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{ENTREVISTAS}

'Me gusta la idea de poder alquilar la música, me permite descubrir cosas nuevas'

José Biribay regenta el Biribay Jazz Club y participa en el curso de la UR 'Identidad y Música'

Hace ocho años, José Andrés Biribay decidió poner en marcha un proyecto que le rondaba por la cabeza desde sus tiempos de estudiante de música en Madrid. Buscó el local adecuado y abrió el Biribay Jazz Club, hoy el espacio de referencia de la música en directo en Logroño. Hay otros pares que puntualmente organizan conciertos, pero en el Biribay es la música el leimotiv. La idea inicial era organizar conciertos y ejercer de punto de encuentro para personas que tuvieran proyecto novedosos. La crisis económica pilló al Biribay Jazz Club cuando daba sus primeros pasos y algunas de los planteamientos originales han tenido que desarrollarse poco. José Andrés reitera que "nunca los ha dejado en el olvido". A lo largo de estos años, por el Biribay Jazz Club han pasado extraordinarios grupos nacionales, internacionales y también, la práctica totalidad de las bandas locales que tratan de mostrar sus talentos en directo. Ahora, José Andrés participa en el curso Identidad y Música que organiza la UR. Mostrará su experiencia sobré como organizar un concierto ¿Misión Imposible?/Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Cómo decides poner en marcha el Biribay Jazz Club?

Lo abrí hace ocho años. Era algo que lo tenía en mente. Había estudiado música en Madrid y después trabajaba como profesor en Piccolo y Saxo, y me apetecía poner en marcha un local en el que pudiera reunirse músicos y gente alrededor de la música. Ahí surgió el Biribay Jazz Club. La idea era organizar conciertos y, al mismo tiempo, que se pudieran generar nuevos proyectos.


S.- El proyecto apuntaba más, inicialmente, a un local de trabajo y reunión, en el que se pudiera tocar, que al club o el bar, ¿no?

Sí, sí. El bar era necesario para poder levantar el proyecto y mantenerlo.


S.- Como contabas, tu relación con la música es anterior a la puesta en marcha del Biribay…

Desde los ochos años he estado estudiando música, cuando me fui a Madrid comencé a especializarme un poquito más. Después, estuve en el Conservatorio de Pamplona estudiando el grado Superior de Jazz y después, dando clases en Piccolo y Saxo. Mi relación con la música viene desde pequeño.


S.- Da la impresión de que la idea o la cultura de club, ‘local, música en directo’, está más extendida en otros países… De alguna forma, el Biribay es una rara avis.

Hay otros locales que organizan conciertos, pero son eso, bares que de vez en cuando organizan conciertos. La filosofía del Biribay es diferente, la premisa principal es ofrecer conciertos. Para poder sacar adelante esta propuesta, lógicamente, tenemos que contar con el bar. El punto de partida es diferente al resto. Aquí, el origen es la música. Tenía claro desde el principio que el local debía tener un escenario fijo, un equipo de sonido fijo, batería fija; todo lo necesario para hacérselo lo más fácil a los grupos, o al músico que quiera venir a tocar. Llegan con su instrumento y tienen todo preparado para poder tocar.


S.- ¿Mientras estudiabas, el runrún de poner en marcha tu propio local ya estaba dando vueltas por tu cabeza?

Sí, cuando estaba en Madrid acudía a conciertos en locales, te informaban de la jam sessión que se celebraba en tal sitio o en otro. Siempre me gustó ese tipo de cultura que había en Madrid, sabías que podías salir cualquier noche y que podías encontrar dos o tres citas musicales interesantes de diferentes estilos. Obviamente, Logroño no es Madrid y no es posible que haya conciertos de diferentes estilos todos los días. El Biribay siempre lo imaginé como uno de esos locales a las afueras de Madrid porque cuando estuve en allí disfruté de ese ambiente musical que se daba en esos espacios. La idea era, de alguna, forma vivir aquí, en Logroño, y poder disfrutar de propuestas musicales, como las que había allí. Eso es lo que buscaba, reunir la cultura musical de allí y la calidad de vida que hay aquí.


S.- ¿Cómo y porqué elegiste este local en concreto?

En principio, por las dimensiones que necesitaba. En el Casco Antiguo no había locales de estas características. Este se ajustaba a las necesidades, ofrecía un aforo para unas doscientas personas y permitía realizar diferentes tipos de conciertos, colocando unas mesas o dejándolo diáfano.


S.- ¿El proyecto tal y como lo imaginaste en un principio se ha cumplido?

