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{CULTURA / EXPOSICIONES}

'Sí', Balanza y la luz

El escultor expone en la Casa de la Imagen 'Sí y Tiempo de Luz'

Invocar la complicidad de la luz y la gravedad no es tarea sencilla. Para ejercer esa clase de magia es precio conocer las fórmulas apropiadas y aplicarlas tras plantear las preguntas precisas. Las esculturas de José Carlos Balanza nacen en el momento en que se materializa la luz sobre su superficie de hierro fundido. Porque, Balanza ha regresado al hierro, el material con el que ha trabajado gran parte de sus carrera y que apartó, momentáneamente, para expresarse desde la fotografía, el vídeo o las instalaciones.


Hay un regreso al hierro –describe el escultor-como materia prima esencial, con su densidad y con la forma de trabajarlo desde sus líneas fundidas”. Es un retorno a su lenguaje de toda la vida para contar las cosas que le inquietan ahora. “El hierro tuvo sentido para mí en los años 90 –recuerda- y, tras muchas vivencias, sigue vigente”.

 

El artista recorre ‘Sí y Tiempo de Luz’, la exposición que exhibe en la Casa de la Imagen, y mima cada detalle, junto a Jesús, Carlos, Mila y Pablo, unas horas antes de la inauguración. Una pesada caja de hierro sobre cuya tapa se lee ‘Sí: 7,87d=169.992 gr/21.600 cm3, para responder a las preguntas que motivan lo que la hace posible”, enhebra el conjunto de las piezas. “La ecuación –explica- habla de la densidad que se aglutina en la mente, en el pensamiento; habla del hecho de que para responder a las preguntas que nos planteamos  partimos de todo lo que tenemos y lo expresamos de una forma u otra”.
La obra surge de ‘La Distancia’, el libro escrito por el escultor  y en el que moldea las palabras hasta pulir un objeto construido sobre dos aspectos complementarios “yo y el mundo; la distancia –dice- es el lugar donde poder estar y donde poder ser. Ahora, al abrir la caja surge la respuesta, aunque primero haya que ordenar los cuarenta y ocho prismas de hierro macizo que contiene y descubrir entonces la palabra ‘Sí’. 


Balanza busca en lo adquirido en sus vivencias y reflexiones para poner en funcionamiento su proceso creativo. “Las piezas contienen mi densidad, la respuesta que surge, los conceptos, lo previo, y también la forma; esas relaciones, ese dibujo que tengo que realizar para responder, es la esencia de esta obra”. Desde el punto de vista físico, “lo que hago es mediante líneas de hierro con soldadura establecer relaciones entre elementos previos a ese dibujo, que ya estaban en el mundo, elementos geométricos o residuales, que incluso tuviera en el taller”.

 

Las esculturas son en sí, respuestas muchas más concretas, “sus nombres son precisos y exactos y están relacionados con el tiempo que le cuesta a la luz recorrerlas”. Todas tienen un título númerico que surge de la ecuación segundos/luz, una referencia ‘000000625 o 0,00000014953. “Son reflexiones –detalla Balanza- sobre la condición humana, un intento de validar lo que somos. Las esculturas no son tales hasta que se materializa en ellas la luz".
Sobre los juegos de baldosas decoradas que alternan el suelo de la Sala de Exposiciones de la Casa de la Imagen, José Carlos Balanza apunta un proceso que realiza con precisión. Un sistema de precisión científico sí, pero también poético y conceptual, que incluye desde el peso de las piezas, la magia de la gravedad y, por consiguiente, la intervención de la Tierra, hasta la aplicación de las fórmulas físicas de la densidad y la luz. Los conjuros creativos que dotan a las piezas moldeadas del espíritu de esculturas. “Cuando la escultura surge físicamente –reconoce- es como el nacimiento de un niño”.


‘Sí y Tiempo de Luz’ mantienen un hilo de conexión con anteriores trabajos del artista. “Pueder ser –plantea- son, en definitiva, sobre la lógica, el tiempo, y el dibujo de mi existencia; ahora recojo esos conceptos aunque de una manera más abstracta”.


Una tira de baldosas en ajedrezado para señalar la camino a seguir para ir descubriendo las piezas que componen la exposición. Balanza se detiene: “¿Qué si tengo rodeada ya esa respuesta que persigo? A veces me parece que algunas obras son definitivas, me ha sucedido con ‘Sí’, pero también me ocurrió anteriormente. Creo que seguiré haciéndome preguntas y buscando y dando respuestas, creo que no me guardaré nada”.


Un haz de luz serpentea por la sala tras colarse por el ventanal que mira a la plaza Amós Salvador, parece detenerse un instante -0,000000X- sobre cada escultura. José Carlos Balanza observa cómplice el último detalle antes de abrir la puerta y recibir a los primeros visitantes./Javi Muro

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