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{ENTREVISTAS}

'Antes en los periódicos el criterio principal era el lector, ahora ha quedado relegado, me da que hay otros intereses'

César Lucas, fotoperiodista y participe en la creación de El Pais, recibe la insignia de Oro de AiG

César Lucas (Ávila, 1941es fotógrafo, fotoperiodista en concreto. Así se define ya que asegura haber realizado fotografías sólo para medios de comunicación. Con tan sólo 16 años trabajó en una incipiente agencia Europa Press. Después en el Diario Pueblo. Participó en la creación de El País, un proyecto que le apasionó de tal manera que dio calabazas al mismísimo Julio Iglesias cuando le propuso trasladarse con él a Estados Unidos para ser responsable de su imagen. Fichó por Interviú para ser el responsable del equipo de fotografía y vivió los desajustes de una sociedad que evolucionaba hacia el progreso sin que nadie la pudiera detener, mientras aún coleaba cierto conservadurismo que calificaba la publicación de pornográfica. A su experiencia como fotoperiodista sumó los reportajes para la revista Viajar, cuarenta y cinco países contados, por César Lucas siempre cuenta con sus imágenes, a través de sus cámaras. Ahora, la Asociación de Informadores Gráficos de La Rioja le ha concedido la Insignia de Oro en reconocimiento a carrera y trabajo fotográficoSigue viendo mucha fotografía y encuentra cosas que le sorprenden, aunque menos de las que le gustaría, asegura./Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Por qué eres fotógrafo? ¿Qué te lleva a la fotografía?

Me cuesta trabajo explicarlos porque en mi familia no había ningún antecedente. Sí había por casa una cámara antigua que había usado mi padre; sabía que estaba por allí, pero nada más. Coincidía cuando tenían catorce, quince años, con algún amigo que era un poco mayor que yo que tenía un laboratorio en su casa -conocía a sus hermanas y hermanos- y cuando iba a su casa me enseñaba. Nunca había visto como funcionaba un laboratorio fotográfico. Veía como colocaba extraía el negativo, la luz roja, la ampliadora, el papel que luego depositaba en una cubeta… así me introdujo en la fotografía, me fascinaba. Le dije, me tienes que enseñar. Un día me dejó una cámara para que hiciera alguna foto. Así comencé.

 

S.- Y de ahí a la fotografía como profesión…

Cuando tenía dieciséis años, se abrió una agencia, Europa Press, que a parte de un par de fotógrafos que tenía de nivel, de un buen nivel, querían un chico joven que empezara, que ellos ya se encargarían de adiestrarme un poco más. Y así comencé a trabajar. Esos fueron mis primeros pasos. Donde ya me sentí fotógrafo, donde ya me estalló todo, fue en el Diario Pueblo. Al principio, cuando los fotógrafos de plantilla del diario estaban de viaje llamaban a la agencia para que les cubriera algunos de los temas que iban a publicar. Al poco tiempo, me ofrecieron formar parte del Diario Pueblo y fue entonces cuando dejé Europa Press y empecé a trabajar en el periódico. Fue entonces cuando comencé a salir a la calle a fotografiar la actualidad, los personajes, otro tipo diferente de periodismo al que se hacía entonces en la agencia, que tenía que ver más con actos. La dinámica que encontré en Pueblo ya era otra cosa… y hasta ahora.

 

S.- Tu primer contacto con la fotografía fue prácticamente directo con el fotoperiodismo, ¿no?

Sí, sí, así fue. Nunca he hecho fotos para presentarme en un concurso o para colgarlas en mi casa. Todo el trabajo que he realizado ha tenido que ver con medios de comunicación. Eso sí, de diferente tipo. Un periódico de una época como Pueblo, El País, agencia de prensa en la que trabajaba sobre todo para otras agencias internacionales, la revista Interviú, la revista Viajar. He ido dando pasos de unas publicaciones a otras; en unas tocaba moda, en otras políticas, en otras el tema eran viajes, o en otras, desnudos. La mejor definición que me ha aplicado es la de todoterreno.

 

S.- Muchos fotógrafos se especializan…

Sí, cuando yo empecé a hacer moda en el dominical de El País. Había realizado alguna sesión en otras revistas, pero esencialmente fue en el dominical de El País. Al día siguiente, estaba en el Parlamento y los compañeros me decían “hemos visto las fotos en el dominical, ¿pero tú haces moda? ¿Cómo es que tú haces moda?” O iba a hacer un casting a para buscar una modelo y me encontraba con un fotógrafo que sólo hacía moda y pasaba a la inversa: “¿Pero tú vienes a hacer moda? ¿No eres del periódico?”. Descolocaba, parecía que cuando uno tenía una especialidad no podías hacer otra.

