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{CULTURA / LIBROS}

'El proceso de escribir debe de ser doloroso, si no lo es, el escritor se ha acomodado'

Jesús Carlos Gómez ha publicado la novela 'Papa bueno, papa muerto' (Siníndice)

Jesús Carlos Gómez Martínez (Pamplona, 1961) lleva más de cuarenta años dedicándose a la literatura y el periodismo. Ha escrito reseñas cinematográficas para el diario Navarra hoy, ha sido columnista habitual de Diario de Navarra y El Correo de Vizcaya, y ha colaborado en rotativos como El Norte de Castilla, El Diario Vasco, Diario de Noticias y Heraldo de Aragón. 'Papa bueno, papa muerto' (Siníndice, 2020) es su última novela. "Un thriller -describe el autor- con el Vaticano de telón de fondo, ágil, divertida, con suspense y con muchas sorpresas y giros". La bibliografía de Gómez Martínez apunta once novelas, siete libros de cuentos, el ensayo 'Shakespeare, los fantasmas y yo', y tres recopilaciones de sus artículos. "l cuento es un género que me fascina, me relaja escribir cuentos -apunta-, en cambio, acabo las novelas agotado, pero yo creo que es el género que más me gusta". El libro de cuentos 'Actos de amor ingrato' (1993) fue su debut literario. Su primera novela llevó por título 'Esas horas tan breves' (2005). "Llevo cuarenta años escribiendo -resalta Jesús- y existe una evolución'. 'Un verano muy emocionante', 'Rateros', 'Justiciero de Dios', 'Paraíso Asesino', 'Siniestro Caravinagre', 'Los muertos no cantan', 'Sólo quedan los muertos', 'Barrio Chino' y 'Sangre negra' son las novelas de Gómez Martínez que han precedido a 'Papa bueno, papa muerto'. "No pude ni quise evitar dedicarme a la literatura -destaca- y, si algún día me arrepiento, está claro que será demasiado tarde"./Javi Muro

 

SPOONFUL. ¿Qué cuenta 'Papa bueno, papa muerto'?

Esta es la pregunta obligada y la más difícil de responder. Podría decir que escribir esta novela me ha llevado la vida entera, y tú me entenderías. Pero simplifiquemos las cosas. Siempre que me hacen esta pregunta, yo me digo: si escribir esta novela, si contar esta historia de la mejor forma posible me ha llevado tantísimo tiempo, ¿cómo hacer lo mismo ahora, en unos segundos, con unas pocas palabras?

 

Voy a hacer un esfuerzo: 'Papa bueno, papa muerto' es una novela policiaca y de aventuras que trata sobre un ladrón que pone sus ojos en una propiedad del Papa, o del Vaticano, nada más y nada menos. Es un thriller que tiene como protagonista a un ladrón que intenta alcanzar un valiosísimo botín y que debe burlar a la Policía, al Vaticano y, también, al Crimen Organizado. Al Crimen Organizado o al Crimen Desorganizado, porque una de las claves de la novela policiaca que se localiza en España consiste en tener presentes nuestras señas de identidad: la corrupción y la desorganización de nuestra sociedad, de toda nuestra sociedad.

 

S.- ¿Cómo surgió la idea de escribir la novela? ¿Cuál fue la chispa que detonó el relato?

La idea surgió trabajando, pero la respuesta no es tan sencilla porque un escritor auténtico está trabajando de alguna manera siempre. Un escritor auténtico ve la vida con los ojos de un escritor. Escucha con los oídos de un escritor. Duerme el sueño de un escritor. Esos ojos, esos oídos, ese sueño los tienes o no los tienes, y, si los tienes, los vas desarrollando con los años.

 

Yo necesito buenas historias, y las buenas historias, o acuden a ti, o tú las buscas. Si las buscas, puede que las encuentres. A veces, escucho una frase donde sea, o veo algo donde sea, o sueño algo, despierto o dormido, que hace saltar la chispa. Estas son las historias que acuden a mí. En otras ocasiones, uno debe estrujarse mucho los sesos, debe frotar mucho las piedras de su imaginación para que la chispa salte.

