3040

{CULTURA / EXPOSICIONES}

'Contrarios', la identidad y el devenir

Estudio 22 reúne a Irene Cruz, Rosendo Cid, Rosa Neutro y David Cata en una muestra colectiva

‘Contrarios’es la tercera exposición del año que se celebra en ESTUDIO 22. Una muestra colectiva que reúne a Irene Cruz, Rosa Neutro, David Catá y Rosendo Cid. Es precisamente un texto de Cid el que abre el catálogo de ‘Contrarios’. “Estas líneas no explican las razones de cada uno, pero sí pretende dejar algunas sugerencias. El título ya se antoja amplio y lo mismo sucede en cuanto a su explicación. De salida, la palabra contrario tiene cierto carácter negativo pues por definición es aquello que se opone a otra cosa. Creo que podríamos señalar también que el arte trabaja con fenómenos contradictorios o incluso, de un modo aforístico, que el arte es una ficción de la realidad, ya de por sí compleja y contradictoria. Esta exposición no pretende ser una explicación de la contradicción pero sí creo entrever el hilo común de la identidad y su devenir (asunto contradictorio donde los haya)”. 

 

Habla Rosendo Cid del concepto de identidad del que parte el mundo del arte, “más a menudo de lo que parece. Algunos lo hacen tratándolo directamente y otros se sirven de fenómenos como el alter ego pasando por el heterónimo, el apócrifo u otros. En todos los casos sin embargo se parte del afán por expresar y plantear otras cosas que las habituales”. Apunta Cid al fenómeno del doppelgänger, un vocablo alemán que define el doble fantasmagórico de una persona viva y que se emplea para designar al doble de una persona, en referencia, sobre todo, al gemelo malvado, a la parte menos amable. También de otro concepto filosófico como es la ley de la unidad y la lucha de contrarios que determina que los fenómenos de la Naturaleza llevan implícitas contradicciones internas que son la fuente del desarrollo. “Estos u otros conceptos –detalla Cid- salen al paso en cuanto hablamos de la idea de contrario, sobrevuelan cada pieza de la exposición, más o menos visiblemente; y que tal vez el verdadero problema de lo contrario y de su explicación estriba en todo aquello que existe en los intervalos, pues los extremos sabemos reconocerlos, pero no tanto toda esa parte indefinible y amplia en donde se ubica el acontecer contradictorio de las circunstancias existenciales”.

  Al referirse a su obra directamente, ‘Los retratos son precisos en lo que ocultan’, Rosendo Cid describe un tríptico formado por dos collages que flanquean otra pieza central de texto formado por definiciones en forma de axioma que nos hablan sobre la idea de retrato, siendo algunas contradictorias entre sí pero válidas al mismo tiempo si se cogen por separado. Cada frase comienza con las mismas dos palabras. “Estas son las frases en su totalidad”.

Por su parte, ‘Los dos fotomontajes contrarios que propone Rosa Neutro pertenecen a la serie ‘Divas de negro’ y 
hacen estallar los estereotipos de la cabeza y el rostro de
las llamadas divas. En uno los cabellos aparecen como máscara
de una sinuosidad que evoca un revés allí donde debería aparecer el rostro. Casi como un velo de cabellos que asoma a una mujer loba. En el otro la cabeza de la diva estalla como si fuese una estalactita invertida a la que la lava hiciera perder su sentido
y estabilidad.
En ambos casos el estallido de las cabezas y del hábito de los rostros maquillados de las divas hacen caer la costumbre de ser deseadas por los hombres y buscar el mimetismo de las mujeres. Siempre imposibles. “Quizá sea esa la certidumbre que nos propone Neutro: el estallido de las mujeres inalcanzables e inasibles".
La propuesta de David Catá para ‘Contrarios’ es ‘Parcas’. Las parcas eran tres mujeres que se encargaban de escribir el porvenir de la gente tejiendo el hilo de la vida. Una vida convertida en pasado, un entrelazado de vivencias en forma de tela de araña, una trampa sobre la que se posa el recuerdo en las garras del olvido. “Por medio de retratos familiares represento unas vidas que son presente y pasado al mismo tiempo, y que en un futuro serán olvido donde tan sólo quedarán las huellas materiales, fruto de un esfuerzo personal devorado por el tiempo. Mi madre, desde la morfología de la piel, teje las vivencias de estas personas que la fotografía no es capaz de mostrar”.


Irene Cruz, fotógrafa española afincada en Berlín, propone la serie de imágenes ‘Ewige Wiederkunft’ y apunta a la reflexión de Elizabeth Gilbert para acompañarlas: “¿Has notado que las lilas más espléndidas, por ejemplo, son las que crecen junto a establos en ruinas y chozas abandonadas? A veces la belleza necesita ser un poco olvidada para alcanzar su plenitud”.


