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{CULTURA / EXPOSICIONES}

'La Escala', observar el territorio desde arriba

Antonio Barea expone su investigación sobre las sensaciones de mirar imágenes generadas en pantallas

Hace algo más de un año, Antonio Barea exponía en la galería madrileña Paula Alonso. Entonces, ya dejaba entrever la atracción que sentía por la acción de volar y observar desde lo alto; por el avión, por el vuelo, por la escala a la que se percibe desde el aire el paisaje, el territorio. Consciente de que el camino emprendido no había concluido apuntaba a SPOONFUL la intención de continuar indagando alrededor de esos conceptos.


Aquel proyecto que meses atrás aún andaba investigando y planificando ahora se expone en el Instituto Riojano de la Juventud y lleva por título ‘La Escala-Unmanned aerial vehicle’. Un proceso creativo que ha sido posible gracias a una beca de Apoyo a la Profesionalización de Jóvenes Artistas del Gobierno regional. “El proyecto parte –explicaba en aquel momento Antonio Barea- de un interés por la impersonalidad de la experiencia actual del territorio y el paisaje. Un paisaje modulado a través de un sistema de códigos binarios que generan imágenes en pantallas”.

 

Como leitmotiv, Barea ha encontrado las imágenes que ven los operadores de los drones a través de sus pantallas, a cientos de kilómetros de distancia. “La Escala –describe el joven artista- tiene el territorio y el paisaje vistos siempre desde el aire como protagonistas, a través de una investigación que va desde la aviación hasta los drones”. Quizá incluso un poco más allá y un tanto más acá, ya que, por un lado, el catálogo que acompaña a la muestra se adentra en la historia compartida entre el vuelo y la fotografía y ahí aparecen el fotógrafo Nadar y el ‘Le Gent’, el globo aerostático en el que instaló una cámara y, por otro, el propio Barea, menciona la referencia a las palabras de Felix Baumgartner –tras saltar desde una altura de 39.045 metros y ser el primer hombre en romper la barrera del sonido con su propio cuerpo. “A veces –recuerda que dijo- tienes que subir muy alto para darte cuenta de lo pequeño que eres”. En definitiva, una visión aérea del territorio.
La obra de Antonio Barea es preciso contemplarla en su conjunto. Pieza a pieza explica y detalla la relación de una con otra y de todas entre sí. En ‘La Escala’ sobrevuelan las ideas del mapa desde el cielo, de la condición artística de la fotografía –rechazada en un principio por su proximidad a la realidad-, la irrefrenable atracción que genera una imagen aérea, las leyes de la física y de la aeronáutica, que para muchos aún siguen envueltas en una fantástica dosis de magia y las infinitas posibilidades que ofrece ésta técnica para el avance de la humanidad. Progresar para localidad nuevos territorios fértiles para la agricultura, para favorecer la ayuda humanitaria o para colaborar, por ejemplo, en catástrofes naturales. También, como no, para uso militar. Ya en el primera Gran Guerra, la industria militar se percató de la utilidad de contar con imágenes aéreas del enemigo.


Desde el tamaño y la forma de una cuchara –apunta el catálogo- hasta Central Park. El mundo humano se construye a nuestra medida. Nuestra relación con el paisaje tiene que ver con lo abarcable, lo humanamente plausible. Al alzarnos, los monstruos que nos intimidan parecen fichas en un tablero de juego. Desde arriba, el mapa se hace real. Montañas y ríos abrumadores son diminutas sombras desde el cielo. El mundo al alcance, medible, a escala”.


Maquetas, dibujos, ilustraciones, fotografías, escultura, instalaciones, fichas y vídeo forman ‘La Escala’. Barea habla de sensaciones en sus obras. “Lo más importante para mí –explica- es la visión. ¿Sentían los mismo o siento los mismo los pilotos de aviones o los que responsables de manejar y dirigir los drones?".


‘La Escala’ habla de la conquista del paisaje con la mirada y la tecnología, desde el globo aerostático hasta el juego entre la realidad y la representación que supone Google Earth. El trabajo de Antonio Barea, tiene también su mensaje antibelicista. “Sí, quiero mostrar la cara amable de los drones, ya que tienen muchas más utilidades que las meramente militares”, al tiempo que recuerda cómo el hombre ante la guerra pudo elegir entre ser palomo y halcón y… fue halcón./Javi Muro

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