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{CULTURA / CINE}

'Manhunt, Unabomber' y el frágil equilibrio entre las ideas y los hechos

Una muy buena serie producida por Discovery Chanel y emitida en España por Netflix

A lo largo de diecisiete años, entre 1978 y 1995, un hombre tuvo en jaque al FBI. Envió dieciséis cartas bombas a diferentes objetivos. Quería mostrar la condición nociva y diabólica de la sociedad industrializada moderna y su efecto catastrófico sobre la naturaleza y la humanidad. Estaba convencido de que el planeta no sobreviviría al dominio de la tecnología sobre el hombre y sus sistemas productivos. Aún no se sabía nada de redes sociales, apenas se había iniciado la generalización de internet, y la privacidad de los individuos no se consideraba amenazada -al menos no en los términos de 2018. Aquellas cartas bomba causaron tres muertos y 23 heridos, además de innumerables daños materiales. ‘Manhunt: Unabomber’, la serie producida por Discovery Chanel y emitida en España por Netflix, recrea los hechos acaecidos durante aquellos años.

 

‘Manhunt: Unabomber’ es una muy buena serie. Son ocho capítulos basados en hechos reales que consiguen entremezclar con acierto el thriller, la reflexión sobre la forma de vida y sobre la deriva de la sociedad, la importancia del lenguaje y de la forma de expresarse de las personas, y la confrontación entre la necesidad de las instituciones de encontrar un culpable al que ponerle un nombre cuando su reputación está en juego y la determinación de quienes sienten la obligación de que ese nombre sea el correcto. ‘Manhunt: Unabomber’ es también una muy buena historia, un fascinante viaje al interior de la mente de un terrorista. Terrorista por definición, terrorista porque lo es quien emplea la violencia para tratar de conseguir sus objetivos dentro de un Estado Democrático. Y esa es una de las virtudes de la serie creada y dirigida por Andrew Sodroski, Jim Clemente y Tony Gittelson, con los que colaboró en la dirección Greg Yaitanes, la capacidad de lograr que el espectador camine por un alambre y la atracción del vacío le obligue a decidir frente a las afecciones que puede despertar Unabomber y el hecho constatado de que envió dieciséis cartas bomba y acabó con la vida de tres personas. ¿Es posible colocarse en ambos lugares al mismo tiempo sin haber perdido el equilibrio?

 

‘Manhunt: Unabomber’ ha cosechado éxito de crítica y audiencia. En la serie, el agente Jim Fiztgerald, experto en perfiles criminalísticos, es el encargado de desvelar la identidad. El FBI recurre a él tras años de dar palos de ciego en la captura de Unabomber. Un manuscrito enviado a The New York Times y Washington Post -que el FBI permitió publicar en el segundo- fue la base sobre el equipo de investigadores que encabeza Fizt (interpretado por Sam Worthington) trabajó hasta reconstruir el perfil que identificó a Ted Kaczynski (interpretado extraordinariamente por Paul Bettany), como Unabomber. No desvelamos nada, no hay spoiler posible. La historia es bien conocida y Ted Kaczynski cumple cadena perpetua en prisión. El guion de ‘Manhunt: Unabomber’ tiene también en cuenta que se trata de una historia cuyo final es conocido. Desde ese punto de vista plantea la narrativa a través de dos relatos que caminan en paralelo pero en momentos temporales diferentes. Por un lado, sitúa a Unabomber ya en prisión a punto de ser juzgado; por otro, describe cómo ha sido la vida de Kaczynski y el método de investigación desarrollado a través del análisis del lenguaje y las formas de expresión. Capítulo a capítulo, ambas narrativas van confluyendo dentro del relato principal. 'Manhunt: Unabomber' no deja de ser un desafío entre dos hombres que admiran la inteligencia del adversario... y, quizá, en el caso del agente del FBI, algo más.

Ted Kaczynski nació el 22 de mayo de 1942. Fue un niño superdotado que comenzó a destacar desde pequeño. Pronto las Matemáticas despertaron su curiosidad. Con dos años de adelanto respecto a los niños de su edad concluyó los estudios de bachillerato. Con 16 años, Ted Kaczynski comenzó a estudiar en la prestigiosa Universidad de Harvard. Con una personalidad compleja y de carácter introvertido, fue objeto de abusos y discriminación por parte de sus compañeros. Algo que nunca pudo olvidar. Pero  fue su paso por la universidad y el proyecto MK Ultra -un bárbaro programa de control mental ideado por la CIA al que fue sometido- lo que terminó de quebrar su mente. Finalizada su estancia en Harvard, Kaczynski realizó un máster en la Universidad de Michigan, al tiempo que publicaba artículos en revistas científicas y escribia una tesis doctoral, titulada ‘Boundary Functions’, calificada entonces de brillante.

 

En 1967, comenzó a trabajar como profesor en la Universidad de Berkeley, convirtiéndose con tan sólo 25 años en el profesor más joven de la historia del centro. Tan sólo duró dos años allí. Nadie sabe el motivo, pero Kaczynski dejó la prestigiosa universidad, volvió al pueblo de sus padres y poco después se mudaría a una pequeña cabaña en medio del bosque en Lincoln, en las montañas de Montana. Inició una vida apartada de la sociedad, una vida de ermitaño, alimentándose de la caza, sin luz ni agua corriente. El resto es conocido. En 1978 envío su primera carta bomba. Estaba dirigida a un profesor de Ingeniería de Materiales de la Universidad Northwestern.

Ted Kaczynski tiene ahora 75 años. De ‘Manhunt: Unabomber’ dijo, a través de una carta remitida a CNN, que tan sólo es ficción. “Han exagerado los experimentos del doctor Murray sobre el control mental y Fitz no fue el protagonista principal que desveló mi identidad, sino un miembro más del equipo, un miembro menor”. Una licencia narrativa que el propio Jim Fitzgerald -el agente del FBI real- ha corroborado en diferentes entrevistas. “Es un personaje que engloba a varios agentes que trabajamos en el caso” y reconoce que el nunca llegó a verse cara a cara con Ted Kaczynski.

 

Unabomber, el terrorista anacoreta, no ha dejado de escribir. En la citada carta recomendaba comprar y leer su libro ‘ANTI-Tech Revolution: Why y How’ y apuntaba las páginas webs en las que se puede adquirir. ¿Pero llegados a este punto, por qué fue llamado Unabomber? En 1979 trató de atentar contra un avión de American Airlines. Colocó un artefacto en uno de los equipajes, pero no llegó a estallar. Así, junto a sus cartas bomba remitidas anteriormente a dependencias universitarias, el FBI decidió denominarlo Unabomber (University and Airlines Bomber) … lo dicho, cuidado al caminar sobre frágil alambre que entrelaza las ideas y los hechos./Javi Muro

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