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{CULTURA / LIBROS}

'Los fantásticos libros voladores del señor Lessmore'

Extienden sus tapas, dividen sus páginas en dos, toman impulso y se lanzan al aire. Los más pequeños, de bolsillo y tapa blanda, vuelan a ras de suelo, sorteando con habilidad contratiempos y obligaciones, hasta que sus historias crecen de golpe e impulsan a sus lectores hasta el cielo con la velocidad de un jet. Los novelones vuelan en círculos, batiendo sus tapas duras a un ritmo lento y regular, hasta que distinguen a un lector que presumen fiel e imaginativo. Entonces caen sobre él en un veloz picado, espantando las bandadas de cuentos que revolotean alrededor de su presa. Saben que el lector no tiene tiempo para todos, así que se lanzan en un descenso vertiginoso para ser el primero en atraparlo, golpeándose entre ellos, perdiendo su sobrecubierta y su faja de recomendaciones y elogios.

Pequeños y exóticos, los panfletos aletean sus tapas con tanta velocidad que son capaces de detenerse en el aire y sorprender a sus lectores de forma imprevista. Si les mira fijamente estás perdido. Son tan breves como peligrosos: pueden convertir a un perezoso en un revolucionario. Grandes, muy torpes a ras de suelo, los atlas suelen tener problemas para alzar su vuelo. Necesitan una corriente térmica para tomar altura. Cuando lo hacen, sus grandes tapas les permiten recorrer centenares de kilómetros, mientras dibujan en sus páginas montañas y ríos, colinas y valles, las ciudades y pueblos que sobrevuelan. Al contrario que atlas y panfletos, las enciclopedias se mueven en bandadas de veinte a treinta ejemplares, en formación de V.  En sus páginas guardan el recuerdo de cómo fueron los hombres. Muy codiciadas en el pasado, hoy están casi extinguidas: hay más disecadas y cubiertas de polvo que vivas en el aire.
Si los libros nos hacen volar, por qué no creer que puedan aletear sus tapas y volar por cuenta propia, en busca de lectores a quienes iluminar con sus historias. Es lo que hacen en ‘Los fantásticos libros voladores del Sr. Lessmore’, un cortometraje animado y mudo, premiado con un Óscar en 2012. William Joyce ha llevado al papel su historia animada, en una selección de imágenes que sintetizan en un puñado de páginas la vida de un bibliotecario que ama los libros más que así mismo. En la historia del Señor Lessmore no hay distinciones entre panfletos y atlas, enciclopedias y novelones: todos los libros anidan en una biblioteca en la que Lessmore encuentra su hogar, todos tienen una historia que merece ser leída y que Lessmore se esfuerza en compartir con sus vecinos. Si no tenéis un niño cerca que os sirva de excusa para tener este hermoso libro, buscad un amigo que os invite a volar. Gracias, Javi./Joaquín Armada desde 'Después del Hipopótamo'


* ‘Los fantásticos libros voladores del Sr. Lessmore’. William Joyce. Alfaguara. Madrid. 56 páginas, 13,45 euros.

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