 

S.- Imagino que descolocaba a los demás, pero era enriquecedor para ti…

Claro, ha resultado muy enriquecedor porque la experiencia que obtenía haciendo un tipo de foto me resultaba útil en otras situaciones. Si haciendo moda buscaba un estilo en que la estética era primordial, cuando hacía crónica diaria la cabeza me funcionaba también en ese sentido persiguiendo una estética en el hecho que se estaba produciendo. Me obligaba a tener reflejos porque la actualidad dura un instante y es preciso capturarla antes de que desaparezca. Luego es rapidez resultaba útil para hacer otras cosas, otro tipo de fotografía. Empecé a viajar mucho para la revista viajar. He estado en cuarenta y cinco países. Eso ha hecho que después me moviera mejor como fotógrafo aquí que lo que me movía antes de trabajar fuera, en otros países. La fotografía de viajes me ha facilitado tener reflejos para encontrar cosas, reaccionar antes determinadas cosas, vivir experiencias que me han enseñado en otros lugares. Todo te va enriqueciendo.

 

S.- … y ahí, escuchándote, surge la duda… se puede realizar una buena fotografía de una rueda de prensa hoy en día, parece una situación tan repetida y manida…

… (duda)… si, sé a lo que te refieres, pero sí… recuerdo una foto muy famosa que hizo Pablo Juliá, hablo de la época de la Transición, en una rueda de prensa de Fraga Iribarne. En un momento dado, Fraga coge una carpeta que tenía con los papeles de la comparecencia de prensa y golpetea con ella la mesa para ordenarlos en el interior. En ese momento, descubre la cara que permanecía oculta de la carpeta que rezaba: ‘Vota PSOE’. Juliá tomó esa fotografía. Eso duró una décima de segundo. Era una foto de una rueda de prensa. Un segundo antes, Fran estaba hablando, respondiendo preguntas, o comentando como había ido la rueda de prensa. Juliá pilló la foto. En una rueda de prensa es complicado obtener una foto diferente, pero veo a fotógrafos que llegan y están buscando una foto y otros que llegan fotografían al protagonista hablando y se van. Otros se quedan y están atentos porque en cualquier momento puede suceder algo y ese algo es la foto. Un gesto, una forma de responder, algo…, pero hay que estar atento, atento, atento y listo para disparar. Hay momentos que son irrepetibles.

S.- ¿Recuerdas tu primera cámara?

Sí. Me costó 12.500 pesetas. Siempre la recordaré porque cuento entré a trabajar en Europa Press tuve que ir con cámara. Me la tuve que comprar, una buena cámara. Entonces 12.500 pesetas era dinero. Fui a comprarla a un sitio donde iban los profesionales. No era una tienda de cara a la calle, era un tío que suministraba material, película, papel, cámaras… Le expliqué lo que quería. Me dijo el precio y me preguntó ¿Cómo la quieres pagar? A mensualidades, le sugerí. Acordamos 500 pesetas al mes. Y me dijo después, y esto nunca se me olvidará porque a partir de ese momento todo el material lo he comprado allí, “así quedamos, pero si algún mes ves que no puedes me llamas y me lo dices”. Le di las gracias. Manuel se llamaba.

 

S.- ¿… y ahora, que cámara utilizas?

Hago muchas fotos con el teléfono. ¿Sabes por qué? Hago muchas fotos sin uso profesional, ya no estoy trabajando, pero si viendo cosas que me gustan y quiero fotografiarlas. El móvil me da la ventaja de no ir todo el día con la cámara colgada del hombro, salvo que salga a realizar una foto concreta. Ahora muchas fotos la gente no sabe que las he hecho con el teléfono que tiene cámaras mejores que las primeras digitales que salieron al mercado. La ventaja es que me gusta mucho fotografiar a la gente -soy incapaz de crear una foto o de fotografiar naturaleza o una naturaleza muerta-, me gusta fotografiar lo que ya está, lo que veo. Con el teléfono puedo hacer fotos de gente en actitudes naturales, fotos que nunca podría realizar con una cámara porque al sentirse enfocado la gente pierde naturalidad.

 

S.- Es curioso lo que comentas del teléfono porque con los móviles y la popularización de la fotografía digital todo el mundo se considera fotógrafo y no es así, ¿no?