No, tal y como lo imaginé originalmente no se ha cumplido. Mi idea principal era abrir durante toda la semana. De lunes a jueves lo veía como una casa de cultura y de viernes y sábado como sala de conciertos, con bar y barra normal. Al final, todo ha sido mucho más complicado y nos hemos centrado en los conciertos de viernes y sábado. También coincidió que abrí el Biribay en 2007, prácticamente cuando estalló la crisis y las dificultades económicas generales rompieron los esquemas que me había planteado. La idea que tenía pensada de inicio se fue al garete. Así que me centré en los viernes y sábados, pero sin renunciar a en futuro desarrollar el proyecto tal y como fue pensado. De momento, ya hemos comenzado a programar actividad los jueves y los domingos hemos retomado, poco a poco, los conciertos de jazz. Nos centramos en que los conciertos de viernes y sábados sean los más multitudinarios, pero vamos abriedo la programación.
S.- ¿Cómo decides la programación musical del local? ¿Buscas que se identifique el Biribay por un estilo determinado?

Inicialmente, si me plantee centrarme en un estilo pero muy pronto comprobé que no era factible. En Logroño no hay público suficiente para un único estilo de música, ya sea jazz, soul, blues…  Los conciertos y los grupos que tocan en el local los decido de la mano de dos programadores, Boogy y Sergio. Tratamos de ofrecer variedad de estilos y no pisarnos; es decir, no ofrecer el mismo tipo de conciertos en el mismo espacio de tiempo. No hay público para programar un único estilo, así que seleccionamos. Otros bares si se especializan, pero programan pocos conciertos. Aquí, si queremos tener una programación estable, tienes que ir variando mucho… pop, rock, punkrock, garaje, rockabilly, de todos los estilos… Hay que variar mucho.


S.- Al abrir el abanico, también se abre el Biribay Jazz Club a una mayor amalgama de público, ¿no?

Sí, pero al final lo que no tiene el Biribay Jazz Club es público propio, sino que acuden según el espectáculo. El local no tiene su propio público porque no tiene un estilo definido. Son todos los estilos. De alguna manera, lo concibo en estos momentos, y así he estructura también la página web, como si se tratara de unos cines. Ofrecemos la programación e igual que cuando vas a ir al cine miras que película –en este caso concierto- hay esa semana. Es la filosofía de funcionar como sala de conciertos más que como bar.


S.- ¿Crees que influye también el tamaño de la ciudad? Madrid son cinco millones de habitantes y Logroño, 130.000?

Sí. Está claro que es una cuestión demográfica. También tiene que ver con la cultura. Aquí hay una gran cultura gastronómica y ojala la cultura musical estuviera a la misma altura.


S.- ¿Pero no hay mucho más movimiento cultural en Logroño que el que se percibe en la superficie?

Sí, es posible, pero ese movimiento luego se tiene que materializar… porque se dice 'como me gustan los conciertos, pero no suelo ir…' ¿qué cuestan dinero? Claro, y las copas también. Nos estamos acostumbrando a lo gratis. Los músicos son unas personas que vienen de lejos, que viajan para tocar…


S.- Lo que es indudable es que el Biribay es el local de conciertos de referencia en la ciudad. Siempre que hablas con cualquier grupo –esté comenzando o esté más o menos consolidado- siempre mencionan el Biribay.

Siempre hemos tratado al programar de intercalar grupos de fuera con grupos de la ciudad. Creo que es interesante hacerlo así porque la música de bandas de fuera sirve para enriquecernos culturalmente. Todos o muchos de los grupos de Logroño han pasado por el Biribay. Siempre tratamos de buscarles hueco. Ahora, trabajamos con dos o tres meses de antelación en la programación porque la gente que está de giras nacionales o internacionales tiene que organizar su calendario. Tratamos de compaginar. En el local hacemos un karaoke con músicos en directo, una actividad de la que han salido cosas muy interesantes. También, organizábamos una jam sesión de blues, del que salió una formación un poco más estable. De ese aspecto, de la condición de punto de encuentro, sí  que estoy muy orgulloso. De esas reuniones para tocar blus ha surgido un festival ‘Cameros Blues’, en Laguna de Cameros. Y ha sido a raíz de promover cosas aquí, en el local.

 

S.- No tiene que ser fácil sacar adelante un proyecto como este, ¿no?

No es fácil. De hecho tengo que trabajar en otras cosas para poder mantener el Biribay Jazz Club. Trabajando sólo viernes y sábado como sala de conciertos no es factible. La gente viene a los conciertos –y ahora viene menos- y también se consume menos. Pero hay cosas que son imprescindibles, como el técnico de sonido. Además, el funcionar como sala de conciertos implica que no es sólo el momento del espectáculo, sino que tienes que estar cerrado, pero trabajando, desde dos o tres horas antes para que los grupos realicen sus pruebas de sonido. Implica unos costes bastantes grandes. Ahora vamos a adelantar la hora de los conciertos de las 23 a las 21 horas, para poder abrir como un bar normal. Pretendemos, así crear un determinado ambiente y que la gente sepa que el sábado a la noche puede venir al Biribay y que va a encontrar una determinada música y con el acceso abierto tras el concierto.


