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{ENTREVISTAS}

Rocandio, en imágenes

El fotógrafo ha sido reconocido con el Galardón de las Artes Riojanas 2013

Siempre existe el riesgo, cuando le preguntas a un fotógrafo cuál es su fotografía favorita, que te responda que "la que voy a hacer mañana". Probablemente sea cierto y además en esos términos, porque los fotógrafos no toman fotos, las hacen. Aun así, nos arriesgamos con Jesús Rocandio y con la excusa de haber sido reconocido con el Galardón de las Artes Riojanas 2013 le invitamos a realizar un recorrido –que al final tiene mucho de revisión- por su archivo y sus trabajos, los profesionales y los personales.


Estamos en la Casa de la Imagen y sentados frente al monitor de 32 pulgadas que guarda el tesoro, Jesús abre las carpetas que contienen las imágenes seleccionadas sin un hilo cronológico, se deja llevar por emociones o quizá salta entre recuerdos de los buenos momentos que asocia a cada una de las fotografías. De alguna manera tan sólo confirma que el fotógrafo no puede ser un espectador pasivo, que no puede ser realmente lúcido –como dijo un colega suyo- sino está implicado en acontecimiento que recoge.


Así, nos situamos en la plaza del Ayuntamiento de Logroño, año 2000. La imagen recoge una multitud de logroñeses reunidos para celebrar el cambio de milenio a través de una fotografía. La idea nació como surgen las mejores cosas, con unas cervezas y entre amigos. La idea se alumbró en miniatura y concluyó en acto público multitudinario. “Estábamos charlado unos amigos en el Café Odeón, en la plaza del Parlamento –recuerda Jesús- y propusimos que había que hacer algo para celebrar el cambio de milenio. En principio planteamos una foto en la que íbamos a estar una veintena de amigos”.


Pero si las cervezas se comparten con un periodista todo puede convertirse en noticia. Así que a Jesús comenzaron a llamarle de los periódicos, de varias radios y de la tele, preguntándole por la idea y por quién podía ir. “Pues quién quiera –dijimos-, no sospechábamos el resultado final”. Viendo que aquello crecía empezaron a buscar una cámara de gran formato, “ya que íbamos a necesitar un negativo de 20x25”. La casualidad quiso que el reto llegara a oídos de un fabricante suizo que se ofreció a prestar una cámara de las características precisas. También se sumaron Imprenta Moderna y Kodak España, que mandó de forma gratuita todo el material necesario.

 

La historia es conocida, el 1 de enero de 2000 en la plaza del Ayuntamiento de Logroño se reunieron cinco mil personas, alcalde incluido. “Recuerdo que mientras yo preparaba la cámara, Ricardo Romanos ejercía de maestro de ceremonias y en un momento me dijo… no mires atrás… cuando vi la cantidad de gente que había acudido pensé, en menudo berenjenal me he metido, ya puede salir bien”. Salió bien. “Ese es uno de los conceptos de fotografía que me gusta, el social, el de sociedad civil, el de todos empujando”.
Seguimos haciendo click en fotos de grupos y nos encontramos ante uno de los campos de la fotografía que más preocupa a Jesús. La labor de conservación fotográfica es una de las tareas con las que más disfruta y que considera parte especial en su carrera. La imagen es un autoretrato realizado por control remoto y no esconde el orgullo de haber reunido en Logroño a los mejores especialistas del mundo en materia de conservación fotográfica. “Estuvieron la crème de la crème… Grant Romer, director de la Goerge Istman Kodak de la Fundación Kodak, el principal centro de conservación del mundo; Anne Cartier Bresson, responsable de todos los archivos fotográficos de París; personalidades de los cinco continentes que no se reunían desde hacía treinta años. Fue en 2011 y tengo un gran recuerdo, fue un éxito”.

 

Y mientras señala el detalle de un rostro y su expresividad, el fotógrafo se encuentra ya hablando de retratos, otro de los espacios en los que  gusta adentrarse. Así surgen Azcona, Cabellero Bonald, Carlos Saura, Saramago, Javier Vallonrat, Fernando Savater o un guerro Seri, resultado éste última de un viaje por la frontera mejicana. “Las fotos de Rafael Azcona –cuenta- estaban destinadas a la solapa de un libro de Bernardo Sánchez. Cuando me plantearon el trabajo yo pensé que se trataba de una persona un tanto huraña, ya que no era amigo de entrevistas ni fotografías… fue todo lo contrario, conocí a un tipo estupendo, aunque no especialmente aficionado a ser retratado. Recuerdo que me dijo, tienes dos disparos, lo importante no son las fotografías, sino la comida que nos vamos a meter después”.
Saura encaja en la revisión por la devoción de Jesús Rocandio por su cine; Fernando Savater por su carácter de filósofo, formación que también siguió el Galardón de las Artes; Saramago por esas casualidades que le sitúan fotografiándolo en la terraza de una gran edificio madrileño al tiempo que les informaban del derrumbe de torres gemelas y Vallonrat, “pues porque es el artista fotográfico que más me gusta de España; me gusta todo lo que hace”.

 

Al rebufo de los retratos se cuela la imagen de un joven –casi niño (ver galería de imágenes)- sosteniendo una bandera. “Esa fotografía es de la celebración del primer Día de La Rioja y es también mi primer trabajo periodístico, porque también he trabajado, aunque poco, para prensa. Esa foto se utilizó después en un cartel”.
Con la brújula de negativos en una mano y el ratón del ordenador en la otra, la expedición por la fotografía de Jesús Rocandio se adentra en su trabajo más personal. “Un fotografía –explica- que me gusta llamar social”. Ahí asoman Arizona, el desierto de Sonora, la arquitectura, la frontera, Islandia y los paisajes.

