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{CULTURA / LIBROS}

'Mi mandamiento sagrado del teatro es que nunca puede ser aburrido'

Carlos Hipólito interpreta al científico Heisenberg en 'Copenhague', villano nazi o héroe anónimo

Carlos Hipólito interpreta a Werren Heisenberg en el montaje teatral ‘Copenhague’, un personaje cuyo relato navega aún, cerca de ochenta años después de los hechos que relata la obra de teatro escrita por Michael Frayn y dirigida por Claudio Tolcachir, entre el villano cómplice del nazismo y el héroe anónimo que quizá salvo a la Humanidad en los momentos cruciales de la Segunda Guerra Mundial. Frente a él, Emilio Gutiérrez Caba en el papel de Niels Bohr. Ambos científicos, maestro y alumno, amigos, ambos premios nobel de Física, ambos investigadores de la física cuántica y en posesión del conocimiento para controlar la energía atómica. La historia, los acontecimientos históricos, les situaron en posiciones complicadas, en las que la condición de científicos y hombres entraba en conflicto. Sobre el escenario, les acompaña Malena Gutiérrez, en el papel de Margrethe, la mujer de Bohr. Ella no es física cuántica, como la mayoría de las personas, y les obliga a ser irremediablemente claros en sus disquisiciones. ‘Copenhague’ es la historia de un encuentro y quizá sea la historia de la Historia…/Javi Muro

 

SPOONFUL.- ¿Qué cuenta para ti ‘Copenhague?

‘Copenhague’ cuenta muchas cosas. Parte de la anécdota de la vista que hizo Werner Heisenberg a Niels Bohr en la Dinamarca recién invadida por los nazis una noche de 1941. Narra la conversación que tuvieron hablando de física cuántica y de la explotación práctica de la enérgica atómica. Es decir, de la posibilidad de construir bombas nucleares. Esa es la anécdota de la obra y se cuenta desde diferentes puntos de vista, cómo cada uno de los personajes lo vivió. A lo largo de la representación se va investigando sobre lo que dijeron o no dijeron en aquel encuentro. Un encuentro real dentro del mundo de la ciencia. La visita se produjo y después se rompió la relación la amistad y la relación que mantenían -Heisenberg fue discípulo de Bohr- y siempre se ha especulado de qué hablaron. Hay que tener en cuenta que Heisenberg en era el jefe de investigación de Física Cuántica y Nuclear de Hitler, mientras que Niels Bohr era un judío en la Dinamarca Invadida por los nazis. ¿De qué hablaron?

 

S.- … pero ¿Copenhague’ habla de mucho más como señalabas….

Lo que cuenta la obra realmente es todo lo que ha por debajo de ese texto interesantísimo, pero que está lleno de subtextos. Habla de emociones, de la relación entre los dos científicos, que son también personas, de la aprobación del otro, habla de ética y de moral, habla de ciencia y de un montón de temas. ‘Copenhague’ es una obra que cuenta con una dramaturgia muy novedosa y muy original -no es una narración lineal, sino que va y viene, atrás y adelante- un momento crucial para el futuro de la humanidad. Imaginemos que hubiera pasado si Hitler hubiera tenido en su poder una bomba atómica ¿existiría Europa? Probablemente, no.

 

S.- Bohr y Heisenberg, fueron maestro y alumno…

Sí, y muy amigos. Su relación era casi paternofilial. A partir del encuentro de Copenhague la relación concluye.

 

S.- ‘Copenhague’ describe la pasión de dos personas, dos científicos, por su campo de trabajo, la física cuántica y la energía atómica, pero también de sus contradicciones, ¿no?

Por supuesto, los científicos como científicos lo que les pide el cuerpo y la mente es seguir investigando. Y cada vez más, para tratar de descubrir más cosas. El problema es que estos dos hombres en concreto, que investigan sobre física cuántica, se dieron cuenta de que podían manejar la energía atómica de una manera no sólo favorable para el ser humano, sino también enormemente perjudicial. Es la enorme contradicción que existe entre el científico que quiere seguir investigando y el hombre con una ética y una moral que dice ‘¡Dios mío! Si yo construyo esto que uso se va a hacer’.