S.- ¿Qué concierto recuerdas con especial satisfacción?

El de Tonino Carotone, me encantó. Al principio, al ver que sólo era un grupo de tres personas –a mí me gusta que haya un buen número de músicos- me entraron dudas, pero luego montó una fiesta tremenda él sólo. Ha habido muchas banadas que me han gustado, grupos internacionales que dentro de sus giras han parado en Logroño, en el Biribay y que dices ¡Madre Mía!


S.- Supongo que también ha habido alguna decepción…

… no me acuerdo –se ríe. Para gustos…
S.- ¿Con que grupo de los que han pasado por el Biribay te hubieras ido de gira tras escucharlos?

Alguna vez sí que he pensado… si el del saxofón no pudiera tocar…. De Pedro me gustó mucho; había algunos amigos que tocaban con él, con los que había estudiado, y eso hacía que me sintiera muy cercano.


S.- Y una espinita clavada, un músico que te hubiera gustado traer al Biribay…., que hubiera tocado aquí…

Lo tengo en mente e igual, al final, lo traigo. No es un músico al uso, o de forma exclusiva digamos, pero si es una persona que mantiene una gran relación con la música, Wyoming. Y también, Javier Gurruchaga y la Orquesta Mondragón. Me parece que Gurruchaga está haciendo cosas interesantes.


S.- ¿Es fácil tratar con los grupos, con los músicos?

A mí, a la hora de contratarlos, no me gusta. Para eso están Boogy y Sergio. No me gusta por una razón lógica, yo soy músicoy les daría todo lo que me pidan, porque considero que se lo merecen. Pero no se puede dar todo lo que se pide y yo no iba a decir que no, prefiero delegar esas relaciones. Si esa función la hago yo nunca saldrían las cuentas. La gente que viene es, por lo general majísima, cuanto más profesionales, cuanto mejor tocan, más amables y humildes. Luego hay otros que no saben cómo funciona la cosa y no sé lo que se creen… Y muchas veces te lo dice el técnico de sonido cuando le comentas ¡Qué bien suenan estos! Y te explica que son buenos, que él no tiene que hacer nada. Hay otros que no hay manera de sacarles sonido, que te dicen “esto no suena bien” y hay que explicarles que el problema no es del técnico…


S.- ¿Qué momento vive la música? ¿Desde el punto de vista de la calidad de los grupos?

Creo que cada vez hay mejores músicos y la calidad es muy buena. La crisis ha permitido que pudiéramos disfrutar de grupos de mucha calidad porque las bandas han tenido que ir tocar a muchos más sitios. En cuanto empiece a pasar la crisis comenzarán a subir de nuevo los cachés de los grupos y no vamos a poder traer a Logroño ciertas propuestas.


S.- ¿Desde el punto de vista de la industria y público?

No lo sé, en el caso de que exista está en constante cambio. Parece que con internet cualquier grupo puede salir, pero al final es mentira. Siempre hay alguien eligiendo o seleccionando los grupos que realmente salen. Parece que el público va demandando pero, por  ejemplo, aquí en Logroño, no veo que exista interés por parte de la gente por ver cosas nuevas. No hay curiosidad, sólo vale lo que ya está contrastado. Existe dificultad para que salga esa gente con propuestas nuevas. Así como van a ser valorados y contrastar la calidad que realmente tienen. A partir de que consiguen un cierto nombre podemos plantearnos traerlos porque se van a cumplir unas expectativas mínimas de público.


S.- ¿Desde el punto de vista de la tecnología, internet, youtube, spotify, son herramientas para enganchar a la gente a la música?

En principio debiera ser así. A mí me gusta la idea de Spotify, me gusta la idea de alquilar la música. Escucho una canción y pago por haberla escuchado; la escucho cien veces y pago cien veces. Eso me permite descubrir cosas nuevas, investigar por estilos, por ejemplo.


S.- Y en Logroño, ¿cómo ves la cultura?

Gastronómica –se ríe. Cuando decía antes que me gustaría que hubiera la misma cultura musical que gastronómica era verdad. Aquí, se realizan un montón de catas –cursos de cata- para conocer los vinos y la gente muestra interés. Podíamos hacer cursos para saber reconocer a los Rolling Stones o la música garaje u otros estilos e incentivar la curiosidad, de aprender a valorar. Tengo envidia por que no exista la misma curiosidad. No veo la actividad cultura en Logroño como algo muy dinámico. No lo veo reflejado en una realidad. Tiene que haber un paso de aficionado a industria; igual lo he visto en el teatro. No en la música.





Autor: Javier Muro

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