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{CULTURA / FOTOGRAFíA}

'Logroño, imagen latente', la memoria es un latido

La Sala del Ayuntamiento expone 150 fotografías testigos de la historia de la ciudad

Hubo un tiempo en el que las fotografías las realizaban magos. Aquellas imágenes surgían de los hechizos pronunciados en el secreto de la oscuridad por avezados prestidigitadores que mezclaban química e imaginación. De aquellos sorprendentes embrujos resultó la primera fotografía española, que ahora cumple 175 años. Mostraba un edificio gótico barcelonés y empleaba la técnica del daguerrotipo. Aquellas planchas de cobre plateado en las que se fijaban pequeños nódulos de yoduro de plata, en función del efecto de la luz en cada zona de la plancha. Para el revelado se utilizaba mercurio o la técnica de Becquerel, que acudía al yodo como recurso. Han pasado casi dos siglos y hoy la percepción ha cambiado y todo existe –tal y como aseguraba la novelista Susan Sontang,  para culminar en una fotografía.


La exposición ‘Logroño, imagen latente (175 años de fotografía)’ recorre parte de ese camino a través de la mirada de los fotógrafos logroñeses. Viaja desde la fotografía tomada en 1864 de la portada de la Iglesia de San Bartolomé hasta el final de la década de los 70, con la conquista de la Democracia. La muestra invita a un paseo por la historia de la fotografía al tiempo que muestra la evolución de la ciudad. Plazas, calles e iglesias aparecen y desparecen, cambios urbanísticos y arquitectónicos que acompañan a las transformaciones sociales que siempre recogen dos imágenes contrapuestas.

Una gran panorámica de Logroño fechada en 1865, en la que sorprende la presencia del antiguo puente de Piedra y el cimborrio que aún coronaba la torre de la iglesia de Santiago, anuncia el viaje en el tiempo. Práxedes Mateo Sagasta recibe en sepia al visitante y hace las presentaciones de una colección de retratos de señoras y niños con las que comparte tonalidad. Son tiempos en los que los arcos se levantan para recibir a Alfonso XII o al republicano Alejandro Lerroux unos años después. Los jefes de campaña aún no han descubierto las redes sociales y las plazas de toros reúnen a ciudadanos en masiva audiencia, mientras los desfiles los congregan las aceras.


Después vendrá la Guerra Civil y las imágenes recuerdan los incendios de los colegios, las tanquetas frente a las bodegas, trenes llenos de militares agotados rodeados de niños, y más niños –los mismos u otros- saludo fascista en alto y la mirada extraviada. También, los atletas alzan la mano antes de iniciar la competición en el paseo de El Espolón, frente al Gobierno Civil. Es la dictadura franquista y los ministros y los generales pasan revista, cortan cintas e inauguran plazas, calles o estaciones de tren, mientras el visitante piensa que algunas costumbres han cambiado poco, tan sólo en el color.


Si es cierto que las fotografías más bellas son aquellas que generan recuerdos, incluso si no has vivido el momento retratado, quienes se acerquen a la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento disfrutarán de una extraordinaria colección de 150 imágenes que ponen en ebullición la memoria, aunque se active desde lo ilusorio.

 

Y es que ante las fotografías que componen de ‘Logroño, imagen latente’ recordarás, las Navidades de 1927, cuando las torres de La Redonda se iluminaron con cientos de bombillas; el extrarradio poblado de carromatos itinerantes y tratantes de ganado; el descarrilamiento del tren en Fuenmayor en 1949, la espectacular plaza del Mercado adornada de jardines y árboles (1960) o esos coches ‘Chicago años 20’ aparcado en batería junto a los muros de La Redonda, es el día de San Cristóbal.
La muestra lleva la firma de la Casa de la Imagen y del equipo -Carlos Traspaderne al frente- que dirige Jesús Rocandio, y que lleva años –tal y como reconoce Bernardo Sánchez en el catálogo- “recuperando el original de Logroño y sus miradas”. Y es que ‘Logroño, imagen latente’ está ligada, de alguna manera, a la serie de exposiciones y a la colección de libros titulada ‘Fotógrafos de Logroño’ que ha desarrollado la Casa de la Imagen en colaboración con el Ayuntamiento de Logroño con las retrospectivas de Teo Martínez, Alberto Muro, Esteban Chapresto, Víctor Lorza y el archivo de Los Garay.


Rocandio habla, al describir ‘Logroño, imagen latente’, de “un ejercicio de recapitulación centrándonos sólo en Logroño”. Un resumen que consta de unas 150 fotografías -originales y copias de alta calidad-, de los diferentes procesos fotográficos: daguerrotipo, ambrotipo, ferrotipo, panotipo, calotipo, albúmina, colodión, carbón, platino, cianotipo, gelatino bromuro), impresos (postales, estampas, periódicos y revistas) y cámaras fotográficas. “Si queremos saber cómo era nuestra ciudad –dice- tenemos que acudir en la fotografía, si queremos documentar los cambios, las convulsiones sociales, si queremos explicar nuestra ciudad, tenemos que acudir a la fotografía”.

 

El director de la Casa de la Imagen recuerda que no es prepotente por parte de Logroño celebrar un acontecimiento universal como es la toma de la primera fotografía hace 175 años. “En la ciudad ha habido fantásticos fotógrafos, los estudios logroñeses brillaban al nivel de los más afamados del país y entre el siglo XIX y parte del XX fue la época dorada de los estudios de fotografía de Logroño”.
De alguna manera, la historia de la fotografía lanzaba un guiño con La Rioja desde sus primeros disparos –desde el segundo concretamente-, ya que fue Mariano de la Paz Griëls quien ocho días después de aquel daguerrotipo barcelonés tomó una fotografía en Madrid.


Quizá fue ése el click que detonó la tradición de fotógrafos logroñeses y que ahora, nuestra memoria –lo que Bernardo Sánchez llama el estado fotoquímico inestable- nos permita recordar, mientras observas las imágenes de la exposición, los saltos desde el trampolín situado bajo el puente de Hierro (1944), el ferial (1905), las carreras ciclistas en los circuitos urbanos sobre un asfalto que era arena, el teatro Moderno (1915), o los nuevos autobuses en un día de gabardina y barro.


Son fotografías que exploran la historia de una ciudad desde mediados del XIX a la constitución de la primera corporación democrática. Imágenes que entrelazadas en la exposición detienen los acontecimientos –al igual que el funambulista que en 1910 se detenía a mitad de la plaza del Mercado- para que, tengas la edad que tengas, los recuerdes, porque a fin de cuentas… la memoria es un latido./Javi Muro

* Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de Logroño. Hasta el 1 de febrero.

* Además incluye la proyección de un documental en vídeo titulado ‘La película de nuestra historia’, que se podrá ver de manera continuada en la Sala de Usos Múltiples del Ayuntamiento, la conferencia sobre ‘Logroño, cuna de grandes fotógrafos’ y un libro-catálogo.



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