4003

{ENTREVISTAS}

'Siempre trato de no perder de vista la periferia, donde se gesta otro tipo de cultura, más suburbial pero menos contaminada o sumisa'

Francisco Daniel Medina publica la novela 'Exposición'

'Exposición' es la cuarta novela de Francisco Daniel Medina, tras 'Un mundo sin cuentos', 'Cuando las luces de la ciudad se apaguen', 'La Extravagancia' y el poemario 'El arte de derribar aviones'. Malagueño de nacimiento, Medina se adentra en el mundo del arte y lo utiliza como excusa para retratar el estilo de vida contemporáneo. Asegura el autor que en eso consiste ser escritor, en crear un telón de de fondo para hablar después de la condición humana. El deseo de cumplir los sueños que siempre hemos tenido, la paternidad, el paso del tiempo, la rebeldía o la crítica social están presentes en 'Exposición', una novela en la que los personajes principales están acompañados -como en las mejores historias- de unos secundarios de lujo. Medina apunta que escribe por el placer de hacerlo, lo que le lleva a asumir retos, historias que son desafíos estimulantes./Javi Muro


SPOONFUL.- Para situarnos, ¿Qué cuenta ‘Exposición?

Partiendo de lo difícil que es resumir una novela de más de doscientas páginas en un párrafo, te diría que ‘Exposición’ cuenta la historia de Diego y Gala, una pareja afincada en Málaga, ella profesora de Filosofía y él que abandona un trabajo que detesta para montar una pequeña galería de arte, abarcando un arco temporal que va desde los 90 hasta la actualidad, y de una serie de secundarios que pululan alrededor de ambos. Me interesaba retratar o captar la evolución psicológica de los personajes desde la adolescencia hasta la madurez. El libro se asienta sobre tres pilares temáticos: Amor, Política y Arte. A modo de sinopsis, el mismo accidente aéreo hará que Diego se decida a montar una pequeña galería en Málaga llamada La Tertulia mientras que, por su parte, César Ferrer, dueño de Moon Safari (compañía a la que pertenecía el avión siniestrado), reconvierte el fuselaje del Boeing en un museo en Barcelona: 113 Art Gallery. Dos mundos distantes, y, en medio, está Fabi, un joven skater y artista urbano, que terminará siendo el nexo de unión entre ambos universos. 

 

S.- Si analizamos su estructura, ‘Exposición’ es muy diferente -no sé si más compleja de escribir- que tu anterior novela ‘La extravagancia’…. ¿Ha sido algo buscado?

Cuando escribes movido principalmente por una motivación intrínseca, por el placer de hacerlo, intentas plantearte retos que conviertan cada proyecto en estimulante. Esta novela es más coral a nivel de personajes y temático y, como no podía ser de otra forma, ello ha afectado aunque sea sutilmente a la estructura. Además, y en parte motivado por lo anterior, también es más extensa. De todos modos, mantengo la estructura puzle que vengo utilizando desde mi primera novela. Pero, en el fondo, yo no hablaría necesariamente de una mayor complicación a la hora de escribirla, sino más bien de una experiencia distinta. Siempre digo que, mientras estás inmerso en la escritura de una novela, habitas casi físicamente ese universo y podría decirse que me apetecía habitar una atmósfera distinta. ‘La extravagancia’ era una novela más claustrofóbica y con esta me apetecía abrir las ventanas, rodearme de más gente -entiéndase ficticia- y poder debatir acerca de más cuestiones.

 

S.- ¿Qué tiene de evolución como escritor y qué de no repetir esquemas, de ponerse retos?

A veces la evolución se produce de manera inconsciente; cuando, además, como es mi caso, escribes de forma muy continuada, apenas te percatas de esa evolución en caso de que se esté produciendo, del mismo modo que no te das cuenta de que te estás haciendo viejo hasta que comparas dos fotografías tuyas muy distanciadas en el tiempo. Pero es cierto que, si comparo la primera novela y esta, hay cambios perceptibles. Como te decía antes, percibo cada nuevo libro como un reto e intento ver el anterior como un peldaño que me ayuda a subir un poquito más alto, ganar en oficio. 