Mientras estamos hablando en el mundo se estarán disparando millones de fotografías. Veo gente que llega a una ciudad, frente a un monumento, y lo primero que hace es un selfie. No ha dedicado ni un segundo a recrearse mirando la calle, la gente, el propio monumento… Luego ni siquiera mira las fotos. Eso no es ser fotógrafo. También es verdad que los móviles nos han permitido ver hechos que quizá sin esta tecnología no hubiéramos visto nunca. Situaciones en las que había una persona con un teléfono y realizó una foto o un vídeo. Eso pasa todos los días. Aún así, un fotógrafo es un fotógrafo, no el que haces fotos con el móvil. El fotógrafo sabe cómo mirar, cómo una imagen ofrece resultados diferentes en función de cómo la toma, un fotógrafo sabe cuál es el resultado que quiere tener y cómo conseguirlo. Si veinte fotógrafos hacen una foto de un mismo tema surgirán veinte fotos diferentes, no ha dos fotos iguales. Cada uno mira de una forma.

 

S.- ¿Hay algo más emocionante que participar en la fundación de un periódico?

Había trabajado mucho con Julio Iglesias, con la agencia que tuvo desde el 65 hasta el 76, antes de que se convirtiera en una figura internacional. Me tiraba dos meses con él recorriendo América y Alemania, ¡nos lo pasábamos conjonudo! Cuando yo ya estaba trabajando para El País, tres meses antes de que saliera el periódico a la calle -recuerdo que estábamos dibujando El País página por página- Julio Iglesia vino a ofrecerme que me fuera con él a Estados Unidos. Acababa de fichar por una compañía americana, era su  artista estrella. Tenía que instalarse allí y quería que fuera su responsable de imagen. Le dije que se lo agradecía mucho, pero que estaba en el proyecto de un periódico que iba a salir en aquel momento. No era un proyecto cualquiera, era un periódico nuevo un año después de la muerte de Franco. Y, además, era la primera vez que un fotógrafo iba a tener poder ejecutivo en un periódico. Eso no lo cambiaba por nada. Recuerdo que Julio me decía: “César te has vuelto loco, no lo entiendo, con el dinero que vas a ganar conmigo y las tías que te vas a ligar conmigo y prefieres ser empleado de un periódico”. Y le dije: “No puedes entender lo que significa para mí”. Me tiré de cabeza al proyecto, era algo irrepetible. Hoy puede nacer un periódico, pero ya no es lo mismo que fue en aquel momento. Íbamos a tener un periódico libre. Se me ponen los pelos de punta al recordarlo.

 

S.- Como comentabas con el nacimiento de El País la fotografía pasa a tener el mismo status que el texto…

Lo primero que impuse al involucrarme en el proyecto, algo que se registró en el libro de estilo, es que todas las fotos tenían que ir firmadas por el nombre el autor. Todas las fotos, sean de un fotógrafo de plantilla, de un colaborador o de una agencia. Si proceden de una agencia, ésta no es autora de la foto es distribuidora. Así que el libro de estilo de El País señalaba que había que firmar: fulano de tal. Associated Press, por ejemplo. Se eliminó la firma ‘foto de archivo’. Impuse que todas la fotos llevaran la firma de su autor. Chocaba porque no era habitual en aquel momento. “Ahora van a pensar los fotógrafos que son como nosotros los periodistas”, se escuchaba a algunos por la redacción. Recuerdo que todos los días teníamos la reunión de portada. Estaban los jefes de Nacional, Internacional, el director y yo que llevaba la foto de Primera Página. Les decía: “Esta y hoy tiene que ir a cuatro columnas no a tres, con lo cual hay que quitar unas líneas de texto”. Era algo nuevo, un choque fuerte.

S.- Otro momento importante en tu carrera; también por lo que tiene de novedad, de apertura y ruptura con el pasado es el inicio de la revista Interviú, por los temas que abordaba y cómo los abordaba, por sus portadas, por los desnudos.

Sí. Pasé de El País a Interviú. Me ofrecieron encargarme de todo el tema de la fotografía, incluido el tema de los desnudos. Buscaba fotógrafos para hacer desnudos, no quería hacer yo todos los desnudos. Buscaba fotógrafos capaces de hacer muy buenos trabajos fotográficos. Formé un muy buen equipo de fotógrafos. Comenzamos a hacer desnudos en un momento en que las famosas querían salir desnudas porque entonces era como reivindicar su libertad. Era como decir “ahora somos libres”. Era otro movimiento y otro contexto histórico. El tema chocaba en los juzgados. A mí me juzgaron por delito de atentado contra la moral. Entonces había una parte de la sociedad que eso no lo admitía. Calificaban Interviú de revista pornográfica. Lo cierto es que el desnudo tan sólo era una de las cuatro patas que tenía la revista, pero la pata principal es que publicaban reportajes sobre temas que no se publicaban en la prensa. Temas que otros medios no tocaban. Investigaciones periodísticas de asuntos que no se podían tocar. No era una revista de desnudos; los desnudos eran seis, ocho páginas. En un primer momento fue una tormenta, pero entonces el cambio social iba muy deprisa… ya había gente desnuda en la playa, había desnudos en el cine…

 

S.- En el fotoperiodismo la fotografía de contar, de aportar cierta belleza… ¿Cómo entiendes tú el fotoperiodismo? ¿Tienen que ser una imagen perfecta?

