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{CULTURA / EXPOSICIONES}

'La calidad de las exposiciones no se mide por el número de visitantes'

Kristine Guzmán es la coordinadora del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC)

Kristine Guzmán es la coordinadora general del MUSAC, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León. Allí desarrolla labores de gestión y también una faceta más creativa que le permite coordinar y comisariar algunas de las exposiciones que acoge el centro. Kristine nació en Manila y llegó a Madrid en 1999 para cursar un master en restauración arquitectónica. Porque Kristine se formó como arquitecta y fue ya aquí en España cuando descubrió su pasión por el arte contemporáneo y se produjo una inflexión en su vida. Tras un paso por el Museo Reina Sofía, llegó a León de participó en la puesta en marcha del MUSAC. Reconoce que desde pequeña sentía un pulso creativo que le llevaba a pasarse el día dibujando. Ahora, cree que los museos de diferentes ciudades no compiten entre si sino que se enriquecen unos a otros. Al mismo tiempo, apunta la necesidad de realizar un esfuerzo conjunto por parte de museos y artistas para atraer y explicar el arte contemporáneo al público que aún siente cierte temor a acercarse a las exposiciones./Javi Muro

 

S. ¿Cual es la labor de la coordinadora general de un museo?

Para entender mi labor en el MUSAC, hay que tener en cuenta que somos un equipo muy reducido que depende de la Fundación Siglo, una fundación pública. Mi labor puede ser dividida en dos partes: la que es pura gestión y otra parte más creativa. Por un lado, mi principal función es ser el puente entre el museo y la Fundación. Eso engloba tareas que van desde el control presupuestario a la gestión administrativa y del personal. Es decir, hago una contabilidad interna que se coteja después con la contabilidad de la Fundación, siempre procurando que los gastos del MUSAC no superen el presupuesto asignado. En cuanto a la gestión administrativa, hace tiempo que no contamos con un asesor jurídico en la plantilla del MUSAC, por lo que soy yo quien redacto los informes previos y los borradores de pliegos de diferentes concursos además de participar en su posterior valoración para la adjudicación. También tengo que velar por que las empresas cumplan su contrato.

 

S.- ... y la parte creativa...

La parte más creativa consiste en tareas específicas de un museo. Desde el comienzo del MUSAC, actúo como secretaria del comité asesor y gestiono las nuevas adquisiciones para la Colección. Coordino algunas exposiciones y en los últimos años, el director Manuel Olveira me ha dado la oportunidad de comisariar varias de ellas y contribuir en la línea de programación sobre ‘Arte y Arquitectura’. Por último, hay ciertas tareas que parecen invisibles pero que son necesarias, como custodiar el buen mantenimiento del edificio, la gestión de espacios para alquiler, la atención al público por Internet o ciertas labores de protocolo y de representación.

 

S. ¿Cómo llega una arquitecta especializada en restauración arquitectónica al mundo del arte contemporáneo?

La vida está llena de casualidades y estoy en el mundo del arte contemporáneo por una de ellas. Llegué a Madrid en 1999 para realizar un Máster en Restauración Arquitectónica, becada por la Agencia Española de Cooperación Internacional. Me interesaba el mundo de la restauración porque en Filipinas tenemos mucho patrimonio histórico y poca consciencia de la conservación. Tras la beca quería quedarme más tiempo para poder explorar Europa y ver cosas que sólo había visto en libros. Así que solicité otra beca de gestión cultural promovida por Endesa y la Fundación Duques de Soria. Este programa, en el que pensé formarme en restauración de pintura contemporánea, fue un punto de inflexión en mi vida.

 

S.- ¿Y comenzó un capítulo nuevo de tu vida?