 

S.- Frente a dos personas protagonistas de ‘La extravagancia’ ahora hay dos personajes principales, pero un buen número de ‘secundarios’ con papel esencial…

Esto conecta con una pregunta de antes y, aún a riesgo de resultar reiterativo, quería una novela temáticamente más polifónica y atreverme a dirigir empleando el símil cinematográfico un reparto de actores más amplio. Quería más personajes, entre otras cosas, porque buscaba más puntos de vista. Y es cierto lo que comentas de que, en algunos momentos, los secundarios terminan tomando las riendas de la historia y pareciese que Diego y Gala estuviesen solamente ahí para que pudiéramos conocerles. Por ejemplo, Valentina da pie a todo el debate acerca de si tenemos o no una posibilidad real de participar activamente en la vida política más allá de introducir una papeleta en una urna cada cuatro años, Mia (hija de diplomático que ha recorrido medio mundo y habla varios idiomas) representa un perfil de chica joven que contradice esa visión tan extendida acerca de que los jóvenes son todos unos pasotas en quienes no se puede delegar responsabilidades, Gael es ese artista bohemio, exótico y guapo, cuya leyenda precede y ensombrece a ratos su propia obra, Fabi es el joven skater con un talento y una personalidad arrolladoras que termina siendo el nexo de unión entra la modesta galería de Diego en Málaga y la de César Ferrer en Barcelona, etcétera. Y aún podríamos hablar de personajes terciarios que también desempeñan su papel: la pianista, el escultor, el poeta, el vecino de Diego y Gala, etcétera. 

 

S.- ¿Cómo surge la chispa para escribir ‘Exposición’?

Hace algunos años, me tropecé dentro de la sección de cultura de El País con un artículo de Álex Vicente que, bajo el titular La galería compite con el museo, ponía ejemplos de cómo los museos de toda la vida estaban perdiendo terreno o, en cualquier caso, ya no eran los únicos encargados de custodiar y velar por el arte sino que el sector privado había irrumpido con fuerza. Entre otras muchas cosas, Álex Vicente explicaba que en Nueva York había quien se preguntaba de qué servía hacer cola en el MoMA cuando se podían ver decenas de galerías sin aglomeración alguna en las calles de Chelsea. ¿Dónde había que ir si querías disfrutar de arte en estado puro, al British Museum o a la galería parisina Itinerrance, un edificio intervenido por grafiteros siendo conscientes de que sería destruido con todas las obras que contenía dentro? ¿Cuál es el lienzo lícito, el de toda la vida? ¿O pueden también servir como medios para expresarse una zapatilla o una tabla de monopatín? Si juntas todo esto con el hecho de que yo, sobre todo a través de algunos de mis mejores amigos, he mamado mucha cultura urbana y mucho arte underground, pues ya tienes las razones. 

 

S.- En ‘Exposición’ el arte, el mundo del arte, es una excusa para hablar de muchas otras cosas, ¿no?

En efecto, lo importante no era tanto hablar de arte en profundidad -entre otras cosas porque no soy experto y no estaba escribiendo un ensayo-, sino usarlo como excusa para retratar el estilo de vida contemporáneo de manera más general. En el fondo, creo que en eso consiste el oficio del novelista. Hay un telón de fondo, un escenario, pero al final terminamos retratando más bien la condición humana o volcando todo el interés en los personajes: lo que contemos tiene que ser siempre a través de ellos. Y, al final, los protagonistas hablan de arte, política, violencia, relaciones de pareja, trabajo, hijos, liberación animal, amistad, redes sociales, la muerte, y un larguísimo etcétera. Podría decirse que en este libro he volcado gran parte de las cuestiones que, a lo largo de los últimos años, han estado presentes en casi todas las conversaciones que mantenía con la gente de mi entorno. Pero es cierto que, a pesar de lo dicho hasta ahora, había también algo de aleatorio en el hecho de que Diego montase una galería de arte en lugar de otro negocio porque yo, sobre todo, lo que pretendía era enfrentar dos modelos de negocio lo cual se ve muy claro en la parte final (sección Descartes) cuando Diego se reúne con un ángel inversor y entran en un debate casi filosófico: ¿cómo te ves en un futuro? ¿Qué modelo o tamaño de negocio crees que se adecúa mejor a tu personalidad o incluso a tus principios? 

S- Por un lado, está el deseo de cumplir los sueños, lo que siempre hemos querido hacer o ser…

Como se cuenta en la novela, Diego, a pesar de su interés por el arte, terminó estudiando algo que no tenía nada que ver pero que, en teoría, le garantizaría mayores oportunidades profesionales. A partir de cierta edad, y descontento con su vida, decide hacer realidad el sueño de abrir su propia galería. Esa dicotomía, entre lo que te gustaría hacer y lo que te permite pagar las facturas, está presente en mis dos novelas más recientes porque yo mismo me he visto envuelto siempre en esa tesitura. Diego alude en la novela a una frase de la película 'Martín (H)' que me parece muy ilustrativa al respecto. Durante una cena el personaje interpretado por Federico Luppi le dice a Juan Diego Botto algo del estilo a: tienes que trabajar, no puedes escapar de eso, pero si trabajas en algo que te guste tendrás la sensación de que te pagan para que te diviertas. 