 

Ahora ha vuelto la moda de los paisajes –la foto más cara de la historia lo es, obra de Andreas Gursky-, pero a mí siempre me ha gustado”. Unos viajes que le han permitido desarrollar proyectos sobre las misiones españolas en América o “situar la cabeza en un modo diferente de ver la fotografía, realizando fotos más norteamericanas y situándome en el contexto de fotógrafos a los que admiraba”.
En cuanto a los paisajes tiene claro que la decisión de ir a un lugar determinado “ya te condiciona, pero también he constatado que mis fotografías sobre paisajes son cada vez más abstractas". Los glaciares islandeses son un buen ejemplo.


Apunta su predilección por la nieve. “Me gusta –apunta- porque le concede una gran fuerza gráfica al paisaje”. También persigue los días nublados, “por lo que encierran y porque sino las fotos parecen postales”.

 

Entre las fluctuaciones de temperatura de las imágenes en el desierto o en el hielo, Jesús regresa en su revisión a su estudio y abre un capítulo especialmente divertido y creativo, “muy cercano –recuerda- a la artesanía”. Habla de la serie ‘Logroño imaginario’, de 1987. “En aquel entonces estábamos jugando con montajes fotográficos y me traje a Logroño a un montador fotográfico, América Sánchez, que tenía una fama tremenda. Coincidió que nos llamaron desde el Ayuntamiento para plantearnos la posibilidad de producir una exposición para las fiestas de San Bernabé y propusimos un Logroño Imaginario”. Es ahí donde surgen las imágenes de King Kong sobre el Casco Antiguo de la ciudad o Rita Hayworth en la escalinata del palacete del Gobierno regional.
Es un periodo del que guardo un gran recuerdo –dice- porque representa ese algo que tiene la fotografía  que te permite tener la capacidad de crear un universo, el fotomontaje te permite plantear y hacer realidad las mayores barbaridades que pasan por la imaginación”.

 

Aquellos trabajos que hoy serían tarea del Photoshop se realizaron a través de juegos con la ampliadora, de recortar y pegar, pero con tijera. “Era absolutamente artesanal –resalta-y te ponía en contacto un momento anterior de la fotografía, fabricabas historias”.
Jesús Rocandio no olvida su faceta profesional en la que el vino -viviendo en La Rioja no podía ser de otra manera- ocupa un lugar importante. El capítulo recoge de alguna manera su estilo fotográfico, el que ha ido describiendo imagen a imagen, aunque en esta ocasión al servicio de la marca y el producto de otros, de sus clientes. El vino a ras de tierra, el viñedo, el paisaje –redundante en el archivo de Jesús-, la nieve, La Rioja, Galicia, Ronda, familias de bodegueros con historia, lacres, tapones, botellas o naves de barricas.


Un campo profesional en el que también hay especio para la moda. “un capítulo de nuestro trabajo que nos permite jugar con fotomontajes modernos para contar la historia que hemos imaginado”. Un propósito narrativo que quizá llega al máximo en su relación con otras artes con el teatro, con sus festivales, compañías y actores. Valga como ejemplo el retrato de Leo Bassi para su obra ’11-S’.

 

Ahora continúa dándole vueltas a nuevas propuestas. Algunas que el propio Jesús Rocandio califica de locura. Y es que viajando de noche en autobús de regreso desde Madrid observó como el camión que les precedía iluminaba las montañas cada vez que tomaba una curva. “El efecto de las luces ha inspirado un proyecto sobre montañas iluminadas; complicado, pero muy interesante”.
Habrá tiempo también para la investigación y la conservación fotográfica. “Esto –asegura- no lo vamos a dejar”. Pone el ejemplo de los negativos que compraron durante un viaje a Tanger y que poco a poco van desvelando una historia fascinante. Lo que empezó siendo una caja con unos curiosos clichés sobre arqueología han terminado convirtiéndose en pieza clave para armar el relato de vida de un norteamericano, que participó en la Segunda Guerra Mundial, fue gobernador de Kioto, y escribía en inglés, japonés, árabe, francés y castellano. “El anticuario que nos vendió los negativos –recuerda- no remitió también, al tiempo, su correspondencia”.


A través de sus cartas descubrieron, que el protagonista de las imágenes viajó a Yemen, donde se hizo íntimo del hijo del rey, y que junto al vástago dio un golpe de Estado. “De esa época –indica Jesús- hay fotos en las que sale ametralladora en mano”. El caso, según continúa la historia, es que el rey regresó, mató a su hijo, y “él tuvo que salir por patas”. Fue traficante de armas y de arte, de ahí la imágenes arqueológicas que llamaron la atención de Jesús y que han dado origen a la investigación. “Estamos digitalizando los negativos para que no se pierdan al tiempo que trabajamos en montar una exposición; un proyecto así suponen años de trabajo”.


Al mismo tiempo, desde la Casa de la Imagen continúan dando forma a la Historia General de la Fotografía en La Rioja, sin olvidar la Escuela, los trabajos profesionales, la galería y, por supuesto, la fotografía personal./Javi Muro

 

Visita a continuación la galería fotográfica seleccionada por Jesús Rocandio



Autor: Javier Muro

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