2868

{CULTURA / CINE}

Manual en cuatro series para políticos electos, de 'Borgen' a 'House of Cards'

Borgen y El ala oeste nos acercan a la política de pactos, House of Cards y Boss a Maquiavelo

 

Borgen es el nombre con el que los daneses conocen el castillo de Christiansborg, donde residen los tres poderes del Estado danés, Parlamento, Oficina del Primer Ministro y la Corte Suprema. ‘Borgen’ es también el título de una serie televisiva que en sus primeros capítulos muestra como, por primera vez en la historia del país, una mujer llega al poder y se convierte en primera ministra. No le resulta sencillo. Alcanza la Presidencia tras salvar más de un problema a la hora de pactar con los partidos que componen la cámara, y tras sufrir alguna que otra disputa con los medios de comunicaciones afines a los partidos que habían gobernado hasta la fecha. ‘Borgen’ va ya la tercera temporada, pero aquí, en España, el resultado de las elecciones autonómicas y municipales parece indicar que el director acaba de gritar: “Silencio, comenzamos a rodar”.


Si te detienes un momento y no te dejas arrastrar por la trama, si decides jugar a encontrar parecidos razonables –no físicos, claro, sino de actitud-, es posible que descubras ciertas similitudes entre los personajes de ficción y nuestros políticos, en los de siempre y en los nuevos. Si te dejas arrastrar por la trama, entonces el momento que vive ahora –tras el escrutinio de los votos- cada ciudad y región de España cobra vida en la pantalla de televisión.


Los principales ingredientes de ‘Borgen’ son la política, el poder y la prensa y como ya sucedió con ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ –en la ficción americana un candidato de una minoría llegó a presidente antes incluso de que fuera elegido Obama-, en Dinamarca, una mujer fue elegida presidenta del Gobierno -Thorning-Schmidt -, tras haberlo sido ya en la serie creada por Adam Price.


‘Borgen’ plantea de inicio un país en el que las mentiras, los escándalos, los pactos de pasillo, las luchas por el poder –externas y dentro de los propios partidos-, la corrupción; lo que es correcto decir, lo que no y lo que hay que ignorar en una campaña electoral, está al orden del día, junto a la obsesión –por supuesto- por controlar los medios de comunicación. Todo antes que el interés por los ciudadanos. Política de profesionales.
En ese ambiente, surge la figura de la candidata Birgitte Nyborg, que intenta en medio del barullo del que se benefician los partidos tradicionales preservar sus principios a la hora de tomar decisiones cómo, por ejemplo, con quien pactar, qué y a qué coste para los planteamientos programáticos de su partido. ‘Borgen’ es, en sus primeros capítulos, un manual para saber cómo desenvolverse en las reuniones en las que se negocian pactos de gobernabilidad. Televisión didáctica, si algún político electos quiere encontrar una escusa para sentarse delante de la pantalla y aprender cómo manejarse viendo ficción.

 

En ‘Borgen’ también surge poco a poco la sensación de que Nyborg –ya presidenta- considera que, en el desarrollo de su acción de Gobierno, ha ido perdiendo la noción y el contacto con la realidad. Ese miedo que seguro atenaza  a los nuevos concejales y diputados regionales de Podemos, Ciudadanos, Compromis, o Cambia Logroño, por ejemplo. Ya se sabe, un gran poder implica una gran responsabilidad. Toca cumplir. Ahí, en una conversación con uno de sus asesores justo antes del discurso de balance anual, aparece la reflexión de Nyborg: ¿Qué política quieres hacer? ¿Qué quieres conseguir cómo presidenta del Gobierno? ¿Sólo mantener el poder? ¿Se trata de una cuestión de soberbia?

 

Si se trata de preservar el poder como único objetivo y a cualquier precio el manual práctico de uso para el político electo vía ficción televisiva se encuentra detallado en ‘House of Cards’, la serie protagonizada por Kevin Spacey y Robin Wright en los papeles de Frank Underwood y Claire Underwood, y que narra el ascenso del matrimonio –más equipo calculador y manipulador que matrimonio- desde la posición de portavoz en el Congreso a presidente de los Estados Unidos. En ‘House of Cards’, la ambición, la avaricia y la falta de escrúpulos forman parte del juego político. Todo vale. Ya lo dice Frank: “El camino hacia el poder está pavimentado de hipocresía” y recuerda que “el dinero puede ser una gran mansión en Sarasota que se derrumba a los diez años; el poder es una sólida que perdura por siglos”. Para Frank Underwood, “todo trata de sexo; salvo el sexo que trata de poder”.

 

Para los políticos con tendencia a la soberbia y transformar un Ayuntamiento, la llamada casa de todos, en su eterna mansión, en ‘Boss’ –protagonizada por Kelsey Grammer, ‘Frasier’- pueden hallar un vademécum más completo que el programa electoral de Esperanza Aguirre.

 

En ‘Boss’, Grammer es Tom Kane, el eficaz alcalde de Chicago que se siente como una araña en el centro de la telaraña de poder que ha tejido a lo largo del tiempo. Kane cree que los ciudadanos quieren ser liderados y que les resuelvan los problemas y que la moralidad de los medios para conseguirlo no les preocupa en absoluto. Para Kane, Maquiavelo era un mindundi.

 

En cambio, si pasado el tiempo, el alcalde, el concejal, o el diputado aún recuerdan el porqué decidieron presentarse a unas elecciones y cuáles eran sus ideas con las que pretendían cambiar a mejor a la sociedad, un repaso a la ya mítica ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ es la recomendación de este modesto y humilde compendio.

 

El creador de ‘Borgen’, Adam Price, reconoce la influencia del ‘Ala Oeste de la Casa Blanca’, la serie creada por Aron Sorkin que encauzó el éxito de la ficción con argumento político y en la que las palabras negociar y pactar fueron protagonistas temporada tras temporada. Los sucesivos Gabinetes de los gobiernos demócratas del presidente Jed Bartlet –interpretado por Martin Seen- alcanzaron acuerdos para sacar adelante sus proyectos con el Partido Republicano, pero también con sus propios congresistas demócratas que les exigen el cumplimiento de sus compromisos electorales desde cada uno de los Estados que conforman el país. Unas veces, las negociaciones de Josh Lyman, Leo McGarry Sam Seaborn, CJ Cregg, Toby Ziegler, Charlie Young y Donna Moss,  fue todo un éxito, y en otras tocó ceder, pero siempre había unas líneas rojas… por qué se habían presentado. ¿Ficción?/Javi Muro

Suscripción a la Newsletter Enviar