S.- Te metes en el papel de Heisenberg, el personaje que quizá ocultó sus conocimientos para que la Alemania Nazi no contara con la bomba atómica. 

En una biografía de Heisenberg se cuenta que algunas personas señalan que no construyó la bomba atómica porque no supo hacer los cálculos bien, y otras, porque no quiso darle a Hitler esa arma. El era alemán, amaba a su país, trabajaba para Alemania, trabajaba para el ejército Nazi, pero no era del partido Nazi. Lo que cuenta también la obra es que Heisenberg trató mantenerse a cargo del Programa de Investigación Nuclear de Hitler para, precisamente, poder frenarlo. Trató de evitar que no se pusiera al frente del programa otro físico que si perteneciera al Partido Nazi. La obra especula sobre todo esto y sobre las enormes contradicciones de los personajes. También especula sobre las consecuencias de sus actos.

 

S.- … porque si fuera así, Haisenberg ocuparía un papel crucial en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial…

Si Heisenberg paró la posibilidad de que Hitler tuviera una bomba atómica y lo hizo habiendo podido ser el que la descubriera, pero lo frenó para no ponerla en manos de un tipo como Hitler, estaríamos hablando de una persona que ha sido injustísimamente tratado por la historia. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Heisenberg era considerado un nazi, que no lo era. Era considerado un tipo apestado que fue investigado e interrogado y no sólo los aliados cuando ganaron la guerra, sino también los propios alemanes años después. Fue un hombre que se pasó los treinta últimos años de su vida dando explicaciones y justificándose, cuando lo que hizo, según cuenta la obra, fue un gran bien a la humanidad. No olvidemos que Bohr y Heisenberg son ambos Premios Nobel de Física. 

 

S.- … es el planteamiento del autor de la obra, Michael Frayn…

Todo está en el terreno de la especulación. Frayn es un autor excepcional que da una hondura de pensamiento y de interés a la obra que resulta fascinante. Frayn también plantea en la obra que los alemanes no consiguieron la bomba atómica, pero los aliados sí… ¿Dónde la usaron? ¿La usaron contra Hitler? No, la usaron contra un blanco humano en otro lugar del planeta. ¿A quién mató esa bomba atómica? Mató a niños, mujeres, personas que estaban en la calle en ese momento… La obra también plantea cuestiones críticas sobre ¿quiénes son los buenos y quienes son los malos? Si verdaderamente Heisenberg tuvo reparos para construir la bomba atómica para Hitler, los que evidentemente no los tuvieron fueron los aliados.

 

S.- En la recreación de los que pudo ser ese encuentro entre los dos científicos y, poniéndome en la piel del espectador, que soy: tan sólo veo y escucho, o soy casi un espía en un encuentro secreto…

Juega un poco el papel de ambas cosas. El texto es tan interesante y está también construido que consigue implicar mucho al espectador. Primero porque vemos la intimidad de ambos, de momentos cotidianos, cómo trabajaban, cómo investigaban, cómo se relacionaban entre sí, siendo personajes míticos dentro del mundo de la ciencia. Y, por otro lado, porque el planteamiento que realiza el autor es casi como de novela policiaca, de asunto policial. El director, Claudio Tolcachir, define la obra con mucha gracias de ‘policial cuántico’. Cada vez que va avanzado la obra quieres saber más, te van dando pistas pero no se acaba de descifrar el misterio hasta el final. El espectador se siente a veces como un espía que observa como a través de una ventaba lo que va sucediendo. Además, se siente implicado. La obra hace reflexionar mucho al espectador porque tiene mucha carga de profundidad.