La beca era para el Departamento de Restauración del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía pero me asignaron al Espacio Uno bajo la tutoría de Rafael Doctor, al que desde entonces considero mi mentor y una de las personas más influyentes en mi vida. Las primeras semanas estuve realizando algunas tareas en Restauración, pero al poco tiempo sentí que tenía que aprovechar mejor la oportunidad que me dieron en Espacio Uno. Así que hice un esfuerzo por adentrarme en el arte contemporáneo. Rafa me ayudó muchísimo y me abrió los ojos a este mundo. Pronto descubrí que tenía cualidades muy importantes para el desarrollo del trabajo como coordinadora de exposiciones: era muy ordenada, podía comunicarme en inglés (un requisito muy importante para trabajar con artistas internacionales) y tenía un dominio del espacio gracias a mi formación como arquitecta. Y me di cuenta de que, aunque me vine a España con unas metas, la vida me ha llevado a otras y me siento muy afortunada por este giro del destino.

 
S.- ¿La arquitectura es arte o es funcional?

Las dos cosas: la arquitectura es el arte más funcional. Como dice Richard Meier: “Architecture is the greatest of the arts”.

 
S. ¿Siempre sentiste atracción por lo creativo? ¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el arte?

Si, desde pequeña me encantaba dibujar. Siempre fui la 'artista de mi clase', pero no le daba mucha importancia porque era muy tímida y me costaba mostrar mis trabajos. Mi primer recuerdo impactante es de cuando tenía 10 u 11 años: entregué una obra a un concurso nacional para celebrar el Día de la Madre y me seleccionaron junto con otros cinco niños y niñas. Pero para elegir la ganadora tuvimos que volver a hacerlas en público. Imagina el sufrimiento que sentí delante de tanta gente. Hacía lo imposible por tapar mi lienzo para que nadie lo viera. Y cuando eligieron mi obra como ganadora, todo el mundo se sorprendió porque no se habían percatado de lo que estaba haciendo. En ese momento, sentí mi don creativo.

 
S. ¿Cómo llega Kristine a León y al MUSAC?

Tras mi estancia en el Museo Reina Sofía, y de algunos trabajos puntuales de coordinación con Rafael Doctor, trabajé dos años como arquitecta. Un día, a finales de 2002, Rafa me llamó para proponerme formar parte del equipo de tres personas que iba a poner en marcha el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León.

 
S. ¿Qué criterios definen que la obra de un artista se exponga en el MUSAC?

La línea actual del MUSAC, tal como la ha planteado Manuel Olveira, director desde hace tres años, se centra en tres ejes: hacer visible la Colección a través de pequeñas muestras temporales; desarrollar grandes retrospectivas de artistas (españoles o extranjeros) de media carrera, o de artistas con una gran contribución a la historia reciente del arte; y exposiciones colectivas sobre temáticas de interés como el feminismo, el post-colonialismo o la poesía visual. Por otro lado, Manuel ha potenciado también algunas líneas más experimentales como todo lo relacionado con la performance y la poesía. Por tanto los criterios son más objetivos de lo que la mayor parte de la gente cree.
S. ¿Hay competencia entre museos?

No creo que haya competencia entre museos. Al contrario, la existencia de más museos enriquece. Por nuestra parte, queremos tener nuestra propia identidad.

 
S. ¿Por qué MUSAC ha sido un éxito y ha tenido continuidad en el tiempo y otros centros, que surgieron en el mismo momento, no han conseguido perdurar?

No sé si tenemos éxito, pero si lo defines como sobrevivir y seguir desarrollando proyectos que interesen, sí que sobrevivimos aunque con muchos menos medios que al principio. Somos un museo público y sería una irresponsabilidad por parte de la Junta de Castilla y León haber creado un contenedor para no tener continuidad después. Hemos sufrido muchos recortes en el presupuesto, pero nos hemos adaptado a trabajar con lo que tenemos. Hacemos más por menos: pensamos muy bien desde dónde traer obras y hacemos concentraciones de préstamos; alargamos la duración de las exposiciones, si antes cambiábamos cada tres meses, ahora lo hacemos cada cuatro o seis. Por último, buscamos más colaboración y la itinerancia la valoramos positivamente por la importancia de las co-producciones de exposiciones y catálogos.

