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{VIVIR / VIDA EN LA CIUDAD}

'Al periodismo le falta calle'

María Casado es periodista y ha sido reconocida con el 'II Premio Nacional José Lumbreras'

María Casado es periodista y ha sido galardonada con el ‘II Premio Nacional José Lumbreras, Periodista’ por un reportaje sobre familias monoparentales publicado en El Correo edición La Rioja, donde colabora. El jurado destacó el proceso narrativo impecable, “un relato sencillo y ordenado, con excelente lenguaje que transmite los sentimientos de manera cadenciosa y no merma la solidez de la redacción con florituras seudoliterarias ni con falsos sentimentalismos”. María se decantó por ‘Alegrías y retos por partida doble’ a la hora de presentarse al certamen porque entiende que se salía de lo habitual. “Se ha escrito mucho de familias monoparentales y reproducción asistida, pero quizá no tanto sobre una madre contándolo en primera persona”. /Javi Muro


S.- ¿Qué tal sienta recibir un reconocimiento por tu trabajo? Un reconocimiento que además viene de la mano de compañeros de profesión, ¿no?

La verdad es que cuando me lo comunicaron sentí una gran satisfacción, una sensación difícil de explicar. La comparo a cuando haciendo deporte –María ha jugado al fútbol y a voleybol-, marcas un gol o haces un tanto. Es una sensación difícil de describir con palabras. Sobre todo, cuando llevas tanto tiempo planteándote si seguir o no seguir. A mí me apasiona el periodismo, pero cuando ves que no puedes vivir de la profesión y que no hay manera de meter la cabeza por otros sitios… pues le das muchas vueltas… En algún momento piensas, me apasiona pero no puedo seguir así. Por eso, cuando te conceden un premio, en el que el jurado está compuesto por directores de medios de comunicación que han visto muchas cosas y saben lo que cuesta sacar una noticia, provoca una satisfacción inmensa.


S.- ¿Cómo surgió la idea de abordar ‘Alegrías y retos por partida doble’, el reportaje galardonado?

Fue un proceso un poco largo. Vimos unas estadísticas que señalaban que habían aumentado las familias monoparentales. Comentándolo con el director de El Correo edición La Rioja, decidimos que había que encontrar algún testimonio, ya que los datos eran nacionales y no había un capítulo que definiera cómo era la situación en La Rioja. Las cifras del INE no nos resultaban lo suficientemente claras sobre familias de un solo miembro adulto con hijos menores de 25 años. Quería una historia más humana y no quedarnos tan sólo con unos datos. Ahí comencé la búsqueda. Sabía que en mi pueblo había una chica que cumplía esas características, pero precisamente por ser de mi pueblo y conocerla me daba cierto reparo preguntarle. Al final, se lo planteé y me dijo que se lo tenía que pensar. Al cabo de unos días dijo que adelante. Me comentó que no tenía nada que ocultarles a sus hijas y que además, el reportaje podía ser un recuerdo cuando fueran mayores.


S.- ¿Qué te hizo inclinarte por presentar al Premio ‘Alegrías y retos por partida doble’ en vez de otros reportajes que has escrito? ¿Qué viste en ese artículo?

Reconozco que, por una parte, la historia no me parecía de las habituales. Era una persona con nombre y apellidos, sin tapujos, contando su historia, sus motivaciones, sin miedo y sin resquemor a nada. Todos esos condicionantes no me parecían habituales, porque hay veces que los periodistas nos repetimos mucho. Sí, se ha escrito mucho sobre en qué consiste la reproducción asistida, pero no sobre una madre contándolo y describiendo cómo es su vida y su día a día. Esa perspectiva me pareció singular. También tengo que reconocer que lo escribí con mucho cariño; mientras hablaba con la madre contemplé como estaban las niñas de contentas. Soy de las que les cuesta comenzar a escribir. No puedo iniciar un reportaje hasta que encuentro el punto que me parece adecuado para desarrollar la historia, pero en este caso me puse delante del ordenador y ya tenía la idea nítida del inicio y de lo que quería contar. A veces, lo más sencillo es lo más difícil de contar.


S.- Es un premio al buen periodismo, ¿Crees que se hace buen periodismo hoy en día?

