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{CULTURA / CINE}

'Plot for Peace cuenta la historia de un personaje desconocido que contribuyó al final del Apartheid'

Carlos Agulló, director de 'Plot for Piece', película sobre un héroe discreto en tiempos de Mandela

'Plot for Peace' es un thriller político y Carlos Agulló es su director. Estrenada el pasado viernes, la película no puede estar de más actualidad, ya que narra por primera vez la aventura secreta del empresario francés Jean Yves Olivier -espía para unos, agente secreto para otros, amigo para muchos-, quién en los años ochenta consiguió involucrar a diferentes líderes políticos, altos cargos de ejércitos y servicios secretos, para sembrar la semilla del diálogo para la paz en Suráfrica y Angola, que condujo a la liberación de Mandela. Jean Yves Olivier, conocido como 'Mosieur Jacques', recuerda en la película de Agulló que cuando llegó a Suráfrica en 1981, se sintió en otro planeta. "No entendía -explica- como los blancos no se daban cuenta de que si ni cambiaban y aceptaban compartir el país iban de cabeza al desastre". En 'Plot of Peace', 'Monsieur Jacques' conduce este documental lleno de acción "por un paisaje enmoquetado de dilemas morales". Por primera vez, los protagonistas -jefes de Estado africanos, generales, agentes secretos internacionales, iconos de la lucha contra el apartheid, como Winnie Mandela- cuentan la aventura, la verdadera historia de cómo los países de la línea del frente pusieron fin al apartheid. Agulló resalta que la introducción de un personaje hasta ahora desconocido como Jean Yves Olivier ha sido un trabajo fascinante y demuestra que la Historia es suma de pequeñas historias./Javi Muro

 

¿Qué cuenta ‘Plot for Peace’?

Es un thriller político y trata sobre la diplomacia paralela que rodeó al empresario francés Jean Yves Olivier, durante los años 80, y que contribuyó al final del Apartheid y a la liberación de Mandela.


S.- ¿Cómo se origina el proyecto? ¿Cómo llegas a esta historia?

El impulso del proyecto no viene de una productora clásica, es una fundación ‘Africa Oral History, una fundación sin ánimo de lucro, que tiene como fin difundir la historia de Suráfrica. Hicieron entrevistas a las personas que tuvieron que ver con el cambio político en Suráfrica, tienen cientos de entrevistas hechas. No son entrevistas como las que salen en la película; son meramente informativas, sin una visión estética. Entrevistas realizadas por periodistas, estudiantes, historiadores… Algunos de los personajes entrevistados mencionaron a 'Monsieur Jacques', que era el nombre en clave con el que funcionaba Jean Yves Olivier en aquellos años. La productora comenzó a tener curiosidad por este caso ya que parecía que estaba vinculado a una historia diferente, que había permanecido en secreto durante mucho tiempo. Localizaron a Jean Yves Olivier, hablaron con él, al principio era un poco reacio a contar su historia, pero al final accedieron. Entonces fue cuando me propusieron dirigir la película, a través de un amigo me pusieron en contacto con la productora, Mady Jacobson. Quería un director internacional, no surafricano, para que tuviera mayor repercusión y, sobre todo, que no estuviera vinculado emocinalmente con este país. También para identificarse con el espectador, que fuera un espectador internacional. En el primer encuentro con ellos les comenté que yo no tenía ni idea de historia surafricana y no había rodado nunca documentales. Me comentaron que los hechos históricos los tenían súper documentados y que les gustaba más la idea de contar aquella historia como un thriller político que como un documental al uso. Para mí, ese fue el reto más interesante.


S.- Es algo en los que has insistido al presentar la película, ¿no? El hecho de que a ti te interesara narrar la historia desde la perspectiva del thriller político.

Claro. En mi carrera había dirigido cortos, pero este es mi primer largometraje como director. Había participado en otros proyectos pero como montador. Entonces como montador me parecía muy atractivo contar una historia partiendo de una material que no estaba hecho para la película, sino que se trataba de imágenes de archivo –he visionado cientos de horas-, pero fue muy divertido trabajar con imágenes que ha grabado gente que no conoces y que lo hicieron con una intención diferente y que ahora, junto a otras imágenes nuevas y la banda sonora compuesta para la película encajan con una intención dramática muy diferente… ha sido un trabajo muy divertido.


S.- Tiene que ser fascinante ir atando cabos sobre un personaje enigmático y sobre la historia que quieres contar?