 

'Papa bueno, papa muerto' acudió a mí. Era una historia que me absorbía. Una historia que me intrigaba y me divertía. Una historia que necesitaba contar. Una gran historia. 'Sangre negra' fue una historia que busqué y que, afortunadamente, encontré. También necesité contarla, obviamente…

 

S.- El título de la novela, 'Papa bueno, papa muerto', es de entrada potente, incluso provocador, ¿no?

Eso espero. Con el título de una novela ocurre lo mismo que con la chispa que la origina. El título puede surgir enseguida y sin ningún esfuerzo, o bien puede costarte mucho trabajo dar con él. En el caso de 'Papa bueno, papa muerto', surgió enseguida. Hace referencia al papa Francisco. O a Juan Pablo I, por supuesto. Yo no creo que lo que el papa ordene o quiera vaya a misa. Tenemos a Francisco, un buen papa, yo creo. Parece ser que él quiere llevar a cabo una serie de reformas que no son fáciles de afrontar. Para empezar, porque ahora contamos con dos papas, uno emérito, que, según parece, también cuenta.

 

La Iglesia es una institución bastante opaca y, como no puede ser de otra manera, tiene problemas que necesitan soluciones. Sin embargo, está claro que la Iglesia es también una maquinaria muy pesada que alberga personajes y poderes muy conservadores. Cambiar algo en la Iglesia no creo que resulte sencillo, ni siquiera para el papa. Antes he citado a Juan Pablo I. Todo indica que era un hombre bueno, brillante, y murió de una forma que… no está muy clara.

 

Pero hablábamos del título de una novela. Encontrar el título de tu narración es una cuestión técnica. La técnica es la cualidad más importante que debe reunir un escritor.

 

S.- ¿Cómo describirías 'Papa bueno, papa muerto'? La Sinopsis habla de 'Thriller policial Vaticano'.

Es un thriller, sí. Y es policiaco. Y tiene como telón de fondo el Vaticano, sí. Pero las novelas están para que las leamos. Si no lo hacemos, no las conoceremos. Quien oiga “thriller policial vaticano” o cualquier otra definición no se imaginará lo que sucede en 'Papa bueno, papa muerto'.

 

Es, yo creo, una novela ágil, divertida, con suspense, angustiosa, con muchas sorpresas, que gira en torno a un ladrón, al papa, a la Policía, al Crimen Organizado y, técnicamente, a un mcguffin. Y es un espectáculo porque, como dijo Borges, “aquel que no escriba un espectáculo escribe un libro cerrado que nunca jamás será leído”. Borges, por cierto, es un autor al que admira mucho el papa Francisco.

 

S.- La figura del papa y su entorno son literarios en sí, ¡no? cinematográficos, teatrales, al igual que, de alguna manera, lo es el Vaticano.

Bueno, yo tenía una buena historia. El fondo, naturalmente, también cuenta, y el papa y el Vaticano sí son buenos telones de fondo.

 

Siempre me ha interesado la figura del papa. La sombra interminable de Juan XXIII, aquel papa maravillo-so que murió cuando yo era un crío y que inauguró el Concilio Vaticano II. La figura de Pablo VI, un papa atormentado, yo creo, que fumaba un cigarrillo tras otro y leía novelas de Agatha Christie. Juan Pablo I, un papa al que apenas pudimos conocer y que tuvo una muerte misteriosa, innegablemente misteriosa. Juan Pablo II, un papa conservador, un papa con un pontificado larguísimo, un papa enfermo durante tantos años que, se diga lo que se diga, no pudo llevar las riendas del Vaticano durante su etapa final. Benedicto XVI, otro papa conservador, pero de transición, que renunció pero que sigue teniendo, al parecer, un gran poder de influencia. Francisco, el primer papa jesuita, que da la impresión de intentar renovar algunos aspectos de la Iglesia. Todos son figuras muy interesantes. Muy interesantes.

