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{CULTURA / LIBROS}

'Uno debe componer poesía para el olvido'

Antonio Moreno, poeta en las Jornadas de Poesía en Español

Antonio Moreno es un poeta consagrado y reconocido. “Sin duda menos reconocido de lo que la calidad de sus poemas merece”. Así lo entiende Raúl Eguizabal, coordinador de las Jornadas de Poesía en Español que celebran su XVI edición en Logroño. Moreno traza sobre un papel de cuaderno un itinerario turístico por los alrededores de la capital riojana. Quiere descubrir la ciudad y su entorno antes del recital poético. Quizá sea, por las pistas que deja caer, un recurso de relajación ante la presentación en público de su poemario. Miedo y respeto al ruido, a la parte pública.


Eguizabal alude a Moreno como un poeta “evanescente” y su poesía la describe de “muy paisajística, sin quedarse en la descripción. Siempre hay una idea más allá de lo meramente ornamental”. Poesía intelectual, define. “Son poemas muy perfectos en la forma –añade- pero que contienen ideas, no son tan sólo descripctivos”.


El poeta asiente. “Es que la poesía no es el asunto, hay algo más allá”. Ojea mientras reflexiona un ejemplar de ‘Metafísica’ –uno de sus poemarios- y apunta que el título es “levemente irónico es ese sentido. Es un ejercicio de humildad en el sentido que comentaba, en el sentido de que la poesía no es el asunto. El poema trata de aprender, de coger… y es un propósito imposible. Cualquier empeño es frustrante y de ahí la referencia a la metafísica con el objetivo de hablar de la humildad”.


Moreno cree, o al menos así lo entiende él, que el poeta no tiene una idea concreta cuando se sienta a escribir. “Rara vez –asegura- me siento a escribir porque tengo una idea; no parto de un modelo previo”. Ahí surge la pregunta… ¿entonces?...


… “¿Entonces? –abre otro de sus libros por la página del poema ‘Barriendo’- ‘Barriendo’, por ejemplo, pues así… barriendo. Todos tenemos una conciencia objetiva, una percepción ordinaria que en ocasiones se metarfosea… es la conciencia de un paso y la realidad surge con agudeza”.


Antonio Moreno aclara que no quiere decir que el poema surja justo en el momento de barrer, “pero sí la perfección que vino en ese instante y que se repite posteriormente, se repite a través de las palabras”. En alguna otra ocasión el poeta ya ha apuntado que la poesía nace “de la realidad observada con asombro se pasa a sentir la necesidad de las palabras que la analicen y describan siempre con amor de artesano”.


A la poesía Moreno llegó “por la sensación de plenitud de la realidad. Con 17 años veo que la realidad, el mundo que me rodea, que mi vida es tan colmada y tan intensa que necesito expresarla”. Bromea y recuerda que él no comenzó a escribir poemas como uno de sus amigos. “Mi caso no tuvo que ver con una novia. Yo no era de leer ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Neruda; era más de Valle Inclán, me era más familiar. También es cierto que llega un momento en el que ya no te planteas porqué escribes”.


La conversación se adentra de nuevo por los caminos del poeta discreto. “La meta del poema –recapacita- es el olvido. Los poetas somos muy vanidosos, buscamos el prestigio y el reconocimiento es como la ropa que se apolilla. Los poetas de hoy serán olvidados y con razón. Uno debe componer poesía para el olvido, cuando uno se desprende de toda esa consideración es el momento ideal para vivir el carpe diem. Estamos poblados de demasiados fantasmas”.


¿No parece fácil? “Claro, no lo es. Todos tenemos ego y nuestro narcisismo”. ¿Entonces, la poesía qué es, es un oficio? “No, no, la poesía no es un oficio, es un regalo, un bien que se nos otorga. La única disciplina que debe tener la poesía es la de renunciar a escribir cuando se está haciendo de forma equivocada”. Y es que Moreno entiende que hoy existe demasiada poesía publicada, “incluido la mía”.


Como lector, Antonio Moreno apunta la búsqueda de la fatalidad en la poesía. “No de la fatalidad entendida como algo malo, trágico, sino como ese algo que no se puede programar. Me parece respetable que alguien quiera sentarse a escribir un libro de poesía sobre el tema que sea, sobre el vuelo de las mariposas, por ejemplo… pero eso no es poesía, es hacer papiroflexia…”.


Llegados a ese punto regresamos al poeta evanescente que apuntaba Raúl Eguizabal. “Sencillamente anoto lo que ocurre en este cuerpo, que es lo más cercano, el punto de partida de mi asombro”. Sea parte de la conversación o los versos de uno de sus poemas… ahí s eencuentra el sentido de la poesía de Antonio Moreno./Javi Muro

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