mí me cuentan una cosa porque los conozco, pero cuentan cosas diferentes a cada persona que los observa. Además, encontré una caja metálica que contenía un montón de papeles: facturas, resguardos de pagos y cartas. En la exposición he mostrado algunos de estos documentos., algunos recibos y una carta de una sobrina invitando a mi abuelo a su boda.
S.- ¿Fotografías emociones?

Cuando realizo una fotografía es lo que busco, que transmita, que haga sentir algo. En el caso de la serie ‘Felicidad’ quizá lo que transmiten es melancolía.


S.- ¿Qué es para ti la fotografía?

Cuando fotografío algo persigo la estética, la belleza, que tenga una composición agradable, pero que al mismo tiempo transmita emoción. Si algo no me dice nada no lo voy a fotografiar. Retrato aquello que me provoca una sensación.


S.- ¿Por qué eres fotógrafa?

Soy química y trabajo en un laboratorio de pinturas. La empresa convocó un concurso de fotografía y lo gané. Me quedé un día allí a la hora de comer y realicé un montón de fotos por la fábrica. Las presenté al concurso y gané. Como me acababa de comprar una cámara –entonces comenzaba la fotografía digital- no quería tener otra cámara igual que era en lo que consistía el premio. Así que pregunté si me podían dar un vale y yo lo destinaba a comprar una réflex. Así fue. Con la réflex comencé a realizar cursos en la Universidad Popular y en la Casa de la Imagen. Y ya nunca he dejado la fotografía.


S.- ¿Y tienes referentes, otros fotógrafos que te gusten?

Pues sucede igual que con mi fotografía que es variopinta. Los fotógrafos y fotógrafas que me gustan tienen estilos muy diversos. Por ejemplo, Pentti Sammallahti, Stephen Shore, William Eggleston o Ferran Freixa.


S.- Hablas de la fotografía como una necesidad. Hay quien dice que realizar fotografías cambia la visión que uno tiene del mundo…

La mía ha cambiado totalmente. La fotografía a mí me ha cambiado la vida, antes es que no miraba nada cuando caminaba por la calle. Ahora me fijo hasta en un papel que hay en el suelo. Además, la fotografía me ha abierto mucho la mente. He tenido diferentes aficiones, pero al fotografía es la única que ha calado tanto que creo que es para siempre.



Autor: Javier Muro

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