En su reflexiones (des) ordenadas sobre el devenir que recoge el catálogo de la muestra, Irene Cruz expone algunos de los conceptos que le han llevado a realizar este trabajo artístico, que bajo el título ‘Ewige Wiederkunft, “pretende cerrar un ciclo, que, desde el actual vacío, retornará, y se volverá a manifestar en adelante en mi vida, en mi obra.  Estas ideas, que algunas veces parecen estar más allá de la razón, son las que mayoritariamente la vida en Berlín me ha ido despertando. Quiero reconocer de antemano que, seguramente, la mayor parte de ellas (o incluso todas) no serán originales, sino que las habré debido de ir adquiriendo de aquí, de allá, sin poder afirmar con precisión en la mayor parte de los casos qué autor, qué lecturas o imágenes me las han ido descubriendo”. 

 
Cruz se pregunta, ¿y si todo en la historia del ser humano se repite en un infinito devenir, sin posibilidad de variación? “Estamos inmersos en la vorágine de la naturaleza. Abandonados a nuestra soledad. A la inmensidad del universo. Aún me acuerdo del momento exacto en el que estas ideas me calaron por primera vez, fue una revelación, son las que me han llevado, como premisa, a investigar lo que ahora me enajena. ¿El tiempo realmente es lineal? ¿Tiene sentido romper con la idea del pasado, el presente y el futuro?”.


La fotógrafa recuerda que hace ya cinco años leyó –“en uno de los libros más fascinantes que conozco", ‘Una breve historia de casi todo’, de Bill Bryson-, una frase que a día de hoy recurre en sus pensamiento y que decía algo así como que: ”el tiempo, tal y como lo conocemos, no existe, no hay ningún pasado del que surja”. ‘El Tiempo’ se convertía así para Cruz en una variable misteriosa, “una promesa hueca que parecía inasible”.  


Asegura Irene Cruz que los acontecimientos inevitablemente siguen reglas de causalidad. “Intentamos cambiar nuestra vida conscientemente tomando decisiones y quizá el cambio reside en aprender a esperar que la vida nos sorprenda” y recuerda que “tampoco tiene sentido concebir la realidad como estática, ya que todo es un proceso y un cambio continuo. En cada uno de los acontecimientos que configuran un instante está implícito también el resto de los hechos del mundo, el resto de las cosas pasadas y venideras, pues todo cuanto en él se produce es consecuencia de la combinación de todos los sucesos precedentes, del mismo modo que la conjunción exacta de los acontecimientos que ocurren en cada instante desencadenará el conjunto de los sucesos futuros”. 

 

En parte –dice la fotógrafa- me tranquiliza pensar que la vida que ahora vivimos ha sucedido con anterioridad y que volverá a repetirse eternamente, ayuda a no sucumbir a la incertidumbre y la aparente continua deriva de la vida. Todo esto es más fácil de aceptar si nos damos cuenta de que la historia de la humanidad se repite, y con ella toda su cultura”.
Habla Irene Cruz de haber aprendido a creer que lo que conocemos como ‘tiempo’ tiene un efecto circular, “una especie de bucle eterno que no se ciñe a un pasado, a un presente, y a un futuro como siempre me habían enseñado”.


Señala Cruz a esta fase en la que ha vivido como inmigrante (y emigrante), “he evolucionado, me consigo sentir en ocasiones verdaderamente libre. Entiéndase ‘libre’ como acabar con la necesidad de que nada supedite mi vida a una supuesta realidad suprasensible ni a leyes del más allá. Lo único que me perturba y me frena es la impaciencia (a veces acompañada de tristeza) de que lo deseado regrese de una vez, y todo vuelva a encajar de nuevo, en perfecto equilibrio”.  


Veo –resalta- a todos aquellos que crecen fuera de la conformidad del heimat como valientes que consiguen desenvolverse en este enriquecedor camino de desapegos en los parajes de lo diferente. Territorios muchas veces solitarios y desconocidos. Me interesan los que disfrutan con aquello que les saca de ‘lo convencional’ y que se atreven a abandonar la conformidad de la común opinión”.


Destaca Irene que no somos algo inmóvil más allá de las cosas, sino que estamos definidos por el movimiento mismo, por el propio devenir. Y alude a Nietzsche nque o hablaba de que las cosas son, sino de que “las cosas corren por esas calles que duran una eternidad, por el tiempo”. Habla Cruz del instante eterno y del coraje necesario para vencer al miedo y lanzarse a este abismo de la búsqueda personal, a la trabajosa idea de tratar de profundizar en el conocimiento del mundo. “Debemos actuar siempre de la manera correcta por nosotros mismos, porque creo que de sobra los sentimientos nos ayudan a saber distinguir con claridad el bien del mal...”. Contrarios./SPOONFUL

Suscripción a la Newsletter Enviar