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{VIVIR / MEDIO AMBIENTE}

'Si el modelo económico no cambia seguirán creciendo las emisiones de gases'

Antdrés Barrio, oceanógrafo e ingeniero medioambiental analiza la cumbre del Cambio Climático

Quizá, detenerse por unos minutos frente a las fotografías de Sebastiao Salgado –por ejemplo las ahora expuestas en el paseo de El Espolón de Logroño- sería más eficaz para concienciar sobre la necesidad de luchar contra el Cambio Climático que cualquier cumbre internacional. Sin duda, la mirada del fotógrafo brasileño, sería un buen punto de partida pero correríamos el riesgo de pensar que el Cambio Climático es exclusivamente un problema medioambiental y que no tiene relación con la economía, que no tiene una repercusión social.


Tras seguir con atención las tres primeras jornadas de la Cumbre del Clima de París, nos surge la duda sobre si debemos hablar de Cambio Climático o de Calentamiento Global. “Es uno de los argumentos –describe Andrés Barrio, oceanógrafo e ingeniero medioambiental- que han utilizado los negacionistas, aludiendo al calentamiento como algo natural porque estamos en una época de deglaciociones. Lo cierto es que con la utilización de hidrocarburos y carbón, de combustibles fósiles, hemos acelerado ese proceso, estamos hablando de una aceleración por encima del cien por cien”.


Barrio recuerda que en la época moderna, la temperatura –la temperatura global de la Tierra- ha aumentado en un grado en relación a principios del siglo XX. “Es algo que no se había producido nunca. El término Cambio Climático es el adecuado porque ese aumento de la temperatura produce cambios importantes en la climatología a nivel global”.


El término calentamiento global lo acuño hace 35 años el científico Wallace Broecker. En aquel momento, recibió duras críticas. Hoy, a los 78 años, mantiene que que el cambio climático traerá enormes consecuencias para el planeta. Broecker señala que el calentamiento será aún más agudo en el hemisferio Norte que en el Sur, donde los océanos ocupan mucha mayor superficie y atenuarán esos cambios.


Desde los años 70 hasta ahora se han celebrado diferentes Cumbres del Clima. La celebrada en Kioto en 1997 es la más significativa hasta la fecha. Allí se aprobó el Protocolo de Kioto, a través del cual los países industrializados se comprometían a reducir los gases de efecto invernadero. “En la cumbre de Copenhague, en 2009, ya se anunció que no se iba a cumplir el compromiso. Se rompió el acuerdo pero se siguieron celebrando cumbres. Fue en Lima, en 2012, cuando se recuperó el mensaje sobre la necesidad de actuar. Ahora, en París, por primera vez, se esperan acuerdos voluntarios de reducción de emisiones. Se supone que los líderes de los países no van a discutir y van a hablar de  porcentajes y de los mecanismos de reducción en la emisión de gases. También hay una diferencia esencial en el número de participantes. En Kioto acudieron 50 naciones, en París 195 más la UE. Además, han mandado propuestas 155”.


Andrés Barrio apunta que los trabajos no han cesado desde Kioto. “Hay un panel de expertos, el panel de expertos de Naciones Unidas IPCC, que llevan trabajando desde Kioto. Sus informes revelan que con el camino que llevamos ahora a final de siglo XXI, como mínimo, la temperatura global del planeta habrá subido cuatro grados. Apuntan que, como pasemos de dos grados, el fenómeno será irreversible y crecerá de forma lineal. Es decir, estamos hablando de que tan sólo dos generaciones más  van a poder vivir como estamos viviendo ahora. Si para 2050 no se ha reducido el 50 o el 60 por ciento de las emisiones globales la catástrofe está asegurada”.


Los dos grados es un cálculo que se realiza respecto a la temperatura del mar. “Si la temperatura global sube dos grados, la del océano será tan alta que producirá efectos como que el papel atemperante del clima que ejerce el mar ya nunca se va a poder revertir, ya no será moderador de los efectos climáticos”.