 

S.- También, la paternidad… y todo lo que conlleva…

El tema de la paternidad como bien apuntas está presente y aparece casi en el arranque cuando, estando Diego y Gala en Naoshima, ella le pregunta a él si considera que es una mala madre por haber hecho un viaje tan largo sin Matías. Y él, además de darle argumentos para que abandone esa idea, le comenta que por esa misma regla de tres él también sería un mal padre. Quería reflexionar también un poco acerca del cambio de roles que se lleva produciendo afortunadamente desde hace algunos años, y que ahora mismo está en un momento crucial, entre hombres y mujeres, y reflejar que estamos asistiendo también a la construcción de una  nueva masculinidad. Supongo que aquí me ha condicionado mi reciente paternidad. 

 

S.- La edad y el paso del tiempo…

Es casi tópico afirmar que el paso del tiempo nos convierte en personas distintas pero es que, en gran medida, es así y creo que, en parte, en eso consiste este juego, en ir moldeándonos a nosotros mismos con el objetivo de ser mejores. La gente joven quiere hacer sus sueños realidad por encima de todo y, al no tener una visión lo suficientemente realista o de conjunto, piensa que hacer esos sueños realidad es mucho más fácil de lo que finalmente termina siendo. E incluso pasa muchas veces que, como le sucede a Diego en un momento de la novela cuando está frente al mar en Maro, sobreestima tanto sus posibilidades y su suerte que llega a pensar que no tiene que mover ni un dedo para que sus sueños se cumplan porque él ha nacido con una estrella. Pero de repente, pasa el inexorable tiempo y llega un día en el que te ves colocado frente a frente ante la vida con la sensación de haber estado jugando todo este tiempo atrás una mala partida y que ya no tienes tiempo de evitar el jaque mate. 

 

S.- … la rebeldía, a través de la incitación del personaje Gala y sus alumnas…

El asunto de la rebeldía y el recurso a la violencia, se articulan fundamentalmente a través de los personajes de Gala y su alumna Valentina. Gala se tropieza con Valentina, una alumna inquieta, que le hará cuestionarse la idoneidad del enfoque que se le da a la asignatura de Filosofía política en la facultad por su falta de apego con la realidad. Valentina tiene inquietudes que junto a unos compañeros cristaliza mediante la formación de un partido político. Cuando lo cuentan suelen recibir como respuesta las risas. Entonces Gala se percata de que, uno de los logros del sistema, ha sido conseguir que nos parezca absurdo hacer uso de un derecho constitucional. Valentina termina interiorizando que el sistema no va a ofrecerte las herramientas para cambiarlo sino que se blinda a sí mismo y termina radicalizándose. Entonces aquí surge un debate generacional escenificado por la postura romántica o más idealista de Valentina frente al contrapunto más racional, pragmático y maduro que representan su padre y su profesora Gala. 

 

S.- La nostalgia….

La nostalgia va cobrando fuerza en mi obra como un hecho natural; al echar la vista atrás y que cada vez quede casi todo más lejos. En 'Un mundo sin cuentos' no había nostalgia, no podía haberla. Era una novela escrita con veinte años y casi todo era iniciático: primera novia, primer trabajo remunerado, primer coche, primer viaje, primera experiencia viviendo fuera de casa. 

 

S.- El choque generacional entre Diego y su galería y el joven artista/skater que consigue éxito y reconocimiento…

Aquí había un debate ético que me interesaba mucho. Fabi no consigue exponer en La Tertulia (la galería de Diego) siguiendo los cauces legales ya que había enviado su dosier sin obtener respuestas. Y entonces decide intervenir la fachada. Diego, aunque en un primer momento se enfada y piensa en denunciarle, termina premiando la osadía del chico que, no habiendo tenido la oportunidad de exponer dentro, se ha tomado la libertad de hacerlo fuera. Diego ve actitud en el chico, cosa que echa en falta en el resto de los artistas muy acomodados a la rueda del sistema. Hay un choque generacional pero, en el fondo, lo que termina habiendo es una conexión entre ambos que supera el obstáculo que pudiera suponer a priori la diferencia de edad. Como termina diciendo Diego en un momento de la novela, solamente por ver la cara de felicidad de Fabi conforme va viendo reconocida su obra, ha merecido la pena montar la galería. 

 

S.- y la crítica social también tiene su espacio…

La crítica, como dices, podría dar lugar a una entrevista específica. Lo que ocurre es que esa crítica está más bien implícita en los hechos que relato. Es decir, huyo del uso de la novela como panfleto. Yo describo situaciones, muevo a mis personajes dentro de los escenarios escogidos, y necesariamente surgen problemas y desajustes motivados por el contexto político, social y económico. Y entonces emerge la crítica que comentas. 

