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{CULTURA / FOTOGRAFíA}

'La fotografía es magia y altas dosis de impotencia, no siempre obtienes lo que buscas'

A Rebeca Ibáñez de la fotografía le seduce tratar de retratar ese algo que transmiten las personas

Rebeca Ibáñez es fotógrafa. Ha expuesto sus imágenes en la Casa de la Imagen con motivo del Festival Miradas de Mujer –bajo el título de ‘Femenino Singular’- y coincidiendo con la celebración del treinta aniversario del propio centro. Mantiene Rebeca que aún entiende la fotografía como una afición y que se sorprende que haya personas interesadas en ver su trabajo. A lo largo de la conversación, Rebeca señala a la Casa de la Imagen y Jesús Rocandio como los responsables de que dejará de observar la fotografía como un juego para verla como una herramienta que le permite plasmar las ideas que le pasan por la mente. Asegura que su cabeza no descansa, que pasa el día pensando e imaginando. Apunta que comenzó tarde en la fotografía. “Pensaba –dice- que fotógrafo se nacía”. Si le cuestionas qué es la fotografía para ella apunta a una forma de ver, “una mirada, es cómo tu estas mirando, no es lo que la persona retratada haya sido o vaya a ser, es mi forma de mirar a las personas”./Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Recuerdas tu primera cámara de fotos?

Fue un regalo. Me la regaló mi chico porque siempre estaba diciendo que quería una cámara como los profesionales… Fue una Nikon d50. Esa cámara fue la culpable de que me acercará más a la fotografía. Empecé a hacer fotos con los amigos, con los colegas, lo que hace todo el mundo cuando tiene una cámara nueva, pero fue la primera cámara con la que sentía que disfrutaba. No había tenido opción de acceder a una cámara así. Había tenido una pequeñita, una Ixus, pero cuando empecé a pensar en la fotografía, por decirlo de algún modo, de forma serie fue con la d50. Digo de forma seria y ahora veo esa cámara y me parece un juguete.


S.- ¿Qué te atrae de la fotografía?

… todavía no lo sé, todavía estoy buscando… Hago retratos y lo que más me gusta de fotografiar retratar a la gente no para buscar su personalidad, cómo son, me gusta retratarlos cómo yo los veo. Captar la esencia que creo que tienen, no busco descubrir sus vidas habituales. Cuando ves a una persona, al observarla te dice algo, ese algo es lo que intento retratar. Es algo complicado, difícil, pero es lo que me seduce de la fotografía.


S.- ¿Hubo una fotografía o una serie de fotografías que dijeras yo quiero hacer esto?

En realidad muchas. Me gusta mucho Diane Arbus. Lo que he visto de ella o de fotógrafos clásicos te atraen. Son imágenes muy potentes, con muchos claroscuros, imágenes que dicen muchas cosas… puede ser que intente que mis fotografías sigan un poco ese camino. Pero no tengo esa sensación de querer hacer esto o llegar a hacer esto otro como tal o cual fotógrafo. No suelo estudiar mucho la fotografía, ni de los grandes ni de los pequeños, porque creo que ese proceso contamina un poco y, al final, trata de hacer cosas que ya han hecho otros.


S.- ¿Siempre has tenido inquietudes creativas? ¿De pequeña estabas siempre con los ‘plastidecor’?

Creo que sí, siempre. De pequeña me producía cierta impotencia el creer que no sabía dibujar, que no sabía pintar. Lloraba incluso porque pensaba que no sabía dibujar. No me preocupaba sino sabía sumar, pero sí no saber pintar. Siempre he estado haciendo cosas creativas. De la fotografía nunca he buscado nada, el primer curso que hice fue, lógicamente, para saber cómo funcionaba aquella cámara que me habían regalado.


S.- Desde esa faceta creativa ha sido la fotografía lo que más te atraía, ¿no?