 

Barrio añade dos efectos más relacionados con el cambio climático. “Por un lado, vamos abocados a que se deshielen los conocidos como tres polos, Norte y Antártida, los dos geográficos, y el Himalaya. Por otro, y más técnico, el mar hace de tapón, hace de sumidero del CO2, y el aumento de la temperatura le impediría cumplir con esa función pues la solubilidad de los gases es inversamente proporcional a la temperatura del fluido”.
Andrés Barrio cree que la reducción de emisiones en un 50 o 60 por ciento no está dispuesta a realizarla ningún país. “Es verdad que Europa ha anunciado en la cumbre que estaría en capacidad de hacerlo. Existen dudas, pero Europa es siempre la más ambiciosa y tiene en marcha el plan 20/20/20 (objetivo 2020) reducción de gases, eficiencia energética y producción de energías renovables, con referencia al año 1990. Estados Unidos también está siendo más ambicioso que en otras ocasiones. Dice que va a reducir el 32 por ciento de la producción energética”.


Aun así, cualquier acuerdo es voluntario. Los expertos del Panel de Naciones Unidas advierten que con las medidas propuestas en la cumbre se conseguirá reducir el aumento de la temperatura, “como mucho, a 2,7 grados; es decir, no se cumplirán los objetivos. Teniendo en cuenta que ya de antemano están alertando de que hay que hacer todo lo posible para no llegar siquiera a los dos grados”.


Es ahí donde surgen las reticencias. Si trasladan a la ciudadanía que hay que tomar decisiones y el lema de la Cumbre de París reza ‘Ahora o nunca’, ¿Por qué no hay acuerdo? Alguien tiene que estar oponiéndose o presionando para que determinados países se opongan o presenten reparos “¿Qué lobby se opone? Los mismos que eran negacionistas hace un tiempo. Hay un ejemplo que es clarísimo. El ex comisario Almunia, que sigue trabajando en La UE, elaboró un informe este año sobre el petróleo y la energía en la economía, pagado por una empresa energética. El informe se remitió a la Comisión Europea para que trabajara sobre esos datos de cara a la Cumbre de París. Es decir, un lobby energético paga informes que advierten que el desarrollo económico sólo se puede mantener con combustibles fósiles. La Comisión Europea no ha pedido informe a ningún otro colectivo u organismo, ni de renovables, ni ecologista, ni de ningún tipo”.


Andrés Barrio resalta que “el problema del Cambio Climático es el modelo económico. Un modelo que, únicamente, está enfocado en el aumento del Producto Interior Bruto. Ese modelo se sustenta tan sólo en la quema de combustibles fósiles lo que provoca que el desarrollo económico y cambio climático estén relacionados. Si el modelo no cambia seguirán creciendo las emisiones de carbón. La solución es el cambio de modelo, no sólo de producción, sino de transporte, de ocio, de consumo, energético… porque tal como están concebidos es imposible llegar a los objetivos marcados”.


Parece que, de un tiempo a esta parte, entre los dirigentes políticos ha desparecido el negacionismoradical respecto al Cambio Climático. Quizá, como pasa con tantos asuntos, si Obama cree, todos creen. “Sí, pero Obama sabe que los acuerdos de París no pueden ser vinculantes porque en el Congreso y el Senado americanos se los van a echar atrás”.


Una situación que conlleva que la voluntariedad sobre los acuerdos de la Cumbre de París no garantiza la consecución de objetivos. “Hace falta que los acuerdos sean vinculantes –resalta Barrio- y que la financiación sea finalista. Cuando desde Europa, por ejemplo, se ha dado ayudas para crear líneas ferroviarias de AVE se han destinado para esos proyectos concretos. En el caso del Cambio Climático no ha sido así.  Se han destinado suvenciones, por ejemplo, a la minería Existe un plan de restructuración de las cuencas mineras, el Plan Miner, que recibía dinero para reestructurar el sector y lo han gastado en comprar carbón de fuera y volverlo a vender. Si las ayudas son finalistas no pasarán estas cosas, los objetivos serán más fácilmente asumibles”.


Andrés Barrio acude a los datos aportados por la OCDE para validar la vialidad de las actuaciones propuestas. “La OCDE realizó un cálculo que señalaba que con el cinco por ciento del PIB se podía conseguir la reducción del 50 por ciento de las emisiones. Se conseguiría que la temperatura global de la Tierra no subiera dos grados. En cambio, si no se invierte ese 5 por ciento del PIB ya, a mediados de siglo tendríamos que gastar el 50 por ciento del PIB, ya que todas las medidas tendrían que ser abordadas de forma radical”.


