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{CULTURA / LIBROS}
'El terror es como el picante, depende si lo has probado lo suficiente para saber el umbral que soportas'
'VINICULA' ES LA QUINTA NOVELA DE SILVIA EGUILUZ
Una tarde de verano sin síntoma alguno de estar a punto de alcanzar el otoño, nos citamos con la escritora Silvia Eguíluz (Miranda de Ebro, 1978) en la cafetería La Matea de Logroño. Los ventanales abiertos de par en par permiten contemplar una bonista tarde. Descubrimos que entrevistar a Silvia pronto se convierte en una interesante conversación que sólo la presencia de la grabadora sobre la mesa delata que el periodismo revolotea sobre los cafés. Silvia vive en Logroño; es la segunda ocasión en que elige la capital riojana como residencia, tras un paréntesis universitario y profesional en Alicante. Charlamos sobre literatura, sobre el proceso creativo y su quinta novela ‘Vinícula’. Silvia es una conversadora excelente. Cada respuesta suya se desliza entre anécdotas, recuerdos y guiños que convierten la charla en un viaje por su propio mapa de vida y literatura./Javi Muro
SPOONFUL.- ‘Vinícula’ es tu última novela. ¿Qué historia nos encontramos al adentrarnos en sus páginas?
En ‘Vinícula’ nos encontramos una serie de relatos que, aunque parezca que son historias inconexas todas tienen un nexo común. Hay unos lazos familiares entre los personajes y es una historia de un monstruo que vive en una bodega. 'Vinícula' lo que va a hacer es que no volvamos a bajar a una bodega igual que antes de leer la novela y vamos a dejar de pensar que es un espacio solo lúdico para disfrutar del vino, y que a lo mejor en medio del frío y de un lugar tan lúgubre también se esconden terrores. Eso es la situación que propone la novela.
S.- ¿Es una novela de terror?
Sí, es una historia de terror entre viñas.
S.- ¿Y qué fue lo primero que escribiste de Vinícola? ¿Existe algún elemento que precisas siempre para surja la chispa y comience la historia, que te haga comenzar a escribir?
Cada historia ha tenido su forma de empezar, a veces es un personaje que empieza a hablar, a veces es la visión de una escena, a veces es un final.
En el caso concreto de ‘Vinícula’ fue un personaje, fue Vega, fue Valvanera. Fue Valva, fue el primer personaje que me imaginé. (Además es que ‘Vinícula’ es una historia que, aunque se escribió hace poco, nació en mi cabeza cuando yo era todavía una adolescente, en el 92, que ya ha llovido mucho.
Entonces había estrenado la película Drácula y había leído ‘Drácula’, la novela de Bram Stoker, y estaba paseando por Haro y pensé que si hubiera una heroína en una historia de terror situada allí, y un monstruo como el vampiro de Stoker, en vez de sangre se tendría que alimentarse de vino, y la heroína se llamaría, en vez de Mina, pues sería Valvanera Valva. Y esos fueron los primeros esbozos de la novela, así me surgió. Siempre estaba dando vueltas a la idea, lo que ocurre es que cuando yo era chavalilla me gustaba leer y quería escribir, pero todavía no tenía las herramientas necesarias.
S.- La lectura es esencial para escribir, ¿No?
Hace falta leer mucho para poder escribir algo, y no fue hasta mucho tiempo después cuando realmente me puse a plasmar la historia en papel. De alguna manera cada vez que has iniciado una novela la idea ha estado revoloteando desde tiempo atrás. He escrito otras novelas que se han publicado antes, pero ‘Vinícula’ siempre estaba ahí. Esperaba en el cajón y era consciente de que en algún momento tenía que escribirla.
S.- El título es muy sugerente, entiendo que juega con las referencias al universo de ‘Drácula’.
Drácula, vino, ‘Vinícula’, sí. A ver, el título en realidad nace de una broma entre los adolescentes de la primera historia que escribí, porque como ya he dicho son una serie de relatos, aparentemente inconexos, pero que todos guardan una relación. Son cuatro relatos largos, cuatro capítulos principales, que son las cuatro estaciones en distintos años.