 

S.- La figura del papa y, por extensión el Vaticano- juega un papel religioso, pero también de poder.

Sí, el papa tiene poder de influencia, tanto en el terreno espiritual como en las esferas de poder. ¿Hasta dónde llega esa influencia? Lo desconozco, y supongo que es difícil de calibrar. Pero está claro que el papa es el jefe de Estado del Vaticano, un estado soberano, con un territorio muy pequeño y, sin embargo, con muchísimos ciudadanos, con muchísimos fieles repartidos por el mundo. 

 

S.- ¿Qué importancia tieen el contexto histórico en 'Papa bueno, papa muerto'?

Mucha. Esta historia se desarrolla en nuestros días. A lo largo de la novela cito a unos cuantos papas. Los cito por-que han influido en la situación actual que vive la Iglesia. Yo no soy un especialista en el Vaticano, pero el tema, como escritor, me interesa. En cualquier caso, Papa bueno, papa muerto no es, en modo alguno, un repaso de la vida o de las obras de estos papas. Esta novela es puro divertimento. Es un espectáculo.

 

S.- ¿Y los personajes? ¿Todos estaban en la límea de salida al comenzar la novela o algunos han ido surgiendo durante el proceso de escritura?

Yo soy un escritor de guion, así que todos estaban en la línea de salida. Para ensalzar la importancia del guion, Billy Wilder decía: “Tengo el guion, tengo la película”. Naturalmente, el guion de una novela es eso, nada menos pero nada más, y durante el proceso de creación van surgiendo alteraciones. Eso implica que algún personaje muy secundario puede que no estuviese en el guion, en la línea de salida.

 

S.- ¿Por qué escribes?

Un escritor auténtico escribe una novela porque siente la necesidad de contar una historia que existe únicamente en su imaginación, y no descansa hasta que atrapa esa historia en un fajo de folios. Un escritor auténtico es un cazador de sueños. Una historia que existe solo en tu imaginación no existe. No es nada. Solo es un sueño. Y, si eres un escritor de verdad, quieres cazar ese sueño. Necesitas narrar ese sueño de la mejor manera posible, desde la primera letra hasta el punto final. Necesitas pulir frase tras frase hasta que cada palabra brille como un diamante. Esto es un proceso largo, y debe ser doloroso.

 

Cuando digo 'un escritor de verdad' me refiero a una de esas personas que escriben realmente las obras que firman. Desde el título hasta la última coma. Un escritor de verdad escribe las obras que firma. Sin negros. Sin lingüistas que le corrijan. Sin trabajadores de la editorial que le protejan. Huelga reseñar que escritores de verdad no hay tantos como parece. Ni mucho menos. Los buenos profesionales escasean, también en la literatura.

 

Pero hablábamos del porqué del proceso creativo. Borges decía que un escritor escribe porque ese es su destino y no tiene otro. Decía también que un escritor escribe porque el destino le arrastra y le obliga. Y para responder a tu pregunta me interesa también lo que decía Rudolf Nuréyev. Nuréyev decía que se había dedicado a la danza porque no lo pudo evitar. Y recomendaba a los jóvenes que, si podían, lo evitasen. Yo no pude ni quise evitar dedicarme a la literatura y, si algún día me arrepiento, está claro que será demasiado tarde.

 

S.- ¿Llegas a la escritura desde la lectura?

Llego a la escritura desde la vida. Desde la lectura, sí. Desde los periódicos, también. Desde una conversación que oigo en el autobús, también. Para un escritor auténtico, la vida es literatura, y la literatura es vida.

 

S.- ¿Cuáles son esas lecturas que te incitaron a escribir tus propias historias? Esas novelas, esos libros que una vez leídos y dsifrutados, deseas escribir de igual manera.

