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{CULTURA / CINE}

El mejor guionista bajo pseudónimo

Bryan Cranston, primoroso en 'Trumbo: La lista negra de Hollywood'

Las fiestas de Hollywood, pese al champán caro y la elegancia como seña de identidad, siempre han sido una caza de brujas en la que cruzarse por igual con amigos y enemigos. A mediados del siglo XX, el guionista Dalton Trumbo no era inmune a tal amenaza intelectual, más aún por ser uno de los mejor pagados del mundo y tras haber firmado clásicos del cine como 'Espejismo de amor' (1940), que le valió estar nominado al Óscar, o 'Treinta segundos sobre Tokio' (1944).


'Trumbo: La lista negra de Hollywood' es un mordaz retrato de un capítulo a veces olvidado en Estados Unidos, pues cuenta la pelea de dicho guionista con el Gobierno nacional y con los jefes de los estudios por la libertad de expresión, algo que involucró a iconos hollywoodienses desde Hedda Hopper y John Wayne hasta Kirk Douglas y Otto Preminger. La reputada carrera de Trumbo se interrumpió abruptamente al ser incluido por sus creencias en un listado maldito.


Dirigida por Jay Roach a partir de un guion de John McNamara (y basado en el libro 'Dalton Trumbo', de Bruce Cook), esta película está protagonizada por un excepcional Bryan Cranston, quien ha logrado aderezar su prestigio tras la serie 'Breaking Bad'. Ganador de varios premios Emmy y un Globo de Oro, este papel de Dalton Trumbo le reportó su primera nominación al Óscar como ejemplo de que el televisor rebosa talento y del cual puede aprovecharse la gran pantalla.


Después de la II Guerra Mundial, mientras se enfriaba la relación de EE.UU. con la Unión Soviética y crecía el llamado peligro rojo, el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso (HUAC, por sus siglas en inglés) investigó a miles de ciudadanos sospechosos de simpatizar con comunistas. Profesores, contratistas militares y funcionarios perdieron sus empleos, sus reputaciones e incluso sus familias, al tiempo que la paranoia cundía por todo el país.


El HUAC prestó especial atención a Hollywood, convocando sesiones en octubre de 1947 con el objetivo de erradicar el aroma comunista de la industria cinematográfica. Multitud de importantes actores, directores, productores y guionistas fueron amonestados públicamente por su relación con organizaciones consideradas antiamericanas. Y debido a la amenaza de perder su sustento, otros muchos testificaron contra amigos y compañeros de profesión.


De todos los llamados a declarar, hubo diez que se opusieron al Comité y su plan de preguntarles por ideas políticas, y además denunciando las sesiones como una violación de derechos civiles. De esos diez valientes, condenados por desacato, el más conocido era un Trumbo que prefería sindicatos e igualdad salarial. Su evasiva a los congresistas hizo que acabase en prisión federal y despertase ojeriza en la columnista Hedda Hopper (interpretada por Helen Mirren).


Actriz teatral antes de convertirse en asalariada en el cine mudo, Hopper vivió la transición al cine sonoro pero su carrera no llegó a despegar. De hecho, cuando empezaron a escasear papeles dignos, ella centró energías en escribir columnas de opinión para satisfacer su ego y el de un nutrido número de lectores. La enorme influencia de sus textos fue un duro adversario de Trumbo en su etapa carcelaria. Ninguna celda aislaba de los ataques a la credibilidad o al honor.


Un exilio en formas, no en contenido

 

Durante los siguientes 13 años, todos los magnates de Hollywood se niegan a contratar a Trumbo, por miedo a verse relacionados con opiniones políticas que sean consideradas radicales. Así que, obligado a vender su casa y condenado al ostracismo incluso por amigos, colegas y vecinos, Trumbo pasa apuros para dar de comer a su familia; lo consigue bajo pseudónimo a base de escribir, fundamentalmente, películas de mínimo presupuesto y dudosa calidad.

 

El histriónico productor Frank King (encarnado por John Goodman) es quien rescata al protagonista de una oscura rutina, amargada por la bancarrota, el coqueteo con las anfetaminas y la erosión de los vínculos familiares. Ya que su esposa Cleo (Diane Lane) está entregada a la causa de Trumbo, pero necesita aliados para que ese ostracismo no se repita dentro de casa. Y aunque nadie quiere dejar de luchar por aquello en lo que cree, todo tiene límites.
Elle Fanning es la encargada de interpretar a Niki Trumbo, la contestataria hija mayor de una pareja cuyo matrimonio se desmorona. Acorde a sus reprimendas y con una pizca de fortuna, Trumbo repunta en última instancia cuando el actor estrella Kirk Douglas y el director Otto Preminger usan el nombre real del guionista para sus respectivos éxitos de 1960, 'Espartaco' y 'Éxodo'. Esto ponía fin de modo oficioso a una lista negra que había causado estragos por el camino.


El instinto, el ingenio, la determinación y el humor satírico habían convertido a Dalton Trumbo en el guionista con mayor éxito, a tenor de un contrato con Warner Bros. que plasmaba lo metódico, detallista y ambicioso que era en su empleo. Disfrutaba haciendo visible lo que percibía como las injusticias y la hipocresía del mundo en sus películas, desde las oscarizadas 'Vacaciones en Roma' (1953) y 'El Bravo' (1956) hasta los dos taquillazos que revitalizaron su carrera en 1960.


Los 13 años de exilio intensificaron su pasión por la escritura, nada nuevo tras los artículos e historias que se publicaron durante su juventud en Vanity Fair, en The Saturday Evening Post y en The Hollywood Spectator. Hallar un equilibrio entre sus responsabilidades económicas y sus aspiraciones creativas le generó eterna simpatía por la clase trabajadora, a la vez que una profunda comprensión hacia las desigualdades de clase y privilegio. La finura no se fija en pseudónimos./Daniel Cabornero.

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