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{DEPORTE / FúTBOL}

'La gente va a los estadios porque cree que su equipo puede ganar, sino...''

'Si la diferencia entre Barsa y Madrid y el resto sigue mucho tiempo se pueden cargar la Liga'

Agustín Abadía, El 'Tato' Abadía, es entrenador de fútbol después de haber vivido, como jugador, las épocas doradas del Logroñés y del Compostelas y también, de haber pasado un año en el Atlético de Jesús Gil. Quizá esa experiencia le ha permitido sobrevivir a lo convulso del fútbol de la capital riojana e igualar la temporada pasada, con la SD Logroñés, el record de jornadas invictos. Ahora afronta el reto de jugar en Segunda B con la mirada puesta en alcanzar el fútbol profesional. Recuerda su doblete en el Bernabeu y la sensación de alivio que supuso empatar en el tiempo de descuento. También a sus compañeros de aquellos años. Le gusta el fútbol de ataque, aunque apreciar a quienes saben organizarse y trabajar bien en defensa. Se muestra reflexivo sobre la Liga española. Cree que la bipolaridad Madrid Barsa, de continuar mucho tiempo, corre el riesgo de cargarse el interés del aficionado. "La gente va a los estadios porque cree que su equipo puede ganar sino..." ¿Sobre el fútbol de entonces y el de ahora? "Lo que ha cambiado es la intensidad; ahora se mantiene durante los 38 partidos", dice./Javi Muro.

 

Spoonful.- Es casi una sorpresa poder hacer una entrevista a un entrenador de fútbol, la pasada temporada parecía que sólo existían dos, un tal Mourinho y un tal Guardiola… no había nadie más…

A pesar del Barcelona y el Madrid, los demás existimos. Necesitamos del Barsa y del Madrid, pero también del resto de los equipos.


S.- ¿Cómo de importante es la figura de un entrenador en un equipo?

Yo siempre digo lo mismo. El cometido de un entrenador es conseguir que el futbolista en vez de ir por una comarcal vaya por una autopista; es decir, tienes que ser capaz de poner todos los medios para que el futbolista pueda desarrollar su talento.


S.- Y como entrenador, ¿Cómo te defines?

Creo que soy bastante blando y creo que mi mayor virtud es que me adapto al grupo; aunque tengo, claro, mis ideas sobre el fútbol que más me gusta, pero trato de adaptarme al futbolista que tengo y, sobre todo, al club.


S.- Existe la figura del entrenador amigo del futbolista. Tiene que ser muy difícil, ¿no? Sobre todo teniendo en cuenta que es una plantilla de veinte o veintidós y tan sólo juegan once…

Yo en ese aspecto soy distante con el futbolista. Marco las distancias; yo quiero que me vean como el entrenador, no como su amigo. Sus amigos tienen que ser otros, otras personas, creo que esa faceta no me corresponde a mí, no le corresponde al entrenador.


S.- ¿Qué fútbol te gusta?

Ya sé que resultará tópico, pero a todo el mundo le gusta atacar, pero valoro también mucho el aspecto defensivo y a la gente que sabe realizar bien ese trabajo. Cuanto mejor se defiende también se impulsa el espectáculo porque es mayor el esfuerzo que el contrario tiene que realizar para atacar. Pero evidentemente, a todos nos gusta atacar.


S.- Alguna vez te he oído decir que si se puede meter cinco goles, mejor que cuatro…

Sí, sí, claro. Ese es un aspecto que, no sé si me define, pero... aunque valoro el aspecto defensivo no debemos olvidar que jugamos para el espectador y muy a menudo eso se olvida, muy a menudo, y el espectador prefiere ver cinco goles que ver uno. Esa es una de las cosas que yo siempre tengo en mente, que jugamos para el espectador y ahora mismo no es que los campos estén muy llenos como para que no tengamos presente que el juego se hace para que el público que va al campo disfrute.


S.- ¿Mejor un 4-3 que un 1-0?

Siempre, siempre. Al futbolista y a todos los que estamos en esto del fútbol nos gustan los estadios llenos y estoy seguro de que si la gente supiera que va a ver goles acudiría más.


S.- Volviendo un poco a la primera pregunta, también parece que sólo existen dos estilos o el Guardiola o el de Mourinho, ¿no es injusto con el trabajo que realizan muchos entrenadores?