El oceanógrafo riojano plantea una reflexión sobre el destino de la financiación cuando se considera que una cuestión es determinante. “Cuando hablamos de Seguridad parece fácil encontrar financiación para elevar el gasto militar, pero ¿hay algo más seguro que luchar contra el Cambio Climático? Cuando se trata del Cambio Climático ponemos la Economía por delante”.

La OCDE no es el único organismo que ha aportado cifras y estudios sobre los riesgos que plantea el Cambio Climático. La NASA reconoció hace unos días que Miami y Amsterdam, de continuar la emisión de gases al mismo ritmo que en los últimos años, perderían la mitad de su territorio a mitad de siglo. Sucederá igual en las islas del Pacífico. ACNUR denuncia que hay ya más desplazamientos por motivos climáticos que militares. “Es así –remarca Barrios- los fenómenos meteorológicos son más extremos, intensos y constantes. España lleva años de pérdidas en el cereal porque no llueve lo que tiene que llover”. Hay quien ya apunta que nos tendremos que olvidar de productos de los que disfrutamos y hay quien ha apuntado también al vino de ‘Rioja’. “Claro, al cambiar el clima habrá cultivos que desaparecerán. España es la zona cero del Cambio Climático. Una de las zonas más vulnerables porque estamos en una barrera con el desierto, somos frontera directa con el desierto. Las olas de calor van a ser mayores en zonas donde ya hay problemas con el abastecimiento de agua. Los efectos van a ser radicales. Cuando se pone el ejemplo de vino, los expertos se refieren a que habrá que cultivar cada vez más alto para conseguir la temperatura ideal, pero a más altura el suelo es peor, de peor calidad por la falta de sedimentos”.


Andrés Barrio hace una puntualización esencial. “Cuando hablamos del Cambio Climático no lo hacemos sólo de ecosistemas medioambientales a secas, estamos hablando de un problema económico y social, es el mayor reto que tiene ahora la humanidad”. Entonces, ¿La lucha contra el Cambio Climático es o puede ser uno de los grandes fracasos de la Humanidad? “Creo que ya lo es; el problema se conoce desde Kioto y en ese tiempo han aumentado un 23,7 por ciento las emisiones. Es un dato que se recubre con el gasto de 800 millones de euros en la compra de derechos de emisión a terceros países, así la cuenta sale del 15 por ciento”.


Comprar y vender derechos de emisión de gases no suena muy limpio, suena un tanto a fraude. “Sí. Así es. Una persona, como particular, puede acudir al Mercado de Futuros y comprar derechos de emisión de un país y venir a España y venderlos. Se puede hasta especular con los derechos de emisión. Se hace negocio con todo. La especulación con los derechos de emisión es algo que además agranda la brecha norte sur. Se paraliza el desarrollo de terceros países para perpetuar el desarrollo propio”.


Estos días en París todo el mundo apunta a la necesidad de cambiar el modelo energético. “Las empresas energéticas está reaccionando. Iberdrola está comprando esos huertos solares que, al eliminarse las primas, sus propietarios no podían costear su mantenimiento y créditos. Está tratando de repetir el modelo. Es decir, que las empresas energéticas tengan los centros de producción. Pero el futuro de las renovables no son grandes centros de producción, sino la producción a pequeña escala cercana a los centros de consumo y la autoproducción. Las empresas energéticas se han lanzado a explorar con técnicas como el fracking para hacerse con la titularidad de esas posibles explotaciones, porque su accionariado se fundamenta esencial de las reservas que posee. Si los acuerdos de París fueran vinculantes afectarían al valor accionarial de esas empresas porque sus reservas no iban a ser explotadas. También a países de Oriente Medio o Venezuela, por ejemplo”.


Pero ¿Es realmente posible una transición energética? “Posible no, es obligatoria, o cambiamos de modelo o el clima cambia. ¿Es posible dentro del modelo económico actual? No”. Andrés Barrio recuerda que “el crecimiento infinito en un planeta finito es imposible, que el 70 por ciento del consumo energético se produce en las ciudades, que consumimos recursos por encima de su tasa de reposición. Estamos abocados a un desastre ambiental, llámalo Cambio Climático o como quieras…”./Javi Muro

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