 
S. ¿Qué porcentaje del propio gusto artístico lleva a programar a un artista u otro?

Es difícil cuantificar el porcentaje pero creo que es muy variable y depende de otros factores. Puede que el gusto artístico o el interés personal en una línea de argumentación sea uno de ellos, pero como dije antes, también de la línea de programación que se quiere llevar a cabo en una institución, o el momento en que se encuentra un artista en su carrera.

 
S. ¿Es posible programar la exposición que uno desea o imagina o también hay un criterio de oportunidad? ¿Se juega con un abanico de opciones de interés?

En cada momento hay temas más candentes o que están en el ambiente y a menudo una exposición es un posicionamiento político, social o estético sobre un tema. Además, a veces son las propias exposiciones y el trabajo de artistas contemporáneos los que ponen el foco sobre cuestiones que no se contemplaban anteriormente.


S. ¿Crees que se explica suficientemente el arte contemporáneo? Lo digo porque quizá existe una percepción relacionada con lo elitista. Quizá el gran público mira las exposiciones desde la puerta con cierto temor. Se preguntan ¿lo voy a entender?

Hay mucho trabajo de educación por hacer. Es la conclusión a la que llego tras ver algunos comentarios que nos deja el público y en los que abundan frases como “No entiendo nada” o “Me están tomando el pelo”. En general, creo que la gente no hace un esfuerzo por ir más allá de la primera impresión y les cuesta leer el material didáctico que se ofrece en los museos. No reprocho al público, entiendo que el arte también tiene que estimular los sentidos y emociones. Pero llegar a la conclusión de que no te gusta simplemente porque no entiendes es injusto. Tiene que haber un esfuerzo mutuo, el museo tiene que saber comunicar y el público tiene que entrar con la mente más abierta.

 
S. ¿Cómo crees que se puede resolver esa cuestión? ¿Cómo evitamos ese miedo?

El público agradece mucho las visitas guiadas. A menudo es perezoso con los folletos o las cartelas, pero si alguien le da las claves de una exposición, le guía un poco por ella, presta mucha atención. Puede que algunos salgan con la misma idea de que el arte contemporáneo es una “tomadura de pelo” pero muchos saldrán con la sensación de que había muchas más ideas de las que imaginaron en un momento dado y esto les suscite curiosidad por seguir profundizando. También funcionan las actividades paralelas que enganchan al público a entrar a un museo. Puede ser un concierto, unos talleres, o hasta sesiones de meditación rodeada de arte —cosas así ayudan a que muchas personas tengan su primer contacto con un museo.


S. ¿Qué responsabilidad tiene el artista? ¿Y el museo o el comisario de la exposición?

El artista tiene la responsabilidad de expresar, utilizando su propio lenguaje, y de suscitar preguntas. El comisario tiene la responsabilidad de trazar el hilo argumental de una exposición y de comunicar las ideas del artista.


S. ¿Desde tu visión como coordinadora general del MUSAC y comisaria de exposiciones compartes la idea de ser también autora de los que observa el público al entrar en el museo? ¿No directamente la obra, pero sí, quizá del escenario?

Quizá se puede considerar autoría el hecho de establecer una lectura o desarrollar un discurso y unos argumentos a partir de una serie de obras creadas por uno o varios artistas. Pero es otra autoría que no tiene que anular ni estar por encima la de lo que cuentan los artistas. Es algo complementario.
S. Por cierto… ¿cómo es el proceso hasta que se abre al público una exposición? ¿Cuánto tiempo lleva prepararla?