 

 

S.- La música siempre está presente en ‘Exposición’. ¿La música y la escritura van de la mano en tu proceso creativo, al escribir?

La música efectivamente es importante en mis libros en la media en que lo es en mi vida pero las referencias están con cuentagotas. Con esto quiero decir que una novela no debe ser usada a modo de playlist ni el lugar en el que uno alardee de cuánta música escucha, para eso ya están redes sociales como Spotify y, sobre todo, se debe a que el grupo que menciono o aparece en ese momento es esencial. Sonic Youth representaba perfectamente en este caso la atmósfera que quería crear. Con respecto a si van de la mano a la hora de escribir, te diría que me influye pero no escribo escuchando música como sí hacen otros escritores. El nivel de concentración que busco es tal que no me puedo permitir abrirle la puerta a ninguna distracción. 

 

S.- Montar una galería de arte en pleno siglo XXI puede ser entendido como una ‘actividad de alto riesgo. ¿Más o menos que escribir una novela?

Tanto en el caso de Diego como en el mío, al que aludes frontalmente al hablar de riesgo a la hora de escribir una novela, hablamos de lo mismo, de apostar por una vida en la que intentamos dedicar la mayor parte del tiempo posible a lo que nos apasiona, asumiendo riesgos entendidos casi siempre en términos económicos; es decir, invierto un tiempo de mi vida ingente en algo y luego no obtengo una retribución proporcional en términos monetarios. En ese sentido sí es arriesgado, lo que ocurre es que yo no he dejado mi otro trabajo para dedicarme exclusivamente a escribir como sí hicieron Leo y Ana, los protagonistas de mi novela ‘La extravagancia’, o como hace Diego con la galería; por lo tanto, podría concluirse que los personajes de mis libros son más valientes que yo. 

 

S.- ¿El conocimiento de mundo cultural te ha ayudado a la hora de escribir ‘Exposición’?

Muchísimo; en parte, en 'Exposición' he volcado muchas experiencias y vivencias que he tenido el privilegio de vivir en primera persona al haber estado siempre vinculado al mundo de la música, el street-art, etc. 

 

S.- Has comentado que no es una novela sobre Málaga, pero la ciudad surge intermitentemente en ‘Exposición’ y traslada una idea de actividad cultural. ¿Es así, la ves así?

Málaga como escenario es importante en mis novelas pero no el tema principal. Podría decirse que hay tantas ciudades como individuos. Si cerrásemos los ojos y dibujásemos un mapa mental de nuestra ciudad, nos sorprendería lo distinto que puede llegar a ser el mapa de cada uno. Mis obras transcurren en una Málaga un poco más subterránea. En esta en concreto también se cuestiona el modelo de ciudad por el que estamos apostando, la Málaga de los museos, etcétera. 

 

S- Eliges una galería, La Tertulia, pequeña, mediana, no una gran sala o un museo. De alguna manera trasladas que la auténtica creatividad esta más en esos pequeños formatos que en los grandes recintos culturales. ¿Es una percepción que extiendes más haya de la ficción de tus personajes?

Esto no es algo nuevo. Las grandes corrientes artísticas o tendencias en moda, etcétera, siempre se van gestando en la periferia y luego se hacen mainstream. Y, cuando eso sucede, ya está surgiendo algo nuevo en algún lugar recóndito del planeta que también terminará siendo tendencia. Habiendo estado vinculado desde niño al mundo del skate eso siempre lo vi muy claro. La cultura del patín está en mi vida para siempre y condicionó toda mi percepción de la realidad. A mí me socializaron mis padres, el colegio y muchísimo la calle a través del patín. El skate se adelantó a muchas cosas. En mi libro digo que ahora todo el mundo lleva camisetas Thrasher sin saber lo que esa marca representa y que las llevan porque las llevan Justin Bieber y Rianha, eso le ha sentado mal al dueño de Thrasher. Y ahora todo el mundo lleva zapatillas Vans sin saber que esas zapatillas, al igual que unas botas de fútbol, nacen para practicar un deporte concreto. Pero esto lo que demuestra es que el patín y los skaters han ido siempre un promedio de veinte años por delante. Respondiendo a tu pregunta, la creatividad puede aflorar en cualquier parte y por eso yo siempre he intentado no perder de vista la periferia, donde se está gestando otro tipo de cultura más suburbial pero también menos contaminada o sumisa. 

 

Fotografía: Violeta Niebla

www.franciscodanielmedina.com

http://editorialsinindice.blogspot.com/

 

EXPOSICIÓN

Editorial Siníndice / Novela 

236 páginas 20,00 euros

ISBN: 978-84-17235-32-1



Autor: Javier Muro

Suscripción a la Newsletter Enviar