Sí, sí, ahora mismo son las dos referencias. Los entrenadores, igual que los futbolistas, tenemos siempre alguien en quien fijarnos y en estos momentos parece que esas referencias son Mourinho y Guardiola. Pero los entrenadores realizamos valoraciones más allá de esas referencias y lo que hacemos es analizar la plantilla y los jugadores que tiene y cómo deben jugar. Pero es cierto que ahora mismo parece que lo único bueno es lo que hacen Mourinho y Guardiola, cuando no es así.


S.- Además, ¿no es un poco irreal? Con semejantes plantillas y presupuestos es más sencillo trabajar y tener un estilo, ¿no?

Lo que fideliza es ganar; es el éxito. Yo no estoy tanto en que los sistemas de juego hayan sido los responsables, sino las maneras de llevar los grupos. Ahí si veo un cambio cualitativo. Era impensable que antes hubiera tanta intensidad, tanto ritmo de juego. El entrenador no exigía tanto; se consentían más cosas y se dejaban más cosas al albedrío, al talento del futbolista. Ahora no y esa es una de las virtudes. La diferencia fundamental con lo que yo he ido viviendo es que antes eran capaces de jugar con intensidad cuatro partidos, ahora esa intensidad se pone de manifiesto en los 38 partidos. No sé si es porque existe tanta repercusión mediática que, evidentemente, el entrenador no puede aflojar… Ese es el salto cualitativo, porque el Barcelona y el Madrid siempre han tenido mejores equipos, pero no existía este ritmo de entrenamientos y este ritmo de máxima exigencia. En ese sentido los entrenadores se han puesto las pilas. Los entrenadores están mejor preparados.


S.- Y de alguna manera esa sensación (casos Mourinho y Guardiola) de haber conseguido que todos los jugadores están al cien por cien con ellos, ¿no?

Eso es, parece como que los manipulen. Bueno, que tienen que ir detrás de ellos y parece que no piensen. Antes no era así. Antes las decisiones eran casi un ochenta por cierto del futbolista y un veinte los aportaba el entrenador. Ahora es lo contrario; ahora el entrenador ya te ha marcado las pautas y el talento lo pones a disposición de las pautas que te ha marcado.


S.- ¿No se están cargando la Liga con esa diferencia cada vez es mayor entre los dos primeros y el resto?
Puede ser. Si esto dura mucho tiempo, pues sí.


S.- El espectador quiere posibilidad de sorpresa, ¿no?

Eso es. Que puedas ir al campo pensando que puedes ganar. También es verdad que eso es intrínseco a la persona, es parte del juego. Siempre digo que algunos presidentes no entienden que esto es un juego, que los entrenadores tratamos de controlarlo todo, pero que siempre hay algo que se puede escapar. Cada vez dejamos menos posibilidad de sorpresa y resulta más complicado.
S- ¿Cómo empezaste a jugar al fútbol?

Yo siempre me recuerdo jugando al fútbol. No he hecho otra cosa que no sea deporte. He jugado a todo. He tenido la suerte, lo digo con humildad, que si a mí se me ha dado algo bien en la vida ha sido hacer deporte. Tenía las cualidades y la suerte de estar en un colegio –Jesuitas de Lérida- que era un centro espectacular con acceso a toda clase de deportes y entrenadores. Eso me facilitó las cosas y me ayudó a dedicarme al deporte, al fútbol.


S.- La decisión de abandonar el lugar donde vives para dar un salto a otra ciudad tiene que ser un momento ilusionante pero también de dudas…

A mí, cuando terminé de hacer la mili, se me plateó la posibilidad de irme a Jaén y jugar en Segunda B, igual que en Binefar y para jugar en la misma categoría decidí quedarme en mi casa. Pero al cabo de unos años se me presentó la posibilidad de venirme a Logroño para jugar en Segunda A, era dar otro salto, y ahí ya no me lo pensé porque uno se va encaminando; digo se va encaminando porque yo cuando era pequeño me preguntaban qué quería ser de mayor y yo no lo tenía claro. Te vas afianzando como jugador y se te presentan oportunidades y distintos caminos sobre los que tienes que tomar una decisión, pero no fue una idea planteada desde el inicio. Aunque es cierto que a mí siempre me ha gustado esto, el fútbol. Yo todos los domingos acudía con mi padre a ver partidos de fútbol, siempre. Estando en Binefar se me plantearon las opciones del Logroñés y del Aragón y me decidí por La Rioja, decisión de la cuál estoy supercontento. Fue una buena decisión.


S.- Y fueron unos años inolvidables, ¿no?