De estos cuatro relatos, el primero fue Otoño del 92. El mismo año que nació la idea de ‘Vinícula’, un grupo de adolescentes se reúnen para celebrar la fiesta de Halloween en una bodega. Allí se encuentran con el monstruo, que en realidad no tiene nombre, se lo ponen ellos. Comienza como una broma cuando uno de los jóvenes comenta que existe la leyenda de un ser que vive de noche y se alimenta del vino de las cubas y que si te encuentra puede acabar contigo. De ahí surge el nombre del monstruo y el título de la novela ‘Vinícula’.
S.- Cuando escribes, ¿tienes un objetivo? ¿Quieres entretener, provocar que quien lo lea se haga una serie de preguntas o reflexiones sobre alguna cuestión?
Mi objetivo, igual no es el más noble de todos ellos, pero yo lo que busco es el entretenimiento. Hay gente que busca escribir para cambiar el mundo o crear una obra inmortal.
S.- ¿Por qué es menos noble una cosa que la otra?
Pues eso pienso yo, pero hay gente que igual no lo ve así. Yo sé entretener y es lo que busco mis novelas. Creo la lectura es una alternativa de entretenimiento que en el fondo siempre te cuenta algo, siempre aprendes algo y te ayuda a razonar, aunque su fin principal sea entretener. Es lo que busco. Persigo alejar a quien mis libros del ‘scroll’ de las pantallas que parece que nos absorbe las horas a todos. A mí también me sucede. Entono el mea culpa.
S.- Lograr entretener no es una tarea sencilla.
No, no me parece que entretener sea algo muy complicado. Lo único que busco es entretener porque a todos nos suceden cosas en el día a día; todos tenemos rollos, conflictos, trabajos y demás. Es fundamental para el bienestar y para la salud mental. El poder desconectar y evadirnos es esencial y la lectura es una de esas formas. Resetear y empezar de nuevo. A mí me parece totalmente nuevo. No busco nada más.
S.- ¿Y qué fue lo más complicado de escribir vinícola? ¿Qué es lo que te resulta más complicado a la hora de escribir una novela?
A ver, lo que me resulta más complicado a la hora de escribir es asegurarme de que lo que voy contar va a entretener al lector. Porque claro, dentro de tu cabeza funciona, tú sabes dónde vas, pero te tienes que poner en la mente de otra persona que lo está leyendo y plantearte, ¿esto funciona? ¿El ritmo es el adecuado? ¿Estoy dando la información suficiente para que el lector pueda llegar a la conclusión o no? ¿La cantidad de terror es suficiente o puede ser que alguien piense que esto en realidad es una broma?
S.- Quizá, en el género del terror es más complicado.
Lo peor de todo es que no tengo género.
S.- ¿Pero, cómo se crea terror?
Yo el terror digo que es como el picante. Depende mucho de cuánto hayas leído de terror.
S.- ¿Cuánto hayas leído de terror?
Sí, porque si tú has leído mucho Stephen King o te ha gustado mucho el terror, o Lovecraft, todas estas cosas, aguantas más; es como el picante.
Tienes un umbral de terror más alto. Y lo digo porque me he dado cuenta con ‘Vinícula’ que la gente que está habituada al género de terror dice, no, no da mucho miedo, está bien, pero quién no ha leído terror quizá opina lo contrario. La vecina de enfrente a mi paiso lo compró y durante una semana me decía que tenía miedo de entrar en sitios oscuros. Algo que a mí me parecía una barbaridad, pero claro, como no está habituada al género de terror...
S.- No sé si te tiene que parecer una barbaridad o un orgullo.
Pues hombre, a ver... Si escribes una historia y cumple perfectamente su objetivo es un orgullo, ¿no? Que alguien te diga que sí, que efectivamente ha pasado miedo hasta el punto de que pasarlo mal en espacio oscuros. La vecina me contó que su marido la asustaba cuando estaba todo oscuro porque sabía que iba a saltar. Sí, ahí estoy satisfecha.
S.- También existe la complicación de la estructura narrativa, ¿no?, de la coherencia del relato.
