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{CULTURA / FOTOGRAFíA}

'Onírico' y los sueños como arte poético involuntario

Alejandro Cuadra expone sus fotografías en la galería logroñesa Estudio 22

“El mundo de los sueños da rienda suelta a la imaginación y ésta nos hace ver cualquier razonamiento o elemento surrealista como una verdad”. Alejandro Cuadra es fotógrafo y expone ‘Onírico’ en la Galería logroñesa Estudio 22, una serie de fotografías que son, en palabras de su autor, “un viaje que le han permitido hablar sobre el universo donde se desarrollan los sueños y lo que éstos te pueden hacer sentir”. Una dimensión onírica a la que marcó una condición, “que no perdiera la sensación de realidad”.

 

Y es que Alejandro entiende que existe un cierto surrealismo en el mundo real. “Esa es -describe- una de las facetas que me atrae de la fotografía el día a día, la belleza de lo cotidiano, no la belleza obvia sino la que permite a través de los ojos del fotógrafo ir más allá de lo común”. Alejandro comenzó en la fotografía prácticamente desde siempre. Recuerda -no sin tratar de esconder cierto aire de travesura- como con once o doce años le cogía la cámara a su padre y realizaba algunas fotografías. “Me gustaba -apunta- la sensación de disparar y ser consciente de que lo fotografiado había quedado plasmado en el interior de la cámara”. La atracción inicial pronto se transformó en un deseo de aprender más. La búsqueda de un curso que colmara su incipiente curiosidad fotográfica le llevó hasta Estudio 22, que, precisamente, en 2018 cumple 20 años de historia. Su responsable, David Pérez -del que hoy es su asistente- se convirtió en su profesor. “La formación en Estudio 22 -resalta Cuadra- me permitió descubrir las infinitas posibilidades que ofrece la fotografía y la posibilidad de tener el control de la fotografía que quiero realizar. Los cursos me permitieron tener la capacidad de transmitir a través de las imágenes, me abrieron el campo a poder probar y probar”. Y esa es una de las obsesiones del autor de ‘Onírico’, “probar, ir probando cosas nuevas todos los días, cambiar”.

En todo caso, Alejandro reconoce que ha ido definiendo un estilo propio con el paso del tiempo. “Tenía claro -explica- que las fotografías que componen la exposición debían tener una cohesión; era preciso encontrar un camino y seguirlo”. Así fue. “Onírico parte de una idea desde la que interpreté las fotos que tenían que formar parte del proyecto para contar lo que quería, de las sensaciones y sentimientos que nos producen los sueños”. Una intencionalidad que expuestas las fotografías traslada a quienes las contemplan. “La intención de este trabajo es que el espectador -describe- bajo su punto de vista elabore su propia lectura, siendo correctas todas las posibles interpretaciones de la obra, ya que será la imaginación de cada uno la que habrá elaborado esa conclusión”.

Las fotografías que dan forma a ‘Onírico’ están realizadas con una cámara analógica Hasselblad 500-C/M formato medio. Cuando trabaja en digital Alejandro dispara con una Canon EOS 6D. Cuadra comparte la idea de que es la mirada lo que diferencia las fotografías de unos fotógrafos de otros. De su profesor, de David Pérez, destaca la capacidad de transmitirle el amor por la fotografía, “el profesionalismo con el que trabaja, su meticulosidad, el cuidado del detalle, lo perfeccionista que es”. Alejandro vive en una encrucijada fotográfica. “Me gusta más la fotografía analógica -afirma-, pero, al mismo tiempo, disfruto con las posibilidades que ofrece el retoque digital”. ¿Sus referentes fotográficos?... “tiendo más a los clásicos como Henri Cartier-Bresson, pero también me gustan fotógrafos como Erik Johansson, que primero construye maquetas de lugares y espacios y luego los fotografía”. 

Alejandro aún no ha decidido cualquier será su siguiente proyecto. “Hasta que desarrollé ‘Onírico’ no había trabajado en series de fotografías sobre una idea común; ahora quiero pensar detenidamente cuál será la siguiente historia a contar”. Puede que fuera Poe -o quizá no- quien dijo que los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que tan sólo sueñan de noche. En definitiva, los sueños y el arte poético involuntario./Javi Muro

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