Bueno, yo siempre intento escribir algo distinto. Cada libro que comienzo debe reunir, entre otros, un requisito: ser diferente a todos los anteriores. 'Papa bueno, papa muerto', por ejemplo, es completamente distinto a 'Sangre negra'. Yo no he querido escribir nunca una historia como 'El conde de Montecristo', pero esta novela me hizo vibrar de crío.

 

Alejandro Dumas, su autor, fue un buen comienzo. Era a principios de los años setenta. Entonces, y en la vida de un crío, no había tantas prisas como ahora, en 2020 y a mis 59 años. Los autores del siglo XIX se prodigaban en digresiones. El ritmo de sus novelas era lento. Pero esto no significaba ni en el siglo XIX ni para mí, de crío, un gran problema. Dumas, Balzac y Dostoievski firmaron obras que constituyen los antecedentes del género policiaco.

S.- ¿Qué relación existe entre tus profesiones de periodista y escritor?

He cultivado, fundamentalmente, tres géneros: la novela, el cuento y la columna. También he escrito comentarios de cine y artículos, solo ocasionalmente. La columna apoya un pie en la actualidad, y el otro, en la creación literaria. Un columnista tiene que estar muy pendiente de los periódicos, de las noticias, y esto a mí, con el tiempo, me cansa. Estuve colaborando con varios periódicos durante once años muy intensos, demasiado intensos.

 

Lo que más me agobiaba y me agotaba era lo relativo a los plazos. Cuando uno es exigente con su trabajo, la obligación de entregar para un determinado momento estresa y agota mucho. También me resultaba molesto dejar de escribir una novela para concentrarme en las columnas.

 

El cuento, por otra parte, es un género que me fascina. Escribir un libro de cuentos me relaja muchísimo, me resulta muy cómodo…, pero existe un problema: que el cuento no se lee, y esto me echa atrás. La novela, ya lo dijo Hemingway, es salud. Acabo las novelas agotado, pero yo creo que es el género que más me gusta.

 

S.- ¿En el abanico de géneros, la columna y las colaboraciones periodísticas, qué tienen de literarios?

La columna es una divagación sobre una noticia. “Hay que escribir con aire divagatorio porque divagar es vivir”, decía Ramón Gómez de la Serna, que tenía mi primer apellido pero que no tenía ningún parentesco conmigo. Debemos divagar sobre una noticia; por tanto, no debemos olvidar que para divagar o, si quieres, para opinar, debe haber previamente información. Una vez que hay información, entra en juego el escritor. De todos los géneros periodísticos, la columna es el género más literario. Y a la inversa: de todos los géneros literarios, la columna es el género más periodístico.

 

S.- En los medios de comunicación se confunde, a menudo, la información con la opinión, ¿no? Mientras que la ficción cuenta la ventaja de la libertad.

Se suele decir que la novela es el reino de la libertad. Y eso, qué duda cabe, es una ventaja. En la novela, la realidad no tiene por qué estropearte necesariamente una buena historia.  En cuanto a los medios de comunicación, esa confusión de la que me hablas, entre información y opinión, sí que existe a veces. Ya lo creo. Y existe de forma intencionada. Por tanto, no es confusión.

 

En algunos medios, los hechos no son sagrados. Para nada. Hay periodistas que manipulan descaradamente. También en la información cultural. Hay muchas formas de manipular la realidad en un medio de comunicación. De manipular, por ejemplo, hasta una entrevista… Muchas formas. Demasiadas.

 

S.- Si echas la vista atrás, ¿detectas una evolución entre tus primeras novelas y 'Sangre Negra' y 'Papa bueno, papa muerto'?

Sí, naturalmente. Llevo más de cuarenta y cinco años escribiendo, y existe y debe existir una evolución.

 

S.- ¿Tienes manías a la hora de escribir?