Sí. Soy muy vaga y muy poco constante en casi todo. Me gusta pintar y de vez en cuando me pongo con un cuadro. Ahora, por ejemplo, he comenzado uno y mis amigas ya están preguntándome… Pero soy consciente de que lo he iniciado en 2015 y no sé en qué año lo acabaré. Pinto porque me gusta, pero no le concedo demasiada importancia. Igual durante un tiempo lo trabajo de forma constante, pero después me aburro y lo dejo aparcado por un tiempo. No he tenido constancia con nada salvo con la fotografía. De momento es lo que más me llena. Me resulta muy instantáneo el plantearme la fotografía que quiero hacer y tener el resultado, el final del proyecto. Me gusta porque rápidamente veo finalizado el trabajo, aunque luego no me convenza y lo deseche. Pintando el proceso es muy largo. Me gusta, por ejemplo, pintar acrílico porque me puede costar ocho horas, pero en ese día obtengo el resultado que busco. Eso no pasa con el óleo. Puedo tener un cuadro empezado años…


S.- ¿Cuándo te das cuenta o cómo que es la fotografía lo que verdaderamente te gusta?

…siempre he sido la pesada de las fotos…, tengo que reconocerlo. Siempre me ha gustado la fotografía. A raíz de realizar el curso en la Casa de la Imagen, donde aprendí muchísimo, me di cuenta de que la fotografía es una disciplina artística. No se trata simplemente de apretar el disparador y ya está; es algo más. Es una herramienta para expresarte, para contar cosas. La fotografía es para mí la posibilidad de poder captar en un momento algo que tengo en mi cabeza. A través de los cursos que realicé en la Casa de la Imagen descubrí una fotografía más creativa. Pasé de jugar con la cámara utilizando a mis amigos, a descubrir y conocer que la fotografía es una forma de hablar, de expresarse.
S.- ¿Qué tipo de fotografía te gusta?

Lo que más me gusta es el retrato. Me gusta el retrato urbano, me gusta retratar personas. No tengo una explicación o un porqué, pero me gusta retratar personas…


S.- ¿Cómo entiendes la fotografía, cómo el reflejo de un objeto, un momento, o una persona, o cómo relatar, contar algo?

Para mí la fotografía es muy complicada. Entiendo que cada fotografía es un instante. Puedes tirar una secuencia de cien disparos para conseguir una fotografía y de esa secuencia siempre va a haber una que es la fotografía… si la llegas a conseguir, que no siempre se consigue. Siempre hay una que es la fotografía y no las demás. ¿Por qué?... pues no lo sé porque a lo mejor están tiradas con un segundo de diferencia. Creo que es magia, la fotografía tiene un componente de magia que si consigues ponerlo de tu parte se percibe en la imagen.


S.- Es ese momento en que fotógrafo, cámara y retratado conectan, ¿no?

Se dan una serie de coincidencias. No es sólo el retratado, es también la luz, que consigues el enfoque adecuado… siempre hay un instante en que todo coincide, quizá el viento ha movido el pelo a una posición idónea al tiempo que el retratado ha mostrado una expresión interesante… es un instante mágico y al ver las fotos reconoces que ésa es la fotografía. En ese momento te sientes genial. Para mí la fotografía es magia y alta dosis de impotencia porque no siempre consigues lo que quieres o lo que buscas. Por otro lado, también hay ocasiones que mientras buscas en un sentido encuentras resultados mejores que lo que te habías planteado de inicio. Esa sensación de incertidumbre también me gusta. Improvisando encuentras cosas muy interesantes. No te vas a ir a casa porque no se den las condiciones perfectas que habías planeado.


S.- ¿Siempre llevas la cámara contigo?

Sí, siempre llevo una cámara pequeña en el bolso, pero la utilizo más como madre para retratar a mis niño que como fotógrafa. Pero bueno, la llevo y si veo una foto que me llama hay tengo la cámara.


S.- ¿Cómo definirías tu fotografía?