También me refería a ese aspecto. Esto también me ha pasado. La ventaja es que ‘Vinícula’, dentro de lo que cabe, tampoco es un relato excesivamente largo. Mi novela anterior sí que me supuso mucho más estrés desde ese punto de vista. Necesitaba volver para atrás, cuadrar fechas. El otro día vi un meme estupendo que lo compartí, que dice que “me gustaría tener la perseverancia de esa errata que sobrevive a 45 correcciones”. Y es verdad, al final siempre hay algo que se va a colar. No sé cómo sucede, pero pasa. Cada corrección quieres cambiar algo y da la impresión de que nunca se termina.
He leído un post de Arturo Pérez Reverte en el que sobre el punto final de la creación de una novela dice “hasta aquí, porque si no, no se acaba nunca” y nuestro compañero Óscar Soto asegura que “no hay que hacer más de siete correcciones porque si no, al final no terminas.
S.- ¿Cómo crees que ha evolucionado tu escritura? ‘Vinícula’ es tu quinta novela.
Creo que lo que he mejorado ha sido precisamente el proceso de corrección. Creo que antes era más impaciente y la impaciencia hacía que a veces se me pasaran errores. Y también era más confiada y no revisaba tanto... si alguien me corregía el manuscrito, confiaba ciegamente, y a mí me gustaría corregir y recorregir al corrector, porque el corrector también puede cometer errores. Todos somos humanos. Ahora creo que el producto es mejor respecto a los primeros y creo que técnica también es mejor.
Antes me costaba mucho más ponerme, sentarme y leer la historia. Cada vez me resulta más fácil. Al final, todo trabajo es repetición, incluido este, escribir.
S.- Por cierto, igual tenía que haber sido la primera pregunta. ¿Por qué escribes?
Porque lo necesito. Me he dado cuenta qué lo necesito, sí. Bueno, al final, pues creo que todos los que escribimos es porque lo necesitamos. Es un proceso, tú empiezas a leer y te das cuenta de lo maravilloso que es el mundo de los libros, lo entretenido que es leer y dices, ¡jo!, me gustaría hacer esto.
Y entonces empieza a hablarte la voz de alguien y te has dado cuenta que hay un personaje o una historia que tú también quieres contar y que sueñas con que pueda estar escrita y que pueda ser leída por otros. Y hasta que no la plasmas en papel la historia te persigue. Da igual si ha surgido en tu cabeza hace tres meses o si apareció cuando tú tenías 14 años porque viste una película, paseaste por una ciudad jarrera -en referencia a ‘Vinícula’- y dices, pues podría aparecer aquí un monstruo vinícola.
Tienes que escribirlo, lo necesitas. Necesito sacar esa historia; exorcizarla, fuera. Hasta que las plasmas en papel las voces no se callan.
S.- ¿Escribes primero en papel o directamente al ordenador?
Desde el principio al ordenador, siempre al ordenador. A veces si no tengo el ordenador a mano y si me surge una idea la anoto en papel, pero al final es en el ordenador donde escribo. Al final los papeles los voy perdiendo. Además, a veces escribo tan rápido que después no entiendo qué he escrito o cosas así. Prefiero el ordenador directamente.
S.- ¿Cuáles son tus referentes literarios?
¿Referentes?, pues mira, mi primer referente literario es Mary Shelley. Mary Shelley y Frankenstein. Sí, además yo siempre lo he contado. Cuando empezó a gustarme la literatura y comenzaba a gustarme escribir leí Frankenstein y vi que lo había escrito Mary Shelley con 18 años. Claro, yo tenía 14 y dije, ¡ah, tengo tiempo de hacer algo igual de bueno! Luego con los años y la vida has descubierto que no lo haré jamás. Pero da igual, no importa. Mary Shelley fue mi referente.
También Bram Stoker, ‘Drácula’ fue, como siempre digo, la primera novela adulta que realmente leí. Porque antes, pues sí, Fray Perico y su Borrico, El barco de vapor, todos los que tú quieras, Los Cinco.
S.- ¿Los Cinco también?
Sí, Los Cinco. Tenía historias de Los Cinco heredadas de mi tío.
