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{ARTÍCULOS DE OPINIÓN}

'Demonios familiares', de Ana María Matute

La reseña de esta semana es diferente a cualquiera de las que hasta ahora he publicado. Diferente porque la obra de la que hoy os hablo también lo es. Se trata de la última novela de una autora que se fue dejándonos historias inolvidables llenas de palabras hermosas: 'Demonios familiares', de Ana María Matute.


Y también es una reseña distinta porque cómo explicaros la trama o resumiros una historia que está sin terminar. Y es que, muy a nuestro pesar, Matute no pudo concluir la novela. Era de esas escritoras que no tenía borradores, que no hacía esquemas, por lo menos en papel. Lo guardaba todo en su excepcional cabeza y allí sigue, con ella, donde quiera que ahora esté.


Es difícil hablaros de un relato del que no conozco su final, ni siquiera el número de páginas que iba a tener o las partes que lo componían, y que acaba de repente en el comienzo del undécimo capítulo, pero sí os puedo decir que 'Demonios familiares' es una historia maravillosa. De ésas que se devoran. De ésas que se quedan dentro, acompañándote, acunándote por las noches, abrigando tus sueños y fantasías. Una historia con la que se aprende, se piensa y se siente, sobre todo, se siente.


'Demonios familiares' trata de amor y del sentimiento de culpabilidad que a veces trae consigo, como una losa pesada que amenaza con hundirlo. Gira entorno a la inocencia marcada por la maldad de otros, por los secretos arrastrados de otros, y también, habla de la amistad. De ésa que se cree perdida y renace, y de la nueva que surge en los distintos pasos del camino.


Transcurre en una pequeña ciudad interior española en 1936, cuando estalla la Guerra Civil, una de las épocas más tocadas por la autora y donde han arraigado con fuerza las mejores de sus novelas. La protagonista de esta obra se llama Eva, de 16 años, y a través de sus ojos iremos recorriendo un sendero hostigado por esos demonios familiares que se creen escondidos y olvidados, pero que están al acecho, observando y marcando, sin que nos demos cuenta, nuestro devenir. Una protagonista como a ella le gustaban. Mujeres que pueden parecer frágiles, pero con gran valentía.


Ana María Matute no nos contó el desenlace de esta historia, aunque nos dejó su principio y nos enseñó, de nuevo, una forma de escribir de muchísima calidad, cargada de maestría y experiencia. Una narración firme, segura y serena que envuelve al lector, lo sitia y lo hace suyo. Todo colocado donde debe estar. Sin falsas apariencias, sin palabras de más, pero tampoco de menos.


Muchos os habréis hecho la misma pregunta al ver que el relato estaba inacabado: ¿por qué no lo continuó un tercero? Es algo que ya se ha hecho otras veces. A mí me parece que la respuesta es clara. No se puede. Cómo continuar la obra de alguien que con su pluma creaba magia; que era una alquimista de las palabras. Simplemente no se puede. Es mejor así y que sea nuestra mente la que decida cómo continuar su historia. Seamos nosotros quienes llevemos a Eva por los caminos que le quedan por recorrer, quienes la acompañemos y la guiemos. En el fondo, bien mirado, casi es un regalo.


Debéis leer esta obra. Debéis hacerlo porque es una excelente forma de entender lo que hemos perdido con la marcha de Matute. Y también para apreciar lo que nos ha dejado, que es mucho./Verónica García Peña autora 'De cómo Feliciano San Feliz quiso matar a sus vecinos'.



Autor: Verónica García Peña

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