Idealmente, hay que comunicar a los artistas la intención de hacer una exposición con dos años de antelación para trabajar con holgura, aunque no siempre es el caso. Se inicia entonces un diálogo entre artistas y comisarios para desarrollar la idea de la exposición. En muchas ocasiones, algún artista quiere hacer nuevas producciones y se pone manos a la obra; mientras, el museo tramita los préstamos de obras procedentes de otras colecciones. Una vez aprobados todos los préstamos, se organiza el transporte de obras y dependiendo de su importe, puede que sea necesario sacar la licitación a concurso; entonces hay que contar con al menos seis meses antes del comienzo del montaje para publicar el concurso. Se programa la llegada de las obras al museo justo antes del periodo del montaje. En nuestro caso, tenemos entre dos y tres semanas para el desmontaje de la exposición anterior y el montaje de la nueva.


S.- El MUSAC es referente en arte contemporáneo, ¿aumenta esa percepción la responsabilidad que siente su coordinadora?

Me considero una persona muy responsable. Lo he sido en todos mis trabajos, con independencia de la repercusión que tengan. Lo haría igual aunque se tratara de un pequeño museo con un público local o reducido, aunque obviamente sentiría menos presión.


S.- ¿Crees que en España existe atracción por el arte? Hablo desde el punto de vista del público, como aficionados, no como coleccionista.

Si, existe por el arte en general. Pero es verdad que no hay tanta atracción y curiosidad por el arte contemporáneo, en parte porque no se invierte en educación. Si pensamos en la cantidad de cosas en las que el arte contemporáneo influye, como la publicidad, el cine… los videoclips incluso, nos daríamos cuenta de que hay más interés (incluso más conocimiento) del que pensamos. Pero hay muchos lugares comunes, mucha desinformación por parte de los medios y pocas posibilidades para los profesionales de llegar al gran público. La comparación con lo que ocurre en otros países de nuestro entorno es clara y muy desfavorable hacia nosotros.


S.- ¿Crees que se valora al artista?

No lo suficiente. Me remito a la respuesta anterior; creo que las administraciones deberían ser más conscientes y dedicar más recursos a la creación y a los creadores. No hablo de subvencionar a lo loco, sino de una política profunda de apoyo, que seguro tendría rendimiento a corto plazo.


S.- Durante la crisis económica se ha señalado al arte, a la compra de arte, como un valor refugio. ¿Lo has percibido así?

No me interesa esa percepción. Es obvio que para que los artistas sigan creando tienen que comercializar su obra o vivir de sus proyectos, por tanto tiene que haber un mercado fuerte. Pero en los niveles que me interesan, que es el del 99%  por ciento de los artistas, es el disfrute del arte lo que mueve a los coleccionistas, no la especulación, que a menudo es perniciosa.
S.- Por cierto, ¿qué te parecen las exposiciones estrella? Muestras que atraen a un gran número de público… como la del Bosco, recientemente?

La calidad de las exposiciones no se mide por el número de visitantes, que obviamente se ve influido por la publicidad y el marketing que a menudo las rodea. Está bien que haya grandes exposiciones que se conviertan en acontecimientos, pero a menudo eclipsan a extraordinarios proyectos de gran valor que no tienen tanta repercusión mediática detrás.


S.- ¿Qué recomendarías a alguien que quiere iniciarse en el mundo del arte contemporáneo?

Que viaje. Que vaya a museos, a galerías y a librerías. Que se informe y que no tenga miedo de preguntar a los profesionales. En el MUSAC por ejemplo programamos cursos de cultura contemporánea y tenemos grupos de debate que ayudan a las personas interesadas a adentrarse en este mundo.


S. ¿Cuál es tu artista fetiche?

Admiro mucho a los artistas que utilizan su arte como plataforma para llamar la atención sobre asuntos de interés, como Ai Weiwei en su trabajo con los refugiados, o denunciando la falta de libertad de expresión en China que él mismo ha sufrido.

 

S.- ¿En qué obra te quedarías a vivir?

Me encantaría sentir la libertad de formas y de estar a la vez dentro y fuera, observadora y observada, en la Casa Flor de SANAA.

 

* Fotografías Kristine Guzmá: Vicente García/Casa Flor de SANAA: cortesía MUSAC

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