Sí, siempre vas investigando poco a poco; nadie conocía la historia completa y ha sido como un rompecabezas. Te contaban anécdotas, recuerdos sueltos que te los explicaban sin saber muy bien qué es lo que nos interesaba a nosotros, si saber cómo íbamos a filtrar la historia. Ha sido un trabajo de ir elaborando el proyecto, de ir atando cabos, montando versiones previas, de volver a entrevistar a personas que ya habíamos entrevistado porque habíamos obtenido un nuevo dato, ha habido mucho trabajo de investigación.


S.- Es una época que ahora están ofreciendo historias realmente interesantes. La época de la Guerra Fría, por ejemplo, ‘Argo’ o la serie ‘The Americans’… ¿Qué tienen esos años que resulta ahora tan interesante?

Creo que se juntan dos factores. Por un lado, a nivel estético están de moda los 80, a la gente le interesan a nivel visual historias de esa época, ambientadas en la época y poder recrear el vestuario. Por otro lado, la tecnología ha cambiado mucho; entre otras cosas, cómo funciona el espionaje, la diplomacia paralela y todo este tipo de cosas. A día de hoy, probablemente, los agentes secretos sean gente que están detrás de un ordenador hackeando redes informáticas. Resulta mucho más aburrido que tratar de robar un documento en un determinado país. A nivel cinematográfico es una época más atractiva que la actual, cuando todo sucede detrás de un ordenador. Hay poca movilidad, la gente no se coge un avión privado para zigzaguear un continente y convencer a uno y otro… sí pasa, pero es de otra manera. Además, están los móviles. Por ejemplo, en la película, el recurso que utilizo del protagonista jugando al solitario la realidad es que a día de hoy juega en un Ipad, pero eso era muy poco cinematográfico y le pedí que regresara a la baraja para rodar la escena.
S.- Corrígeme si me equivoco, pero en ‘Plot for Peace’ te acercas a la Historia de Suráfrica y a la liberación de Mandela desde una perspectiva nueva, al introducir a un personaje desconocido o, al menos, no muy conocido…

Sí, sí, totalmente. Nadie conocía la historiad e Jean Yves, siquiera sus propios amigos, que a lo largo del proceso de filmación y producción, en varias ocasiones han manifestado que lo conocían desde hace treinta años y no sabían nada. Nuestro guionista y asesor histórico, que ha sido periodista durante 30 años para Liberation y Le Monde y cubrió los acuerdos sobre el fin del Aparheid y la guerra de Angola, no conocía para nada la historia y la ha ido descubriendo al tiempo que hacíamos la película. Profesores de universidad eminencias en el tema africano desconocían esta historia. Creo que hay que dejar claro que el mensaje de la película no es la historia de Jean Yves Olivier, el hombre que liberó a Mandela. Ha habido muchas personas que contribuyeron para conseguir el final del Aparheid y la liberación de Mandela y Jean Yves es una más, lo que sucede es que su historia es muy atractiva por eso, porque no se había contado nunca. Hay otras muchas historias que si se han contado y la versión oficial está ya contada, lo que era muy atractivo es poder contar esta otra historia paralela que no se conocía y fue tan crucial.


S.- En la película, los diferentes personajes que aparecen en pantalla llaman a Jean Yves ‘Monsieur Jacques’ y para unos, en aquellos años, era un hombre de negocios, para otros un espía, un amigo, un visionario… ¿Quién era realmente? ¿O esa es la pregunta que se responde al ver la película?

Bueno… creo que él era una cosa distinta para cada persona. Para algunos era un amigo, para otros un espía, para mí… el protagonista de mi película, para cada uno es una cosa distinta. Sí, imagino que después de ver la película cada uno saca sus conclusiones. He hablado con mucha gente tras la proyección y cada uno tiene una visión diferente. Siquiera después de ver ‘Plot for Peace’ se obtiene una respuesta… Hay gente que sale de la proyección convencida de que Jean Yves era una espía francés… él ha sido acusado de trabajar para la CIA, de trabajar para el KGB, de trabajar para el Mosad, de trabajar para el Servicio Secreto Surafricáno y para los servicios secretos franceses… Mi opinión es que no ha sido todas esas cosas, que no ha trabajado para los servicios secretos, creo que era un tipo absolutamente independiente, que trabajaba por su cuenta y riesgo, por su propia motivación.


