{TENDENCIAS / OCIO}

Dray Martina

Al salir del restaurante hubo un sí unánime. Esta vez todas las comensales quedamos encantadas con el local y con la comida. Y no es fácil por que tengo una amigas muy exigentes. "Quiero conocer un restaurante nuevo, ¿Os apuntáis?". Esa fue la propuesta. Por supuesto, no fallaron; siempre cuento con alguna de las chicas dispuesta a acompañarme a pesar de los madrugones al día siguiente.

Tocaba un restaurante inagurado hace muy poquito tiempo en la calle Argensola, 7, de Madrid. 'Dray Martina' es el nombre. Un local decorado por Madrid in love cuidando hasta el más mínimo detalle. Se encuentra en la esquina de la calle Argensola con la calle Santa Teresa. La fachada que da a la calle Santa Teresa tiene unos enormes ventanales que se abren por completo y parece que estuvieras en una terraza. Hay que aprovechar estas días en los que parece que es más verano que otoño.

En la entrada encuentras una barra de mármol y una mesa pequeña a modo de hall donde podrás esperar para ocupar tu mesa mientras tomas una copita de vino. Al entrar, el salón aaprece alargado con una pared de madera a la izquierda y a la derecha ventanales sobre paredes desconchadas, como si estuvieran sin terminar. Un toque diferente que se mezcla perfectamente con el resto de objetos y el mobiliario. El techo de escayola con remates  resalta con las paredes de aspecto descuidado. Las sillas todas diferentes unas de las otras algo muy moda últimamente.

Mesas de madera decoradas con plantas, jarrones de paniculata, y su candelabro. Las lámparas son de lo más original. Unas con forma de pamelas preciosas, otras de madera, de cristal, cestos de mimbre … Todo en tonos blancos lo que hacen que sea un local muy luminoso.
Al fondo, justo delante de los espejos que se abren para dar entrada a la cocina se sitúa un mostrador de madera con la encimera de mármol blanco con algunas de las tartas de la carta expuestas. En la pared de la izquierda, al fondo, una zona de espejos por la que se accede  a un elegante salón de paredes de madera blanca.  Aquí se mezclan objetos vintage y modernos. Cuadros con  esos marcos dorados  rococo de paisajes que no faltaban en casa de nuestras abuelas ocupan las paredes laterales.

Una gran estantería es la protagonista del salón. Madera blanca, decorada con resvistas, libros, portadas de discos, y cactus, que dan un toque moderno al espacio. Todas las mesas cuentan con su candelabro, unos de cristal y otros de metal.  Un gran sofá corredero junto a la estantería -Muy mullidito- enlaza los diferentes espacios. En las mesas los candelabros con las velas encendidas crean un ambiente tranquilo, romántico… especial. 'Dray Martina es de esos lugares que nos siguen sorprendiendo no sólo al estómago si no también a la vista. Estaba a tope y aun así se podía charlar y estar tranquilo.

La carta no es muy amplia pero si variada y de todos los estilos. Comida de mercado con platos sencillos y otros más elaborados. Para todos los gustos. Mientras unos disfrutan de un rico sándwich otros pueden tomar un pez mantequilla. Encontramos desde platos tradicionales de nuestra cocina como las croquetas o los bocadillos de calamares junto a otros no tan nacionales como el cebiche o mejillones con patatas fritas.
A nosotras nos apetecían algo rápido y más sencillo. Para compartir pedimos el queso majorero a la plancha con miel. Os lo recomiendo. De segundos, probamos la hamburguesa con queso brie, el sándwich de milanesa de pollo, coca de escalibada y tartar de atún. Todos estaban deliciosos. La carne de la hamburguesa muy tierna y jugosa. El tartar de atún servido en un tarrito de cristal sobre una base de quiona. ¡Muy original! La milanesa de pollo del sándwich muy crujiente y nada grasienta.

Un bonito local con comida a su altura. Una grata sorpresa. Es difícil reservar mesa así que si os apetece visitar Dray Martina hacezlo con tiempo. No es demasiado grande pero pronto abrirán la planta de abajo y contarán con más mesas. Lo bueno es que nunca cierra así que podrás desayunar, comer, merendar, oncenar. /RachelPG79 desde 'El cuaderno de Rachel'