Hay gente que dijo que el texto era sencillo. Igual para otra gente ‘sencillo’ es una ofensa, para mí, que creo que lo importante de un texto es que no mires cuantas líneas quedan para terminar sino que llegues al final y te guste, es un piropo. Del mismo modo, que me digan que es un premio al buen periodismo es un orgullo. Creo que sí se hace buen periodismo hoy en día. Lo primero que hay que hacer es definir qué es buen periodismo. Para mí buen periodismo son las historias humanas, el que busca hacer algo un poco diferente, el no que no vive sólo del periodismo de convocatoria. Quizá, nos invade tanto el periodismo de convocatoria que resulta complicado hacer algo distinto y por eso tenemos la sensación de que no se hace buen periodismo. Es tan complicado que nos den espacio siquiera nuestros propios medios para hacer algo que se salga de lo convocado, que se supone que se hace buen periodismo, pero en unas dosis… demasiado bajas.


S.- ¿No crees que a veces existe una cierta discordancia entre lo que le interesa de verdad al lector y lo que se publica? Cuando analizas lo más visto en las ediciones digitales de los diarios no siempre coincide con sus informaciones de portada.

Sí, creo existe discordancia entre unos y otros. Todos los que hemos trabajado en los medios de comunicación sabemos que no siempre sale en los medios lo que a los periodistas nos gustaría. Hay noticias que se publican obligadas por cuestiones políticas o económicas y que se llevan demasiado espacio. Eso provoca que las noticias que merecen realmente ese espacio tengan que pelearse por encontrar un hueco. Creo que los lectores están cansadosa de ver en los medios temas de política, por ejemplo, que responden tan sólo a intereses. Pero claro, tampoco podemos olvidar que los medios de comunicación son empresas, que tienen que obtener una rentabilidad. Creo que los periodistas en nuestro día a día debiéramos luchar por la información de calidad, al menos hacer un poco de presión en ese sentido, pero entre los periodistas también hay funcionarios.
S.- Quizá el trabajar día a día sobre temas similares provoca que se cree un mundo paralelo en el que hay cuestiones que sólo preocupan a periodistas y políticos. ¿Nos acomodamos, quizá?

Creo que al periodismo le falta calle. Le falta salir a la calle, al final tiramos demasiado de teléfono. Es más barato, más cómodo, más rápido y claro, si un periodista está cargado de trabajo y encima el medio le paga cada vez menos tendrá que buscar la forma de economizar y, al mismo tiempo, sacar adelante el trabajo. Tiene que vivir, así que trata de ser lo más eficiente. Las circunstancia provocan que algunos periodistas, por necesidad, bajen el nivel de la exigencia; pero otros lo hacen por comodidad. Claro, es que salir a la calle puede ser duro. Se junta la falta de medios y también que es más cómodo estar detrás de un teléfono que cara a cara con los protagonistas de la noticia. Es precariedad por un lado, pero también hay quien ha caído en la rutina. Para mí el periodismo no es un trabajo rutinario.


S.- Al hilo de lo que comentabas antes, ¿no crees que existe una explosión diaria de convocatorias que lo eclipsa todo?

Los gabinetes de prensa lo tienen muy estudiado y cuentan con profesionales; ellos su trabajo lo hacen bien para atraer a los medios. Los medios y los periodistas deberían ser suficientemente independientes y analíticos para decir esto lo cojo y esto no lo cojo. Hay una costumbre de ir a todo. Quizá, por desgracia y debido a mi precariedad laboral, no cubro habitualmente convocatorias, sino que me toca desarrollar temas propios, así que tampoco quiero entrar en profundidad en un asunto que contemplo desde fuera. ¿Qué pasaría si un día no hubiera convocatorias? Es cierto que poco a poco los gabinetes de prensa han controlado la agenda, ¿pero existe capacidad creativa en los medios para dar respuesta a un día sin convocatorias? El problema es que al final los lectores comprueban que todos los periódicos son prácticamente iguales.


S.- ¿Consideras que el periodismo está ligado a la idea de hacer preguntas?

