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{CULTURA / MúSICA}

Hablar de música, aprender de música, disfrutar de la música

El curso de verano de la UR 'Identidad y Música' concluye con éxito de contenidos y asistencia

La música tiene carácter documental si se analiza desde una perspectiva amplia y general. Ejerce de película de ‘no ficción’ construida desde la suma de las canciones, los grupos, los estilos y las estéticas que definen décadas y momentos sociales y políticos. Un género realista y descriptivo que surge al observar la globalidad de unas composiciones que forman parte de la disciplina artística –y que por lo tanto juega en el terreno de la imaginación- más directa, capaz de explosionar emociones al instante.


A lo largo de dos intensas jornadas, el Espacio Lagares de Logroño ha acogido a músicos, periodistas, sociólogos, escritores, blogueros, fotógrafos, managers, promotores musicales, organizadores de festivales y propietarios de salas de conciertos alrededor de ‘Identidad y Música’, el curso de verano programado por la Universidad de La Rioja y dirigido por el sociólogo Sergio Andrés.


Cuatro mesas redondas que han permitido plasmar el momento de la música en el siglo XXI. Los ponentes han reflexionado desde una mirada retrospectiva –en ocasiones nostálgica- hasta situarse frente a frente, mirando de cara, a la revolución que alrededor de la música se ha vivido en las últimas décadas. Así, surgió en el debate el concepto del ‘valor’ de la música. Una noción esencial para las generaciones analógicas. Eran los tiempos –describieron los participantes en la primera mesa- en que hacerte con un disco o poder grabar una cassette implicaba un esfuerzo, no resultaba tan fácil. Esa dificultad implicaba una elección. “No podías comprar o grabar toda los discos; había que elegir qué te gustaba”. De ese proceso y de tu avidez por descubrir algo nuevo nacían, consiguientemente, una identificación.


¿Se vive –se vivía-, se siente o sentía diferente la música en la periferia que en las grandes ciudades? ¿El foco de los medios de comunicación era el mismo? Una respuesta negativa alude a ambas cuestiones e incluso se planea la posibilidad de que intervenga un condicionante que se podría atribuir a la tradición. “No es extraño que en aquellos lugares donde ya habían surgido grupos, vuelvan a nacer nuevas bandas”.

 

El debate se trasladó en el segundo capítulo de ‘Identidad y Música’ a la organización de conciertos. ¿Una misión imposible?, sugería el programa. Rubén Domínguez (Boogy Music) lo tiene claro y así lo expresó. “No es una misión imposible –defendió-, se organizan y se promueven conciertos, pero es obvio que no es una tarea fácil”.
Los ponentes coincidieron en denunciar una normativa municipal que no ofrece facilidades. Y fue en ese momento en el que la siempre sorprendente política se hizo presente en el debate. Así, entre el público y surgiendo de la nada, intervino el portavoz del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Logroño, Miguel Sáinz, que anunció que el Ayuntamiento quiere dar un viraje a la programación de conciertos. Desde la mesa, el programador musical, Rafael Bezares, reiteró que “las instituciones son facilitan las cosas, ponen demasiadas trabas”. En un ambiente distendido, el concejal logroñés señaló que quiere promover una mayor colaboración público/privada en la organización de conciertos, al tiempo que invitó y tendió la mano a abrir el debate.


En la segunda jornada del curso, de entrada, el foco se situó en la industria. ¿En qué momento hizo crack? Para el ex Gabinete Caligari y autor de ‘Electricidad revisitada’, Edi Clavo, “la industria musical está perpleja, desde hace dieciséis años anda buscando modelos de negocio”. En opinión de David García, que ha escrito el ensayo ‘Por qué Marx no habló de copyright’, “los nuevos modelos de negocio ya existen”. Falta, entonces quizá, desarrollarlos. En el debate se apuntó que, por ejemplo, se paga mucho dinero a gente la bloggers para que promocionen determinada música. Situados sobre las nuevas tecnologías –ya no tan nuevas-, David García señalo que “internet no ha democratizado la cultura ni ha eliminado a los intermediarios; éstos cada vez son más potentes”. Del mismo modo, aseguró que “ninguna banda ha salido desde MySpace, nunca, siempre hay alguien detrás poniendo la pasta”.