Bueno…los mejores. Junto con los tres años que viví en Santiago, los mejores. A veces parece que no valoras el tiempo pasado en Santiago, en el Compostela, pero lo cierto es que también estuve francamente bien. En Logroño siempre he tenido a la gente a mi favor y la prensa me ha tratado muy bien, mientras que los directivos nunca me han valorado. En Logroño con los directivos siempre me ha costado un huevo ganarme lo que he conseguido. Sin embargo en Santiago tenía las tres cosas, la gente, la directiva y la prensa.


S.- ¿Qué se siente haciendo doblete goleador en el Bernabeu?

Si la gente supiera… para mí fue un alivio porque en primer lugar íbamos ganando al Madrid 0-1 a falta de cinco minutos y de buenas a primeras nos meten dos goles y le dan la vuelta al marcador. Nosotros necesitábamos, no ya los puntos que eran muy importantes, sino que era un golpe moral que nos afianzaba en la parte alta. Fue un orgullo y un alivio. Recuerdo al míster, Carlos Aimar, echándonos la bronca porque claro íbamos ganando 0-1 a falta de cinco minutos y se pusieron 2-1. Estábamos alicaídos en ese momento. Creo que la gente no se acuerda del entorno. Veníamos de una remontada impresionante y ese empate era confirmar que estábamos otra vez en el camino y que lo teníamos casi conseguido. Se nos estaba escapando y no lo entendíamos. Estábamos a punto de ganar al Madrid y se nos escapaba, así que cuando empatamos con el tiempo cumplido, la sensación fue de alivio. Ese fue el gesto que realicé, de alivio y de confirmación de que habíamos conseguido prácticamente mantenernos en Primera División.


S.- ¿Recuerdas a jugadores de aquellos años?

A muchos. En ese sentido me acuerdo mucho de Iturrino, de Nelson Guitiérrez, de Lopito, de Juan Carlos Herrero, de Nacho Martín, de Juanma, de Lopetegui, de Poyatos… de Amarildo. Me acuerdo de muchos.


S.- Era un equipo espectacular, ¿no?

Exactamente. Yo creo que el tiempo ha puesto a ese equipo en su sitio. El de ese año y el del anterior –la temporada que estuve en el Atlético de Madrid- fueron increíbles. Ahora podemos valorar cómo fue posible construir esos equipos. Hubo un momento en que teníamos muy buen equipo y, por suerte, pudieron disfrutar los aficionados y también nosotros. La gente viene a la tienda (La Casa del Queso en Casco Antiguo de Logroño) y me dicen “!cuanto disfrutamos!” y yo les responde “¡y nosotros!”. Eso se transmitía, valía la pena venir a jugar a fútbol y la gente te lo agradecía; te exigía, pero te lo agadecía. Siempre recuerdo la imagen de subir por República Argentina hacia Las Gaunas, desde la bodega donde comíamos antes del partido y ver las calles llenas de aficionados que iban al campo… uff, eso es inolvidable.


S.- Jugar en el Atlético de Madrid en aquella época tuvo que ser toda una experiencia, ¿no?

Estuve con grandísimos jugadores también. No es que me arrepienta, pero si hoy se repitiera la situación igual me hubiera quedado en vez de marcharme después del primer año. La verdad es que a mí con Jesús Gil me resultaba muy difícil, muy difícil. Siempre digo lo mismo, yo venía de un club donde los jugadores formábamos un vestuario de gente muy modesta pero que teníamos opinión, donde se debatían las cosas y nuestra opinión contaba a nivel de directiva y a nivel de entrenador. Luego el entrenador hacía lo que le parecía correcto y mejor, y la directiva también. Pero el vestuario tenía opinión. Y de repente ir a un club donde eso no existe, donde cada jugador es un mundo, para mí fue un golpe difícil de asimilar. Fue un año complicado y eso que empezamos muy bien y al final quedamos cuartos, pero fue una temporada muy complicada y a mí así… La verdad, tenía firmados tres años pero hice todo lo posible por irme. Había muy buen equipo y jugué 18 o 20 partidos, pero yo valoraba mucho el poder trabajar y entrenar a gusto.


S.- La temporada pasada con la SDL (Sociedad Deportiva Logroñés) fue inmejorable, se consiguió el ascenso a Segunda B y la cifra de victorias rozó el record…

Sí. Estuvimos invictos durante 35 jornadas igualando la cifra máxima que había sido registrada por otro equipo antes. Fue bonito y encima logramos el objetivo que se había marcado de inicio el club que era ascender. Costó, pero al final conseguimos el ascenso.