S.- Comentabas antes que no fue sencillo convencerlo para rodar la película…

Sí, pero yo en ese proceso no estuve. Mandy Jacobson ya había estado seis meses antes con él, discutiendo un poco el proyecto. Primero convenciéndole porque de inicio no quería contar la historia; después -ya convencido-, explicándole cómo iba a ser la película, qué clase de proyecto… Jean Yves quería bastantes garantías de que si no había contado la historia en 25 años que ahora, al contarla, no fuera una chapuza, quería garantías de que iba a ser un proyecto interesante.


S.- Uno de los mensajes que resalta ‘Plot for Peace’ es que la Historia, los hechos históricos, no surgen de un único acontecimiento, sino que son la suma de muchas situaciones y muchos protagonistas…

Sí, sí. Justo esa es la idea, la historia de Jean Yves es una pequeña historia dentro de la Historia. Es también un poco la pregunta que yo también me hago después de haber estado dos años y medio trabajando en el proyecto. No sólo la Historia está compuesta por la suma de pequeñas historias, sino que también está escrita por la suma de pequeños escritores y cómo hoy, los documentales son una manera más de hacer Historia. La historia de Jean Yves nunca se había contado… al final vas añadiendo pequeños capítulos que te permite contemplar cómo se escribe la Historia. No es sólo el conocimiento de una profesor de la Universidad, sino que además, cada vez está más al alcance de la mano de cualquiera rodar películas, la Historia cada vez está más democratizada, cada vez está escrita por más personas.


S.- Como periodista, una de los aspectos que fascina de ‘Plot for Peace’ son las entrevistas que ha aparecen. Desde jefes de Estado, a generales, diplomáticos, agentes del servicio secreto, iconos del Apartheid… ¿Cómo llegasteis a toda esta gente?

Hubo tres accesos. Por un lado, Jean Yves era amigo directo de varios de ellos como Winnie Mandela, él nos puso en contacto. Por otro lado, la fundación 'African Oral History' lleva ya varios años realizando entrevistas en Suráfrica y tenía acceso a casi todos los altos cargos políticos y militares del país. La fundación tiene ya cierto nombre y cuenta con respeto y prestigio en el mundo africano. En tercer lugar, el haber accedido previamente a estos ‘peces gordos’ de la política africana fue la llave para acceder a otros personajes, para llegar a personas que permanecían más anónimas.S.- Una de las cuestiones que sorprende es que una persona como Jean Yves Olivier, que tuvo relevancia en el fin del Apartheid y en la liberación de Mandela, sea un personaje prácticamente desconocido hasta 'Plot for Peace’… No sé si eso le convierte en el espía perfecto o en el agente secreto perfecto, pero está claro que puede presumir de ser un hombre discreto.

Las dos claves para su éxito como mediador eran, por un lado, la discreción; poco a poco todos los jefes de Estado iban viendo que Jean Yves no buscaba ningún tipo de medalla política con lo cual para los políticos no era un peligro. Así si se implicaba en el intercambio de prisioneros entre dos países, los respectivos políticos sabían que podían llevarse el mérito político porque a él no le interesaba. Por otro lado, estaba el hecho de ser empresario, ya que veían que tenía una motivación clara y un objetivo claro, que llevaba muchos años en África haciendo negocios. Veían clara su figura, no les daba miedo en ese sentido. El hecho de que, en un momento dado, pudiera contribuir para algún servicio secreto… pues como dice el presidente de Mozambique en la película… “no nos asustaba, simplemente no le dábamos información que no queríamos darle… si luego vendía información a los franceses o a los surafricanos… pues no le dábamos información que pudiera vender”. En principio veían que era un empresario y eso les daba confianza. El presidente de Mozambique hizo muchos negocios con él; eso les daba una garantía.


S.- Ya en el tráiler de la película, aparece un personaje –creo que es un político francés- que dice algo así como: “A veces la política tiene que ser flexible, y para serlo ha de ser secreta”. Tras dirigir la película y sumergirte en el documental, ¿Crees que es así?

