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{CULTURA / MúSICA}

'El mundo va muy rápido, ahora se escuchan canciones no discos de 45 minutos''

Sergio Andrés, coordinador de las jornadas 'Del Cassete a Spotify'

Sergio Andrés es sociólogo, aunque le hubiera gustado ser guitarrista de Pearl Jam. Es también un gran aficionado a la música al que le gusta descubrir cosas nuevas y también antiguas. De alguna manera se siente diferente, ya que la mayoría de la gente de su generación, como dice, se quedó anclada en esa jukebox que son las emisoras nostálgicas de radio. En sus manos siempre tiene un libro relacionado con la música en el que busca, quizá, algo desconocido que le sorprenda. Tiene claro que la música nunca ha tenido en España una gran significación cultural. Disfruta sentado en casa escuchando un disco -un disco entero, sin saltarse ningún tema. Algo que cree que ya no pasa entre los jóvenes porque todo funciona mucho más rápido. Ahora, cree como sociólogo que la forma de escuchar música ha cambiado. A, los jóvenes escuchan canciones. Y de ahí, de ese convencimiento de cambio, surgieron las Jornadas 'Del Cassette a Spotify'. Jóvenes e identidades musicales', que organiza la Universidad de La Rioja y de las que Sergio es coordinador. /Javi Muro

 

S.- ¿Cómo se gestan estas jornadas?

Soy un fanático de la música. A mis alumnos les digo que yo hubiera querido ser guitarrista de Pearl Jam y suelen poner cara de póker porque no saben quienes son Pearl Jam. Entonces te dices ¿Aquí pasa algo? Como aficionado a la música me sorprende que no los conozcan. Ahora bien, como sociólogo no tanto porque el mundo cambia y es otro diferente al de hace unos años. Desde ese perspectiva, en el área de Sociología decidimos realizar un estudio y desarrollar unas jornadas para analizar cómo había cambiado la música en relación a los jóvenes. Ahí ya se involucraron otros compañeros de viaje como la Filmoteca Rafael Azcona que va a proyectar un ciclo de cine y música y locales como La Luna y El Lorca.

 

S.- Da la sensación de que existe una maduración más tardía que en generaciones anteriores y que la música que es sólo diversión se mantiene más tiempo que la que finalmente termina gustándote…

La sociedad está más infantilizada; es un hecho irrefutable. En el estudio que hemos realizado hablamos sólo de jóvenes universitarios. ¿Puede haber muchas diferencias con los no universitarios? Me atrevo a decir que no muchas. Lo cierto es que estamos en una sociedad mucho más infantilizada y eso en los hábitos de consumo se tiene que notar. La música, la literatura, el cine parece que tenían más sustancia en generaciones anteriores; aunque es una valoración muy subjetiva por mi parte, como sociólogo y como aficionado a la música. Como sociólogo creo que sí es así. Además, hay que darse cuenta de que estos jóvenes tienen el acceso a todo. Nosotros hace veinte años cuando leíamos en una entrevista que a un cantante de uno de nuestros grupos favoritos le gustaba Neil Young no tenías medios para conocer a Neil Young y descubrir qué música hacía. No te quedaba otra que ir a las tiendas de discos, que aún existían entonces, y ver si tenían algo… Ahora un chaval dice que le gusta un grupo, sea actual o antiguo, entra en Youtube y accede a toda su discografía. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes porque pierde un poco el valor de encontrar algo específico, pero bueno... Creo que ese infantilismo del que hablamos es general de la sociedad. Es consecuencia de los tiempos qué estamos viviendo.


S.- Años atrás daba la impresión de que los jóvenes tenía un gran conocimiento de la música independiente, ¿eso se ha perdido?

Creo que el movimiento de la música independiente en España se limitaba a unos grupos muy específicos. Ahora, muchos jóvenes ese tipo de música la desconocen. Cuando se presente el estudio comprobaremos que, de hecho, grupos como Vetusta Morla, Lory Meyers o Sidonie, que son referentes del indie español, acaban muy mal parados respecto a otras tendencias en cuento a conocimiento por parte de los jóvenes. En España el consumo musical difiere entre los grandes nombres del mainstream y todo lo demás se queda como muy específico. Es curioso, por ejemplo, comprobar cómo los grandes medios de comunicación españoles publican reportajes de artistas que a nivel de público son minoritarios. Es decir, tu puedes leer una página en El País o en El Mundo dedicada a Arcade Fire o Wilco en su sección de Cultura pero no son conocidos por la gran mayoría de la población. Hay una disonancia entre lo que aparece en el mundo cultural o periodístico y lo que luego la gente consume. El indie tuvo su momento de relevancia en los noventa… ahora cuando ves el resultado del estudio dices ¿no me puedo creer que los jóvenes no sepan quienes son Lory Meyers? Pero hay que diferenciar lo que ves cómo aficionado a la música y cómo sociólogo. Y lo cierto es que el chaval no va a leer la página de Cultura de El País porque no le preocupa, le da igual…


S.- Llegaba un momento en qué te asentabas en los grupos, en la música que te gustaba, ¿eso sigue sucediendo?