En parecidos términos se expresó Esteban Hernández, periodista de El Confidencial. “Las bandas presentes en internet –apuntó- son las que ya tenían un capital en los años 80, las nuevas son invisibles”. Edi Clavo planteó un posible equívoco en la percepción. “Seguimos comparándonos –dijo- con un modelo de negocio antiguo, con las cifras de ventas de antes, cuando ya hay un modelo nuevo”. Juan Santaner, manager de grupos y cantantes como Sidonie, Nacho Vegas, Chritina Rosenvinge, León Benvente o Australian Blonde, intuyó también la necesidad de buscar nuevos caminos. “Los formatos –resaltó- están para romperlos” y puso el ejemplo de Corcobado, que prepara un concierto de 24 horas2. Asentía Edi Clavo al escucharle y recordaba que “en Gabinete Calicari dinamitamos el modelo de la industria cuando auto editamos un single junto a Parálisis Permanente”.


Apostillaba David García, como colofón del debate, que “nos han baquetado con la música, que es más ubicua que nunca y, curiosamente, cada vez vive menos gente de ella”.

 

El cierre del curso se fraguó alrededor del debate sobre ‘Tribus urbanas, hipster y más allá:  ¿ha perdido la música su valor generacional?’ Los protagonizaron, Fernando Navarro, periodista de El País y responsable del blog ‘La Ruta Norteamericana’; Alfonso Cardenal, periodista responsable del programa Sofá Sonoro (SER); Alfred Crespo, codirector de Ruta 66; y Víctor Lenore, periodista de El Confidencial y autor del libro ‘Indies, Hipsters y Gafapastas. Crónica de una denominación cultural'.
Alfred Crespo no alberga ninguna duda: “si la subcultura musical son los hipsters, todo está perdido”. Una percepción que, en parte, compartía Fernando Navarro. “No creo que los hipsters sean una cultura dominante” y recordó que el aspecto social de la música tiene una relación con los tiempos históricos. El periodista de El País recordó cómo había sucedido así con la música popular americana en los Estados Unidos de los años 50 y, también, como ‘movida’, cuando España salió de la dictadura.


Centrando la mirada en la actualidad, Alfonso Cardenal resalta que “el valor generacional de la música se ha perdido, ahora queremos ser diferentes y eso nos aleja de la idea de tribu”. Y es que, tal y como reitera Fernando Navarro, “la música, como arte que es, tiene que trascender”. El autor de la bitácora ‘La Ruta Norteamericana” cree que “hay que dar a la música el valor cultural que tiene”. En ese sentido, Cardenal percibe que el valor que hoy recibe la música tiene más a la estética que a lo cultural. Aún sí, Alfred Crespo considera que continúa habiendo tribus, “lo que sucede es que donde antes había cuatro mods ahora sólo hay uno”.


‘Identidad y Música’, como toda buena propuesta relacionada con la cultura ha ido más allá de la reflexión y se ha adentrado en los hechos. El Biribay Jazz Club ha acogido los conciertos de Caustic Roll Dave y de Corcobado (programados por Fast Fun Bizarre y Boogy Music); el bar de tapas de la calle San Juan de Logroño Tastavin recibió a los ponentes de las mesas redondas con su carta de pinchos y un ‘Rioja’, la Asociación Cultural Complot celebró en su sede un Ágape-instalación y los bares Stereo Rock and Roll Bar y Maldeamores ofrecieron, como cierre, sendas sesiones Dj. ‘Identidad y Música’ concluyó con sensación de éxito de contenidos y convocatoria y el convencimiento de que celebrará nuevas ediciones./Javi Muro

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