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{CULTURA / LIBROS}

Nora y la ruptura con el orden establecido

Aitana Sánchez-Gijón interpreta a Nora en la obra de teatro 'La Vuelta de Nora (Casa de Muñecas 2)'

Hagan memoria. Nora abandonó su casa y a su familia, perseguía ser ella misma, ser por ella misma, tener su propia voz. Es el final de ‘Casa de Muñecas’, la obra de teatro escrita por Henri Ibsen en 1879. Ahora Nora regresa. Llama a la misma puerta que cerró de un portazo tiempo atrás. Han pasado 15 años. La secuela de la obra del poeta y dramaturgo noruego lleva la firma de Lucas Hnath, escritor de teatro estadounidense que ha tenido el arrojo de dar continuidad a ‘Casa de Muñecas’. Andrés Lima dirige a Aitana Sánchez-Gijón en el papel de Nora, que junto a Roberto Enríquez –recientemente ha protagonizado la serie ‘El embarcadero’-, María Isabel Díaz –‘Vis a Vis’- y Elena Rivera –‘Cuéntame cómo pasó’- forman el elenco de ‘La Vuelta de Nora (Casa de Muñecas 2)’.

 

‘La vuelta de Nora’ comienza con una llamada a la puerta. El relevo de Ibsen lo ha tomado un autor contemporáneo -la obra se escribió en 2017- que plantea la continuación de relato desde la exploración de caos emocional resultante de la vuelta a casa de Nora. La protagonista regresa a casa -después de abandonar su casa, a su marido, sus hijos y su niñera- convertida en una exitosa escritora feminista. ¿El motivo de su vuelta a casa? Formalizar los documentos del divorcio, para lo precisa la firma de Torvald, su exmarido. Hnath plantea cómo en el mismo instante en que la protagonista cruza el umbral de la puerta de su antigua casa comienza a ser cuestionada sobre sus actos, sus decisiones, por el tiempo que ha permanecido desaparecida y por las consecuencias de su huida. 

 

El director del montaje teatral, Andrés Lima -Premio Nacional de Teatro y ganador de cuatro Premios Max- apunta que ‘La Vuelta de Nora’ tiene carácter de reivindicación del papel de la mujer en la sociedad. “Pero no es un alegato feminista, ya que Lucas Hnath logra que el espectador empatice con todos los personajes, que no son ni buenos ni malos. Son seres humanos que han tenidos sus problemas y tan sólo desean ser un poco felices”.

La historia está ambientada en los primeros años del siglo XX, aunque el autor ha utilizado un lenguaje actual de manera deliberada con el propósito de resaltar las similitudes de ambas épocas, de poner en evidencia cómo repetimos los mismos problemas y lo poco que hemos avanzado en la erradicación de las desigualdades a las que se enfrenta la mujer en la sociedad. En tiempos del #Metoo y de las multitudinarias protestas feministas el teatro las argumenta y justifica. "’La Vuelta de Nora’ es -describió Lima durante la presentación de la obra- una metáfora de cómo 150 años no es nada, igual que 15 no lo son”.

 

Recuerda Aitana Sánchez-Gijón que el personaje de Nora provocó un escándalo al presentarse la obra de Ibsen, siendo incluso prohibida en algunos teatros. “Nora representa la ruptura con el orden establecido, especialmente en lo referente a las responsabilidades dentro de la familia”. Por otro lado, en el texto de Hnath se percibe una evolución en el personaje del exmarido Nora. En la obra de Ibsen, Torvald resulta una persona bastante despreciable, paternalista y canalla. Ahora, 15 años después, se muestra como un hombre que ha descubierto que años atrás desempeñó el papel que le imponía la sociedad. ‘La vuelta de Nora’ habla de una revisión general de los roles que hombres y mujeres ocupan en la sociedad.

 

El estreno en Brodway de ‘La vuelta de Nora’ se convirtió en gran acontecimiento, siendo el montaje teatral de la temporada. “Lo único que quiero hacer el resto de mi vida -aseguraba el crítico teatral de The Washinton Post- es hablar de ‘Casa de Muñecas Segunda Parte’”./Javi Muro

 

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