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{ENTREVISTAS}

El empujón de Deme

Carmen Díez, Nieves Marraco y Eva Lasanta debutan con sus pinturas en una muestra colectiva

En el número 8 de la calle Calvo Sotelo, en el centro de Logroño, Demetrio Navaridas ubicó –hace ya años- su estudio personal y el taller de pintura y dibujo desde el que incita a quien acepte el reto a adentrarse en la aventura de contar cosas a través del color, los pinceles y un lienzo como soporte. En esas estancias comunicadas entre sí a través de vanos que un día fueran puertas, Carmen, Eva y Nieves comenzaron hace dieciséis años a jugar con los carboncillos y los óleos y a poner a prueba su creatividad. Ahora –empujadas por Deme o ‘el jefe’, como ellas llaman al profesor- exponen una selección de su obra en la Sala de Exposiciones de la Fundación Caja Rioja.


Navaridas echa la mirada atrás y apunta que Carmen, Eva y Nieves son alumnas suyas desde hace “un buen tiempo” y no se refiere tan sólo al paso de los años, sino que sus palabras dejan entrever orgullo de maestro, de un tiempo disfrutado. Reconoce el artista riojano que ha tenido que darles un pequeño empujón para que cercenen todos los miedos y temores y muestren sus pinturas en un espacio público. “Merecía la pena –describe- realizar esta exposición porque las tres ofrecen una obra muy razonada”.

 

La relación con el paisaje junto con una idea particular de la figuración desde los conceptos del expresionismo y la abstracción es en opinión de Navaridas el estilo que enlaza a las tres artistas. Carmen, Eva y Nieves contemplaron como el miedo y el pudor por mostrar sus obras se desvanecía conforme avanzaban en el montaje de la muestra y las pinturas cobraban, entrelazadas, presencia en la sala. Coinciden al definir la sensación experimentada al contemplar la exposición dispuesta para su apertura. “Satisfacción”.
Eva Lasanta señala que para ella acudir al taller representa muchos días una válvula de escape. “Muchas veces –explica- es llegar al estudio y soltarlo todo”. Nieves Marraco recuerda que al principio acudía al taller con la intención de aprender, “poco a poco te vas enganchando y cada vez sacas más tiempo para pintar, para hacer lo que te gusta”. Destaca la complicidad que existe entre las tres artistas. “Nos ayudamos –indica Nieves- y nos apoyamos en esos momentos difíciles que surgen cuando estás en pleno proceso creativo”. Es una relación de complicidad creativa. “Disfruto con ellas en el estudio –reconoce Carmen-; es algo increíble, lo que comenzó como un hobby se ha convertido en un compromiso de día a día”.


A la hora de situar su estilo, Eva alude a las palabras de ‘el jefe’. “Creo que me muevo –dice- entre el expresionismo o el post expresionismo, eso me apunta Deme”. Lasanta comienza sus pinturas desde un fondo que ejerce como referencia. Reconoce que el estado de ánimo del momento es importante, influye. “Soy de brocha gorda –explica- no suelo emplear pinceles finos y trabajo la figuración, los edificios, algunas referencias griegas y a través de series de cuadros”.

 

Aunque le ha costado mostrar su obra, Eva reconoce que las pinturas se ven de manera diferente en una sala de exposiciones que en el taller o en casa. “El contexto –señala- es diferente y la obra se contempla de otra manera”. En ese sentido, Carmen Díez tiene la sensación de que “exponer tus pinturas al público es un poco como enseñar tu alma; no es lo mismo que vean los cuadros mi círculo de amistades que la gente en general, pero al mismo tiempo constatas que año tras año descubres cosas nuevas y que has alcanzado un madurez creativa. Estos cuadros son lo que hago y quizá, hasta que no los muestras en público no percibes el valor que tienen”.
Carmen encuentra su estilo de referencia en el expresionismo abstracto. “Cuando comienzo un lienzo –aunque también pinta sobre materiales diversos, cartones, maderas…- nunca sé cómo va a terminar”. De inicio, Diez juega con una amalgama de colores y tonos. “Puedo pasar –describe- una semana o dos luchando conmigo misma hasta que surge el tema, ya sea un paisaje urbano o algo surrealista, pero es el color el que me va definiendo el camino”.

Nieves Marraco parte de una mancha, de una abstracción, como origen de sus obras. “Desde ahí –indica- me dejo llevar hasta que va surgiendo el tema”. Tal y como señalaba su compañera de estudio, coincide en la influencia del estado de ánimo. Se reconoce tímida, lo que unido al estilo intimista que acompaña sus pinturas, se transformaba en un obstáculo a la hora de exponer. “El empujón que nos ha dado Deme –explica- ha sido esencial porque me pongo muy nerviosa”.
Ahora, con los cuadros reluciendo en la sala, Nieves palpa las sensaciones que genera la exposición. “Impacta –dice- contemplar las pinturas en la muestra, resulta muy excitante”.


Demetrio Navaridas o ‘el jefe’ -según la confianza-, no tiene dudas sobre el valor de las obras de Carmen, Eva y Nieves. “Hace tiempo que las tres podrían haber llevado a cabo su presentación de forma individual y en múltiples ocasiones así se lo he hecho saber. Quizás ha sido la humildad, esa gran virtud que todo artista debe atesorar, la que les ha aconsejado no precipitarse a la hora de entrar en el circo del llamado arte profesional. Quizás, por eso han preferido presentarse en bloque, como si de un grupo se tratase”.


Carmen, Eva y Nieves han dado el paso de mostrar sus obras y no escatiman alabanzas para su profesor. “Es –dicen- muy generoso, un amigo que lo da todo; un maestro que saca lo mejor de ti, te ayuda y aprendes mucho más de lo que jamás hubieras imaginado”./Javi Muro

 

* Hasta el 16 de octubre. Centro Fundación Caja Rioja Gran Vía. (de 18,00 a 21,00 horas, de lunes a sábado).

* Por orden en las fotografías: Eva Lasanta, Carmen Díez y Nieves Marraco.



Autor: Javier Muro

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