 

S.- … al hilo de lo que comentas, la obra ha sido descrita de `palabra y reflexión’…

Es así, lo más importante para mía del teatro, su mandamiento sagrado, es que nunca puede ser aburrido. Y aunque decir que es teatro de palabra y reflexión puede parecer una cosa muy sesuda, en absoluto, lejos de la realidad. ‘Copenhague’ está contada con tanta inteligencia que hace que la atención del espectador no decaiga en ningún momento.

 

S.- El director de la obra, Claudio Tocachir, ha comparado en alguna ocasión la ciencia con el teatro, desde el punto de vista de siempre estar dispuesto a descubrir, a iniciar un nuevo camino…

Es un símil muy acertado porque está casi todo por descubrir. Por un lado, parece que todo está inventado, pero por otro, creo que tenemos muchas cosas por descubrir y muchas cosas sobre las que investigar en cualquiera de las disciplinas artísticas y científicas. En el caso de lo artístico quizá sea menos codificable por que no se traduce en fórmulas, pero siempre tenemos que estar abiertos a descubrir algo nuevo sobre nuestro oficio. Como comunicar mejor, como contar mejor una historia, como vincular personajes para que me lleven hasta el público de una manera más clara… en eso siempre se está investigando y siempre se está trabajando. Creo que me queda muchísimo por aprender y espero que así sea porque si no me aburriría.

 

S.- ‘Copenhague’ también tiene una relación con lo actual al hablar de miedo y tecnología….

Sí, si hacemos una comparativa con la tecnología actual robótica, por ejemplo, también nos podemos plantear serias dudas sobre hasta dónde se puede llegar o imagina si hablamos de investigación genética. Todos los avances que hacen que la Humanidad de un paso de gigante realmente generan susto en las personas y nos hacen reflexionar sobre cuáles son los límites, hasta dónde algo puede ser beneficios o desde dónde puede ser perjudicial. En ese sentido es actual, hablamos de cosa que conocemos día a día y la historia que narra la obra sucedió en los años 40 del siglo pasado. ¿Todos los avances tecnológicos que se están produciendo ahora qué repercusión van a tener sobre nuestras vidas y sobre el planeta?

 

S.- La obra también tiene sus dosis de actualidad desde la perspectiva de que el mundo del siglo XXI parece tener una tensión parecida a la de aquella época…

Y tanto. Igual las guerras no son tan evidentes como en aquellos tiempos, pero los conflictos o la amenaza de conflicto está latente en muchos sitios, aunque a veces parezca que nos hemos acostumbrado a ver las guerras. Ahora hay otro tipo de guerras que se están librando que son guerras económicas, de intereses, políticas, que realmente nos están rondando o incluso están en marcha.

 

S.- Michael Frayn, el autor de la obra, comenzó su carrera como periodista, ¿crees que esa condición está en el texto?

Puede ser uno de los motivos que le llevó a investigar sobre lo que sucedió en el encuentro entre los dos científicos. De todas maneras, es un autor de un talento enorme y enormemente versátil. Ha escrito esta función dramática, pero también una obra diametralmente opuesta como es ‘Por delante y por detrás’, que es una comedia descacharrate, absolutamente hilarante sobre el mundo del teatro, sobre lo que sucede en un escenario por la parte detrás.

 

S.- ¿Y el teatro te sigue emocionando tanto como siempre?

Cada día más. Al ser cada día más consciente de lo importante que es salir al escenario -importante entre comillas, precisa-, de lo arriesgado que es salir a contar una historia, que la gente ría contigo, siente contigo, cada día da más miedo, siento más respeto. Creo que conforme cumples años en el oficio crece la sensación de tener una mayor responsabilidad. 

 

S.- … decías importante y creo que decías bien, alguien aseguraba hace poco que somos seres humanos porque contamos historias…

Sí, es que no me gusta la palabra importante, porque no me gusta la importancia. Me refería a que implica una responsabilidad. Para mí es más importante el trabajo que hacen los médicos. No magnifico mi oficio, si consigo conmover a alguien estoy satisfecho.

 

*Teatro Bretón de los Herreros de Logroño. 9 y 10 de marzo.

 

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