Fotoperiodismo es hacer fotografía para enseñar, para informar y su destino son los medios de comunicación. Ahora, ¿Hacer fotos de un partido de fútbol es fotoperiodismo? Pues sí. Fotoperiodismo no es sólo fotos de la guerra.

 

S.- Precisamente, realizando el reportaje de la exposición de los ‘Informadores Gráficos de La Rioja’, en el Museo de La Rioja, escuché a una mujer que le decía a su amiga: “No hay fotos de guerra” y la amiga le contestaba algo así como “Mejor, ¿no?

Yo, por ejemplo, no he hecho fotos de guerra nunca. En mi caso nunca he hecho fotos para una agencia de publicidad, ni he tenido un estudio para realizar retratos, todas mis fotografías han sido para medios de comunicación. Otra cosa, como decía, es que cada publicación fuera diferente. El fotógrafo que acude a un lugar para contar lo que sucede, a informar, no va pensando en realizar una obra de arte. Piensa en hacer una foto que refleje, de la mejor forma y más entendible, lo que sucede. Debe trata de narrar de la mejor manera posible lo que está pasando a través de su fotografía. Si está fotografiando a un personaje, para ilustrar una entrevista por ejemplo, debe de estudiarlo y entenderlo para realizar una foto que lo clave, que refleje su gesto, su actitud, lo que mejor representa a ese personaje. No hacer una foto de carnet que muestre su cara. Se trata de explicar al personaje. Si va a contar la India, que la foto explique el país, que muestre como es la gente, su naturaleza, debe encontrar algo que lo explique.

 

S.- ¿Está valorada suficientemente hoy en día la figura del fotoperiodista?

No. En este país ha estado más valorada en otro momento porque existía una serie de publicaciones que publicaban muy buenos trabajos de fotoperiodismo. Aún así, nunca ha tenido la valoración que el fotoperiodismo ha tenido o tiene en otros países. Países en los que los fotoperiodistas acababan en los museos. Aquí muchos fotoperiodistas acababan en los juzgados. Me ha hecho mucha ilusión ver la exposición de los ‘Informadores Gráficos de La Rioja’, con unas fotos cojonudas, en un Museo. Eso en este país no es muy normal. Ahora, hay algún movimiento que parece querer valorizar el fotoperiodismo, pero existe alguna confusión con lo que es foto artística. La imagen del fotoperiodismo se define porque construye una historia. Nuestra historia está contada en imágenes desde el siglo XIX, pero esas imágenes no están donde debieran estar, que es en una fototeca nacional, en un museo. No se le ha dado el valor que merece.

 

S.- Y para terminar, para cerrar la edición, digamos, ¿Qué tiene que tener una fotografía para ir en primera página?

Yo veo todos los días, por internet, las primeras páginas de todos los periódicos de España. Es un ejercicio que me hace gracia. Hay veces que una misma foto está en cinco o seis portadas, suele tratarse de un hecho que haya sucedido donde haya sucedido afecta a todo el país. Pero sucede que ese mismo hecho otro periódico no lo toca y lleva a primera página una noticia que sólo afecta a la localidad donde se edita el periódico, como si sólo mirara a su localidad y no más allá. La foto de primera es la que junto a la cabecera es lo más importante que ese periódico puede dar ese día. No es lo mismo la portada del ABC que la portada de El País. Por ejemplo, el ABC suele llevar a portada una imagen creativa, compone una imagen, que tiene que ver con su titular. No es una foto documental, no es real, es creativa, es una composición creada. Eso sólo lo hace el ABC. Lo habitual, es la que va con el titular de apertura. Me gusta también que la foto sorprenda; que haya dos titulares, el de cabecera y el de la foto de portada. Además, antes el criterio principal era el lector; ahora me da que hay otros criterios… como que no se moleste no se quién, otros intereses, digamos, existe una confusión ahí…. Los lectores han quedado en segundo lugar, ha quedo relegado, y a veces cuáles son los intereses… 

 

 

 



Autor: Javier Muro

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