Majadera –se ríe-, la definió muy bien uno de los profesores de la Casa de la Imagen, Emilio Blaxki, en la última exposición en la que participé. Le pregunté qué le parecía y me dijo “otra majadería de las tuyas” y creo que está muy bien definido. Son imágenes majaderas, es una fotografía muy mía porque a veces son imágenes que ni yo misma entiendo o ideas que me vienen a la cabeza y trato de llevarlas a cabo, pero no entiendo el porqué. Mi cabeza siempre está pensando, dando vueltas a las cosas, a veces creo que vivo más en mi mundo que en el mundo real. Me llegan muchas ideas, muchas las desecho, otras trato de desarrollarlas, pero no sabría decir el porqué. Lo hago y me resulta muy interesante. Surge la magia…
S.- Algunas de tus imágenes tiene un punto rock and roll…

Si puede ser, me gusta mucho la estética vintage, la música antigua, me encanta el rock and roll y su estética. También es cierto que vengo del mundo de la moda y es posible que mis fotos también tengan tendencia a ir hacia la moda, a sus escenarios. Especialmente, las últimas que era en color, imágenes muy dramáticas, y tenía mucha influencia la luz, la composición.


S.- La fotografía ha experimentado una evolución extraordinaria desde la aparición de la fotografía digital. Ahora todos nos creemos fotógrafos.

No todo el mundo es fotógrafo por hacer fotos ni lo es ahora en la era digital ni lo era antes. Pero si es cierto que la fotografía digital o aplicaciones como Instagram, han podido provocar que cambiemos nuestra manera de mirar. Yo no pienso las fotografías igual en analógico que en digital. Cuando vas a trabajar en analógico tienes que pensar de forma previa en todo el proceso, desde el carrete que eliges y con qué ISO, si va a ser blanco y negro o color, todo, hasta que papel vas a usar en el revelado. Todo eso lo aprendí en el primer curso de la Casa de la Imagen. A partir de que aprendes todo eso, trabajes en analógico o en digital, ya siempre serás consciente de que la fotografía no es sólo disparar. La fotografía no es casual, casualmente puedes hacer una muy buena fotografía y no volver a hacer otra que valga la pena en toda tu vida. La gente hace grandes fotos porque es un gran profesional y un gran artista.


S.- ¿Cuándo estás desarrollando un proyecto fotográfico, por ejemplo para una exposición, piensas en imágenes individuales o en series?

Suelo idear los proyectos en series. Recuerdo que al terminar el segunda curso en la Casa de la Imagen, Jesús Rocandio me pidió unas fotografías para una exposición con motivo de la celebración de los 30 años del centro. Era la primera que exponía. Le dije que nada de lo que tenía me gustaba como para que lo mostrara colgado en una pared de la sala de exposiciones. Me dijo que buscara la vida. Tras el agobio inicial, empezaron a llegar ideas. Recuerdo que la primera foto que disparé fue la foto, pero hice varias. Al final expuse tres, pero sí, fue una serie.


S.- ¿Eres muy exigente con tu trabajo?

No lo sé. Soy muy exigente o realmente no me gusta el resultado de las fotografías.


S.- ¿Muy pudorosa?

También sí, también. Sí que es verdad que cuando algo de lo que he hecho me gusta, me gusta mucho. Cuando presentó algo que yo considero bueno, sé que a los demás también les va a gustar. También me pasa desechar trabajos y que la gente me dice que no debería descartalos, pero sí a mí no me convence… Cuando estoy con la cámara estoy muy segura, sé lo que quiero hacer, sé cómo quiero hacerlo, sé lo que quiero fotografiar, las dudas las planteó después, cuando valoro si he conseguido lo que estoy buscando.


S.- ¿Ahora estás con algún proyecto?

Sí, estoy trabajando en una serie de retratos de vecinos. Vivo en un pueblo, en Albelda de Iregua, hay mucha gente que desde el punto de vista fotográfico me seduce muchísimo. Estoy en el proceso de ir planteándoselo a las personas que me interesan.


S.- ¿Son receptivos?

Hay de todo. Tengo facilidad para entablar conversación con la gente, me gusta sentarme a hablar con ellos y que me cuenten qué les parece. No necesito conocer su vida, me da igual que sea atracador de bancos o ministro, lo que quiero retratar de esas personas es lo que a mí me inspira, lo que me seduce, quiero contar mi historia no la suya…

 

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