Manías, no. Yo creo que ninguna. Lo que ocurre es que las cosas hay que hacerlas correctamente. Uno debe tener y respetar unos horarios. Y necesita tranquilidad. Sin tranquilidad no hay concentración. Y debe trabajar despacio, pensando lo que hace. La disciplina y la concentración son dos requisitos importantes para escribir bien.

 

S.- ¿Necesitas soledad para escribir?

Sí, por supuesto. Todas las etapas de la escritura requieren concentración y, por tanto, reflexión, tranquilidad, soledad…Escribir una novela es tan duro como cavar una zanja. No es nada romántico, como piensan muchos. El proceso de creación es algo muy serio. Debe serlo. Y doloroso. Y, si no es doloroso, es porque el escritor se ha acomodado. En ocasiones, el escritor no está en condiciones de afrontar la tarea de crear. No puede, aunque quiera. O no quiere, porque la creación, el esfuerzo que requiere debe ser doloroso, insisto.

 

S.-. ¿Cómo es tu proceso de documentación?

La documentación es esencial para crear una novela. Un escritor debe documentarse concienzudamente una vez que tiene la historia. Y la documentación enriquece muchísimo la obra. A veces hay que acudir a libros. En otras ocasiones hay que acudir a determinadas personas. Hay que documentarse y, lo que es más importante, hay que saber utilizar esa documentación.

 

Al lector no le pasa desapercibido cuando un escritor no se ha documentado. Si no hay documentación, la credibilidad desaparece. Para escribir 'Papa bueno, papa muerto', por ejemplo, yo me documenté mucho sobre el Vaticano, sobre diferentes papas… Todo eso me vino muy bien. Formó un poso invalorable. Pero lo normal es que, si nos olvidamos de ese poso, el noventa y ocho por ciento de la información se quede fuera. La documentación, entonces, ¿ha sido un trabajo inútil? Todo lo contrario.

 

S.- ¿Tomas notas y escribes primero en papel o directamente en el ordenador?

En el ordenador solo escribo directamente la primera redacción, el primer borrador de la novela. El resto, siempre sobre papel. El guion, la documentación, las diferentes redacciones: la segunda, la tercera, la cuarta…, las que sean, primero sobre papel.

 

S.- ¿trabajas ya en una nueva novela?

Sí, claro. No estoy atascado, afortunadamente. Y, si un escritor no está atascado o agotado, debe seguir trabajando. Un escritor es como un arquero en una atalaya. Dispara una flecha y se prepara para lanzar la siguiente. Sin olvidarse de las tareas de promoción, por supuesto.

 

* Bibliografía:

Actos de amor ingrato (Libro de cuentos, 1993), Capricho de faraones (Libro de cuentos, 1995), Sanfermines forever (Artículos, 1995), Tántala (Libro de cuentos, 2000), La historia secreta de los kilikis de Pamplona (Libro de cuentos, 2001), El alma de las hormigas (Artículos, 2003), Esas horas tan breves (Novela, 2005), Mujeres que yo amé (Libro de cuentos, 2006), Un verano muy emocionante (Novela, 2006), Rateros (Novela, 2008), Justiciero de Dios (Novela, 2009), Paraíso asesino (Novela, 2010), Shakespeare, los fantasmas y yo (Ensayo, 2011), Siniestro Caravinagre (Novela, 2012), También yo me acosté con Ava Gardner (Libro de cuentos, 2013), Secretos de Hemingway (Libro de cuentos, 2014), Los muertos no cantan (Novela, 2015), Solos quedan los muertos (Novela, 2016), Sueños de un cadáver (Artículos, 2017), Barrio chino (Novela, 2017) y Sangre negra (Novela, 2019). Con sus libros, artículos y relatos ha ganado, entre otros, los premios Ciudad de Huelva, Platero (ONU, Ginebra), Querido Borges (California, EEUU), Francisco Ynduráin, Rafael Comenge, San Fermín, Nuestro Modo de Ver y Leandro Perdomo (1998 y 2016

 

 

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