S.- Ahora el salto de calidad en Segunda B es cualitativo. Todo será más complicado, pero ¿la filosofía del equipo va a seguir siendo la misma?

Yo trato de mantenerla, siendo consciente de lo difícil que va a resultar conseguirlo. Como decía antes, lo que prioriza es ganar y me gustaría poder ganar todo lo que ganamos el año anterior, pero sé que vamos a encontrar muchas más dificultades. Evidentemente me va a costar más y me va a exigir más de mi mismo, pero también es un reto muy bonito. Me siento más útil que el año pasado, en el que había veces que parecía que mis jugadores no necesitaban entrenador, que ellos sabían ya lo que había que hacer y ganaban los partidos. Este años no, este año creo que voy a ser más útil para el futbolista y que ellos van a exigir más de mí. Por eso para mí es una ilusión tremenda y sobre todo poderlo hacer con todo gente de aquí, de La Rioja, todos los jugadores que tenemos son riojanos. Eso es un plus; es algo que debemos utilizar para que sea un valor y que nos ayude a alcanzar los objetivos. Estoy encantado y tengo ganas de que empiece, porque creo que vamos a demostrar a la gente de que es posible hacer las cosas bien, siempre con esfuerzo, y conseguir que la gente se ilusione.


S.- Hablas de una plantilla formada por jugadores riojanos, cuando la impresión que siempre ha dado el fútbol riojano es de estar desestructurado… y ahora parece que esos jugadores tienen sitio…

Siempre decimos lo mismo y estoy harto de oírlo, que hace falta un equipo de referencia para que salgan jugadores. Yo no estoy –espero ser capaz de explicarlo bien- de acuerdo del todo con esa idea. Es decir, el futbolista, el que tiene talento y el que quiere realmente jugar al fútbol, ése sale. Es verdad que todos esos talentos se van fuera y no podemos tenerlos aquí, pero salen. Explico siempre lo mismo, es como las universidades. Salen médicos, salen ingenieros, que no lo consiguen en la universidad de aquí pero lo consiguen en otras universidades y no por eso dejan de existir ni ingenieros ni futbolistas. Ahora bien, ¿Qué tenemos que conseguir? Que ese talento que se trabaja en el fútbol base de alguna manera se vuelta a reinvertir y que lo pueda disfrutar la gente. Para lograr eso si es cierto que hace falta una referencia arriba y que esos talentos lo que ven en otros sitios también puedan alcanzarlo aquí. Nos tenemos que poner todos las pilas para cuanto antes lograr que haya al menos un equipo que esté en el fútbol profesional.


S.- Lo que sí parece es que hay ahora una mayor paz en el fútbol en Logroño, ¿no?

Sí. Entiendo que sí. El peor momento fue cuando mucha gente entendió que el club anterior, el Recreación, salía para, para…. Ahora como los dos han surgido a la vez; más allá de cómo haya surgido cada uno, pues  la gente puede disfrutar de fútbol. Además, los aficionados, estaban muy agotados y lo que esperan es algo más y eso que esperan es llegar al fútbol profesional. Hasta que eso ocurra la gente no va a decantarse por un club. Y la eterna pregunta ¿Qué va a ocurrir? Pues no lo sé. Tengo mi opinión y creo que lo mejor es un club, pero no depende de mí. Yo lo más que puedo hacer es trabajar y esforzarme y tratar de hacerlo lo mejor posible para llegar al fútbol profesional. Pero no lo sé, pueden ponerse de acuerdo o si creen que con dos es mejor, pues tiraremos con dos.


S.- No todos los entrenadores viven sólo del fútbol. Tú has montado un negocio, una tienda ‘La Casa de los Quesos’, ¿Cómo surgió esta idea?

Bueno, hubo un momento cuando el Logroñes desapareció en el que yo me encontraba muy agotado y sinceramente como que dices “me voy a dedicar a otra cosa”, pero la gente es como si sólo me viera vinculado al fútbol. Me ven aquí, en la tienda (Logroño, calle San Agustín esquina con Capitán Gallarza) pero todos los comentarios y referencias tienen que ver con el fútbol. No me ven en otro sitio. Empezamos con el negocio y justo cuando estábamos iniciando esta aventura me ofrecieron entrenar a la Sociedad Deportiva Logroñés y como era compatible por los horarios de entrenamiento pues dije ¡estupendo! Y así me mantengo ocupado todo el día, que me hace mucha falta, me viene muy bien. La verdad es que estoy muy contento.

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