Evidentemente. No podemos ir a las ruedas de prensa cómo cuando íbamos a clase a coger apuntes. Nos respondan o no, guste más o menos, sí que debiéramos hacer más preguntas.


S.- ¿Siempre quisiste ser periodista?

La verdad es que sí. Hay un punto de inflexión en que llego a casa y digo ‘quiero ser periodista’. Estaba en octavo de EGB en el colegio de Entrena, en el colegio público de mi pueblo. A mí me apasiona el fútbol –todos los deportes, pero el fútbol en particular-, creo que la primera vez que fui a ver un partido tenía siete años y entonces le dije a mi madre que no iba a volver. Siempre me recuerda que menos mal que no pensaba volver. Aquel curso, en 1996, en la asignatura de Educación Física estaba un poco ‘picada’ porque la profesora nunca me ponía la mejor nota. Nos pidió que hiciéramos un trabajo con temática libre. Le propuse a mi compañera que tratáramos de llevar al colegio a jugadores del Logroñés para hacerles una entrevista. Tenía trece años. Me encargué de hablar con el gerente del Club y envié los escritos solicitándolo. Al final, el colegio abrió el Salón de Usos Múltiples porque vinieron Roberto Matute, Simeón –que luego marcó el gol del ascenso a Primera-, también el preparador físico, José María Sanz, y el segundo entrenador que era entonces Rubén Galilea. Hicimos la entrevista en voz alta delante de un montón de alumnos, les firmaron autógrafos… Transcribimos la entrevista y añadimos las fotos que nos dejaron hacer en un entrenamiento.


S.- … y te pusieron buena nota, ¿no?

Sí, entregamos el trabajo y fue la única vez que la profesora me puso la máxima nota –se ríe. Llegué a casa y le dije a mis padres que quería ser periodista. Periodista deportivo era mi idea inicial. Desde entonces siempre lo he tenido claro.


S.- ¿Y el periodismo es cómo lo habías imaginado aquel día entrevistando a los jugadores del Logroñés?

… pues no. Bueno, en algunas cosas sí, lo que me desilusionó mucho fue la carrera. Los primeros años en la universidad me parecieron todo menos lo que había imaginado que era el periodismo. Cuando comencé a realizar prácticas sí que tuve una visión más real, pero yo quería hacer periodismo deportivo y estaba contemplando algo diferente, nuevo. Después, cuando estuve trabajando de fin de semana en Diario La Rioja de apoyo a la sección de Deportes, me tocó cubrir partidos de Tercera División o bajo un paraguas siguiendo la Liga Juvenil, pero me encantaba porque era lo que había querido siempre. Fueron pequeñas píldoras y tengo ese gusanillo de no haber trabajado más en el periodismo deportivo que es el que gusta. Lo tengo aún como un objetivo de vida. Tengo que reconocer que también he descubierto ese periodismo más humano que cuenta historias interesantes que muchas veces pasan desapercibidas. Ser corresponsal por los pueblos de los Cameros era cada día una aventura. Buscar historias diferentes me motiva, me encanta.


S.- En el periodismo se ha producido una revolución con la aparición de los medios digitales. ¿Cómo contemplas los cambios que se están produciendo?

El periodismo digital para mí tiene la consideración de quien vaya detrás de la mancheta o de la firma de los artículos. Creo en el trabajo que se publica, no me parece más serio un medio por ser tradicional. Creo que internet ha abierto muchas puertas, creo que ha democratizado el periodismo. Es cierto que cuando algo se abre entra, al menos al principio, lo que vale y lo que no vale. Hay que saber desgranar en esa inmensidad lo que realmente tiene calidad. En internet hay medios muy válidos y de mucha calidad. Al final, internet es un soporte, igual que el papel. Hay que encontrar el modo de que esos medios sean sostenibles económicamente. Es una revolución positiva.


S.- Da la impresión de que existe un cierto desprestigio de la profesión periodística. ¿Qué hacemos para recuperar ese prestigio perdido?

Creo que los periodistas somos un blanco fácil. Hay programas y actitudes que no hacen bien a lo que realmente es el periodismo. Se toma por periodismo cosas que no lo son. El único camino para recuperar el prestigio es hacerlo muy bien.



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