Esos eran mis referentes. También me gustó muchísimo la única novela juvenil de Stephen King. Creo que es la única que ha escrito. Los ojos del dragón, que ahí fue la primera vez que me puse a escribir. Quise escribir una novela también, pero claro, sin ninguna técnica ni nada. Empecé a escribir y guardé esos folios durante años. Empecé a escribirlos en los 90 y los tenía amarillentos y roñosos. En 2020, en plena pandemia estábamos limpiando -me había mudado tres veces y esos folios venían conmigo a todas partes- los volví a ver. Dije, esto no va a salir nunca a ningún lado. Tíralo ya y deshazte de esta historia, porque no... Esa historia sí que creo que no la acabaré nunca, porque empecé a escribir en plan brújula total. Y así te pierdes.
S.- ¿Brújula o mapa a la hora de escribir?
Al final he descubierto que en realidad mi forma de escribir es brújula según la definición de mapa, brújula, y antena, ya que tengo una idea determinada y luego me voy guiando. Entiendo que también es una forma de disfrutar de la escritura, ¿no? Para mí el placer de escribir surge cuando sucede algo de repente y son los personajes los que mandan. Cuando toman el control.
S.- Si no escribieras, ¿Qué otra forma de contar historias te gustaría?
También me gusta dibujar. Lo que pasa que no me termina de convencer como dibujo. Quizá soy muy autocrítica, muy exigente, pero es que creo que mis dibujos no tienen movimiento, son muy estáticos. Pero sí esa hubiera sido otra opción.
NOTA: Silvia ganó el Premio de Literatura Ilustrada de la Villa de Nalda e Islallana.
S.- ¿Y tienes rutinas a la hora de escribir?
No, no tengo. Soy trapera del tiempo. Donde tengo un hueco lo cojo. Hay temporadas en las que sí que puedo destinar tiempo a escribir y otras que no puedo destinar un tiempo concreto. Últimamente, hay una serie de cambios en casa, en el trabajo, en el día a día, en las rutinas, y hasta que no vuelva a estabilizarme en los horarios, (21:44) voy trampeando. Los fines de semana es cuando más desahogo encuentro.
S.- ¿Y manías confesables a la hora de escribir?
No, no tengo manías. A veces me gusta que las historias tengan una canción. Esa sí que es una pequeña manía.
S.- ¿Te acompañas de música cuando escribes?
No escribo con música, pero sí hay canciones que me ayudan a entrar en situación. ‘Mira Randa’ tenía su propia banda sonora, que cuya listado aparece a final del libro. Cada uno de los personajes tenía una canción asociada. Soy poco maniática en ese sentido. Bueno tengo que comprobar veinte veces si he cerrado la puerta -se ríe-, creo que con eso ya es suficiente.
S.- ¿Y si Vinícola fuera una canción? ¿Qué canción sería?
N sé qué canción pudiera ser, porque Vinícola no ha tenido canción. Quizá ‘Vampiros en La Rioja’, de Pez Mago en su disco ‘Sol de Mediodía’.
S.- ¿Y planificar? ¿Planificas la trama?
Mira, en eso sí que tengo manías. Prefiero perder el tiempo en imaginarme una escena antes de sentarme a escribirla a iniciar la escritura y avanzar solamente diez frases. Necesito dedicar tiempo a qué escribo y cómo lo plasmo. Creo que es mejor sentarse y definir bien qué quieres contar y cómo y luego dejas que fluya. Necesito tener en la cabeza lo que quiero contar bien formado. La inspiración no llega así como así. Hay que trabajarlo.
S.- Si tuvieras la oportunidad de regalar tu novela a una única escritora o escritor a quién sería?
Madre mía, sí que me lo has puesto difícil. No sé. Seguro que a Dolores Redondo. Creo que sí. Me gusta mucho esa mezcla el folclore con la novela negra y algún toque fantástico que impregna en sus novelas. Me gusta mucho el estilo de Dolores Redondo. Sus tramas rodeadas de leyendas, de ese aspecto mítico me gustan, así como el hecho de poner en valor Elizondo. No ha tenido que irse a ningún lado extraño para contar una historia. Ha utilizado el entorno que le rodea, es una forma de expresar gratitud y cariño por la tierra que le acoge. Creo que tenemos que valorar el entorno que nos rodea.
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