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{ENTREVISTAS}

'El Archivo de Tanger y la Gran Guerra'

Casa de la Imagen expone las fotografías estereoscópicas tomadas en el frente por el capitan Givord

El oficial misterioso que fotografió la Primera Guerra Mundial en 3D ha sido identificado y su obra, recuperada, restaurada y documentada por la Casa de la Imagen de Logroño, puede contemplarse en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de la capital riojana. La muestra, que coincide con el centenario de la primera gran guerra, es espectacular desde el punto de vista documental y también fotográfico.


Once años después de que el fotógrafo Jesús Rocandio recibiera la llamada de Pablo San Juan –amigo y colega- desde Tanger anunciándole la localización, en un mercadillo, de diez cajitas de madera, de 15x20 centímetros aproximadamente, barnizadas y con las esquinas redondeadas las imágenes tomadas entre julio de 1914 y 1918 han cobrado forma de relato gracias a la labor del centro fotográfico logroñés.


En el interior de cada uno de aquellos estuches había 50 negativos tomados con una cámara estereoscópica. Cuenta Rocandio, que Pablo San Juan extrajo uno al azar, lo expuso a la luz, y le comentó mientras sostenía el teléfono, “se ve un antiguo avión y lo que parecía el escenario de un combate, quizá, de una guerra”.


El director de la Casa de la Imagen no dudo. “Cómpralos”. Ahí comenzó una aventura investigadora que permitió primero situar las imágenes en la contienda bélica desarrollada entre 1914 y 1918 y, recientemente, resolver el enigma sobre la identidad del autor de las imágenes que componen hoy el extraordinario archivo gráfico.


El oficial misterioso autor de las fotografías respondía al nombre de Pierre Antoine Henry Givord. Carlos Traspaderne, uno de los responsables de la investigación, explica que “tras años de indagaciones, un contacto en el Ministerio de Defensa francés facilitó la pista definitiva para su identificación”. Ahora, sabemos que Givord nació en Lyon en 1872 y que en 1893 entró en el ejército como voluntario. Aficionado al alpinismo además de a la fotografía, tras doctorarse en Derecho se casó y tuvo tres hijos, que aparecen en algunas de las instantáneas del ya conocido como ‘Archivo de Tanger’.

 

A Givord el año 1914 y el inicio de la guerra le sorprenden como teniente en la reserva. Desde el mismo inicio de las hostilidades es llamado al frente, ascendiendo a capitán dentro del Servicio Automóvil del Transport de Matériel, lo que le resguarda de servir en primera línea y, al mismo tiempo, le permite iniciar un trabajo documental único sobre la Primera Guerra Mundial a través de la visión de un fotógrafo con acceso al frente.
En las fotografías se pueden contemplar tanques, trincheras –su defensa y su construcción-, transportes por carretera y caminos, defensas antiaéreas, observatorios de vigilancia camuflados, ciudades y pueblos arrasados, sanitarios en el frente, puentes –algunos en pie y otros mostrando tan sólo su esqueleto- tropas, también algunos momentos de relax, refugiados, zonas en escombro, campamentos, aviones dispuestos a despegar y, algunos, derribados, y la muerte en diferentes formas. En las imágenes aparecen soldados y oficiales escoceses, ingleses, senegaleses, alemanes –casi siempre prisioneros- y franceses. Es decir, un extraordinario resumen documental de la contienda. “Algo –como indica Carlos-desconocido hasta ahora”.


La fotografía estereoscópica de aquella época –la empleada por Givord-  se sustentaba en la idea de dos objetivos y un disparador, creando –se puede decir- una imagen correspondiente a la visión con el ojo derecho y otra a la del izquierdo. Esas imágenes quedan recogidas en una placa de cristal –el negativo. Una colección de esas placas de cristal fueron las que encontró el fotógrafo Pablo San Juan en el mercadillo de Tanger.


Este tipo de fotografía juega –explica Traspaderne- con la divergencia de visión entre los ojos, que al pasar la información al cerebro crea la sensación de profundidad al fundirse”. Recuerda que “ya antes de la fotografía estás imágenes se utilizaron en dibujos y grabados y en 1841 fueron utilizados con el daguerrotipo”.

 
Abiertas las diez cajas, en la Casa de la Imagen comprendieron que tenían un auténtico tesoro en sus manos. Quinientos negativos que relataban desde el frente –no a través de reconstrucciones como se conocía hasta la fecha- la Primera Guerra Mundial.


Ver la Primera Guerra Mundial en tres dimensiones es algo único –explica Carlos-, ya que hasta la fecha no se conoce nada igual”. El archivo localizado en Tanger es muy completo tal y como puede constarse en la exposición ‘El Achivo de Tanger. Crónica de la Gran Guerra’ y ofrece un extraordinario resumen del conflicto bélico. Y es que en las imágenes aparecen todas las grandes batallas de la contienda. “Además desde una visión muy cercana y muy diferente a como hemos visto hasta ahora la Primera Guerra Mundial… la mayoría de las imágenes que conocemos son reconstrucciones de momentos o batallones posando; no habíamos visto el frente, las trincheras y el combate de cerca”. La muestra que acoge la sala municipal relata tres extraordinarias aventuras a través de unas imágenes increíbles, la de Givord con su cámara entre trincheras; la que apunta el olfato de explorador de mercadillos de antiguo de Pablo San Juan; y la emprendida en su afán investigador y restaurador por la Casa de la Imagen./Javi Muro.

 

*Galería de imágenes.



Autor: Javier Muro

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