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{CULTURA / FOTOGRAFíA}

La historia viaja en el tiempo por correo postal

El IER edita 'La tarjeta postal en La Rioja hasta 1905'

Todo apunta al doctor Emmanuel Hermman, catedrático de Economía en la Academia Militar de Wiener Neustadt (Austria), como la persona que ideó la tarjeta postal. Era el año 1869 y tras publicarse un artículo titulado “Nuevo medio de correspondencia postal”, el director de Correos y Telégrafos de Viena, el barón Adolf Maly, contempló en el incipiente medio de comunicación una vía rentable para generar ingresos para el Estado y reguló sus normas de uso. Treinta años después, en la Exposición Universal de París, la tarjeta postal incorporó la imagen. No fue hasta después de 1905 cuando la postal incorpora la estructura que hoy conocemos. Hasta ese año, el texto se escribía sobre la imagen.

 

Desde entonces la tarjeta postal ha sido un medio de comunicación que ha permitido enviar saludos, noticias familiares, expresar sentimientos, emociones e, incluso, generar cierta envidia –antes de que Facebook e instagram aparecieran- sobre los países visitados y las vacaciones disfrutadas. Algunas de esas postales forman parte de un amplio y detallado estudio que tiene a La Rioja como escenario. Bajo el título ‘La tarjeta postal en La Rioja hasta 1905. Nuevas aportaciones a la historia de la fotografía’, el Instituto de Estudios Riojanos ha editado un libro que permite acercarse a conocer cómo era La Rioja en la última década del XIX y primeros años de XX, y cómo la veían los editores y fotógrafos que publicaron las colecciones de imágenes que recoge el volumen. 

 

El trabajo documental lleva la firma de Antonio Comi Ramírez y se sustenta en su propia colección de tarjetas postales y fotografías. Enólogo de profesión, aficionado a la fotografía y coleccionista de todo tipo de imágenes antiguas de La Rioja, el autor del libro inició la investigación sobre la tarjeta postal en La Rioja en el año 2001. No ha sido su primer encuentro con la edición de trabajos relacionados con la fotografía riojana. Comi Ramírez ha colaborado en diversas publicaciones como ‘Alberto Muro: Fotografías 1895-1935’, ‘Las fotografías de J Laurent y La Rioja 1816-1886’, ‘Las fotografías de Cartes de visite, retratos del siglo XIX en colecciones riojanas’, y ‘Logroño, imagen latente: 175 años de fotografía’.

 

En ‘La tarjeta postal en La Rioja hasta 1905’, Antonio Comi Ramírez recorre los principales sistemas de impresión de tarjetas postales de la época, el coleccionismo de tarjetas postales y fotografías, visitas urbanas, patrimonio artístico, los editores de tarjetas riojanos y los fotógrafos que trabajaron en La Rioja en aquellos años que bailaban entre el final de un siglo y el comienzo de otro. Así, surgen los nombres de Imprenta y Librería El Riojano, Imprenta y Librería Hijos de Alesón, Imprenta y Librería Viuda de Venancio de Pablo, Imprenta y Librería Hijos de Merino, Imprenta y Librería Moderna, Lanzagorta, Oñate y Compañía, Adolfo Herrarte Alegría (dentista), Imprenta y Librería Viela e Iturbe, Hijo de Melitón Madorrán, Las Bargas (Foto Cirilo), o Valentín Acha Hurtado (editor), entre otros. 

Entre los fotógrafos resaltan Charles Clifford, Enrique Paul Almarza, Santos Fernandez Santos, la saga Oñate –Teodoro, Emilio, Pascual , Marcos y Juan-, la saga Mendía –Cristobal, Manuel y Valentín-, Luis Felipe Gómez Fernández de Mariaca y Álvaro Ortiz de Lanzagorta y Gil. Para unos y otros, tal y como describe el autor del libro, “las tarjetas postales editadas a finales del siglo XIX y comienzos del XX  no sólo persiguen comunicar. Los editores buscan otras intenciones y otras clientelas o simplemente quieren plasmar a través de las colecciones  aspectos que creen destacables y desatendidos. Aspectos que tienen que ver a menudo con el arte, la historia e incluso con la recreación del disfrute de la naturaleza, que bien pueden denominarse postales de paisajes”.

 

Para Comi Ramírez la tarjeta postal surge como objeto fruto de su tiempo, “del progreso industrial, la mejora de los medios de transporte, las nuevas clases sociales y la invención de la fotografía”.

 

Y es que como resalta en el prólogo Ignacio Gil-Diez Usandizaga “editar postales ha sido una de las actividades culturales vinculadas a la fotografía más destacadas, populares e interesantes de nuestro tiempo”. Recuerda el texto que “la historia de la fotografía está en constante construcción. Los descubrimientos y los estudios van conformando su sentido, reorientando la interpretación en cada momento. En ese proceso, el interés por los objetos fotográficos se ha ampliado. Cada vez atendemos con mayor detalle a todo aquello que ha configurado la mirada en un periodo a través de los productos que generó. Hablamos de imágenes -y no de fotografías- porque las impresiones y reproducciones de las fotos fueron a menudo mucho más populares que las propias fotografías, impactando en un mayor número de observadores y consumidores”.

Sobre una imagen del Monasterio de Valvanera se lee “Mi buen amigo…”. Lleva fecha del 15 de junio de 1903. Es una entre 170 postales. Tarjetas en las que el editor buscaba captar la imagen característica, esa que reconocía el imaginario colectivo. Junto a las tarjetas en las que la comunicación personal era el motor principal aparecieron también las postales comerciales, las que promocionaban productos y negocios.

 

Logroño, Calahorra, Cenicero, Clavijo, Haro, Nájera, Munilla, Brieva u Ortigosa de Cameros aparecen en el catálogo de imágenes recogido por Comi Ramírez. El puente junto a la catedral, la procesión de los Sants o lo Gigantes, en Calahorra; la catástrofe ferroviaria de Torremontalvo en Cenicero; la Batalla de Clavijo; el Ayuntamiento y la torre de Santo Tomás, la basílica de la Vega, las bodegas López de Heredia o la Casa Antigua de López de Haro en Haro; Muro del Carmen, la calle del Mercado, los hoteles, el puente de Hierro, la estatua de Sagasta, el Muro de las Escuelas, la procesión de San Bernabé o el Paseo del Espolón, en Logroño; de caza o el puente de San Miguel, en Munilla, Santa María La Real, en Nájera;  el barrio de San Martín en Ortigosa; o el barranco de Reniega en el camino de San Millán de la Cogolla a Valvanera. Son sólo algunos de los lugares y escenas que el trabajo de investigación de Comi Ramírez y el IER muestran en el estudio.

 

Recuerda Antonio Comi Ramírez que “el coleccionismo de estos sencillos materiales ha permitido conservar una memoria gráfica que de otra forma hubiéramos perdido. La costumbre de archivarlos en álbumes ha contribuido a su preservación”. La historia viaja en el tiempo por correo postal./Javi Muro


* ‘La tarjeta postal en La Rioja hasta 1905. Nuevas aportaciones a la historia de la fotografía’.  Antonio Comi Ramírez. Edita: Instituto de Estudios Riojanos (IER).

 

 

 

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