Totalmente. Creo que es algo que ya pensaba cuando estudiaba Historia en el instituto y observaba que los comportamientos de los países se asemejaban mucho a los comportamientos de las personas y decías… este país se ha comportado de una manera egoísta, o ha actuado por celos, o por envidia, o este otro ha sido generoso… Esto ocurre porque los países están gobernados por individuos, que en un momento determinado de su vida también están sujetos a que uno ha dormido mal un día y el otro no se qué… y el caso es que por eso en una determinada reunión está más irascible y por ese motivo no llega a un acuerdo con otro y eso alarga un conflicto dos meses y mueren mil personas más. A lo mejor, por el contrario, después de una reunión se van a tomar unos whiskys a un bar, se ríen un montón, se llevan bien, tienen buena química, y al día siguiente en la negociación llegan a una acuerdo rápidamente y salvan diez mil vidas. Por ese componente humano en las negociaciones creo que personajes como Jean Yves Olivier siguen teniendo cabida. Personas como Jean Yves se mueven en un ámbito extraoficial que es mucho más relajado y en el que es mucho más fácil decir realmente lo que hay de fondo cara a cara. No es que los políticos o los diplomáticos oficiales sean más torpes es que su entorno es más complicado, ya que están delante de testigos como los enviados de la ONU, por ejemplo, y no pueden decir cosas como “yo soy comunista tú eras tal, pero aquí de fondo el problema no es la ideología sino que las explotaciones petrolíferas están en tu territorio…”. Son cosas que igual sí se pueden hablar en una conversación no oficial, eso es lo que convierte en fundamental la diplomacia paralela, el que individuos no oficiales como Jean Yves puedan estar vinculados a este tipo de mediación política.

S.- Te he escuchado decir que otro de los mensajes de la película es que las cosas se pueden cambiar y que existe margen de acción individualmente…

Sí, y más actualmente. A principios del siglo XX se definió mucho el rol del individuo frente a la sociedad, la gente comenzaba a sentirse una parte muy pequeñita de una maquinaria muy grande que era la sociedad de la revolución industrial y las grandes ciudades. En los años 60 y 70 hubo unos movimientos políticos muy fuertes de asociacionismo y creo que ahora, con las nuevas tecnologías y con internet, se está redefiniendo mucho el papel que juega el individuo en la vida política de la sociedad. En la película no es que ofrezcamos ninguna solución, pero creo que cualquier película, artículo, libro, que estimule este debate es interesante, ¿no? Creo que hay mucha gente ahora que se encuentra perdida con 'el estoy sentado en mi casa con el ordenador pinchando me gusta o no me gusta tal causa' y te preguntas hasta qué punto esto cambia la sociedad, ¿sirve para algo? ¿no sirve para nada? ¿tengo que coger la mochila e irme a África? No todos tenemos aviones privados para zigzaguear un continente, ni todos tenemos acceso a presidentes como tuvo Jwan Yves en los 80, pero no por ello nuestras opciones como individuo son menos necesarias o menos valiosas. Creo que es algo que hay que replantearse mucho. Además, creo que la solución cada vez está menos en pertenecer a un grupo en el que tienes que compartir toda su idología de la A a la Z y, aunque da un poco de miedito, está en definir su propio camino de acción política.


S.- Acabáis de estrenar la película, ¿Cómo ves la situación el cine hoy en día?

Aquí en España veo la situación fatal, de hecho llevo tres años trabajando para Suráfrica y todo apunta a que mis próximos proyectos los intentaré levantar o fuera totalmente o como mucho con un coproducción española. Aquí, no sólo no hay un apoyo político sino que hay una especie de guerra abierta entre el gobierno y la industria cinematográfica. El apoyo que ha habido siempre ha sido como de mecenazgo desde el Ministerio de Cultura y no se ha buscado una vía de estimulación de la industria y fomento de la inversión privada para crear una industria de verdad y no sólo el mecenazgo al que me refería. No sé muy bien que va a pasar, pero no puedo ser optimista.


S.- Quizá tenían que haber sido la primera pregunta pero para concluir también puede valer. ¿Por qué decidiste meterte en esto del cine? ¿Por qué quisiste ser director de cine?

Bueno, pues… la verdad es que no fui un niño cinéfilo. Sí que tenía inquietudes artísticas. Empecé estudiando Filosofía, después me pasé a Bellas Artes, y fue poco a poco. En Bellas Artes empecé pintando y luego enfoqué hacia la fotografía y finalmente al vídeo. Cuando terminé la carrera estaba muy metido en temas de video arte, hice un curso de montaje para editar mis propios trabajos y así fue como descubrí un poco el mundo de la dirección. Ahí fue cuando empezó a interesarme más el tema del cine. Comencé como ayudante de montaje, luego como montador, me empezó a picar la curiosidad de la dirección, trabajé con actores, pero tampoco fue una decisión desde chaval que dijera: “Yo quiero ser director de cine”… ha sido poco a poco, ha sido a dónde me ha ido llevando la vida.

 

*Jean Yves Olivier en las fotografías con Carlos Agulló, el equipo de rodaje de 'Plot of Peace' y Mandela.

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