Sí, eso ha cambiado, principalmente por los medios. Nosotros, por ejemplo, éramos una generación que escuchábamos los discos que nos comprábamos, que nos grababa un colega, los que emitían en la radios porque sabías que tal programa los pinchaba… Ahora, es lo contrario. Pongo Youtube o Spotify y escucho cualquier grupo, y llegas a todo. Mi generación –del 73- se quedó anclada en el grunge porque todos tenían veinte años cuando se publicaron ‘Never Mind’, ‘In Utero’, ‘Ten’…  mucha gente de esa generación se quedó ahí, no siguió la música más allá, aunque también hay que tener en cuenta que la música no es una cosa que se siga en este país. La mayoría de la población la usa como ruido de fondo o banda sonora, tiene un significado social más que cultural. Por eso triunfan tanto emisoras como Kiss FM o Rock FM. Emisoras que son nostálgicas; es como un jukebox de lo que escuchabas cuando tenías veinte años. Ahora, para los jóvenes eso tiene menos sentido porque tienen acceso a todo. Si un chaval de veinte años tiene interés por la música puede descargarse toda la discografía de los Beatles o de los Stones; aunque como se verá en el estudio los jóvenes no hablan tanto de música como antes. Sólo hay que darse una vuelta por el campus y ver cuántos chavales llevan camisetas de grupos de música.


S.- … pero la música siempre ha tenido un carácter social, de grupo…

Sí. Es uno de los conceptos a analizar en las jornadas. En una de las ponencias vamos a hablar de cómo se forja la identidad de las personas. Nos relacionábamos con los amigos porque también teníamos unos gustos musicales en común. Ibas a los bares que ponían la música que te gustaba. Creo que sigue sucediendo, pero hay que tener también en cuenta como ha derivado la música, por ejemplo hacia la electrónica. Es una música que no me gusta especialmente. La veo muy individualista. Primero porque son unos tíos con unos ordenadores y también porque se ha perdido el soporte físico, ya no hay una portada del disco. Todo es muy individualista y muy rápido. Es un síntoma de la época posmoderna en la que vivimos. Es una música individualista y sin mensaje detrás, pero es su tiempo.
S.- Hablabas del disco como elemento físico. Los discos en su conjunto contaban una historia, ahora parece que la tendencia es más hacia una canción como elemento esencial, ¿no?

Ahora no. Ahora, los jóvenes consumen canciones. Yo soy de una generación que no puedo saltar una canción de un CD por cultura. Igual soy yo, que tengo la idea de que el disco entero, como conjunto, es lo que vale. Ahora no, los jóvenes descargan canciones. Recuerda las polémicas de los grandes grupos que rechazaban la idea de canción porque desvirtuaba su trabajo, su obra como LP, del disco. Una canción no se podía descontextualizar de un disco, pero hoy en día se descargan ‘With or without you’ de U2 porque la han odio en una película, por ejemplo, pero no buscan ‘The Joshua Tree’, el disco completo. Los jóvenes escuchan canciones.


S.- …, pero ahí sí que da la impresión de que se pierde la posibilidad de descubrir…

Sí, pero porque se trata de un mundo muy rápido. ¿Cuánto tiempo tienes para dedicarle a un disco? Los jóvenes están a mil cosas a la vez porque tienen muchos mundos a su alrededor, mundos que nosotros desconocíamos. Les interesa lo inmediato y la canción es inmediata; el disco…. Sentarse a escuchar un disco en casa, no creo que pase. No les escucho hablar de música en la universidad. La música en este país ha sido secundaria culturalmente, pero desde el punto de vista sociológico es muy importante.Sólo con el hecho del paso de escuchar un disco que dura 45 minutos a canciones sueltas… es un dato…


S.- El otro día escuché en la televisión a una humorista que decía: “Las canciones de Alex Ubago me trasladan a otro lugar… cuando las pinchan cambio de bar”… es una broma, pero ¿sigue pasando lo de moverse en función de la música?

(Se ríe….) Es muy bueno. Sí, me imagino que continuará ocurriendo. Los bares marcaban. Si no eras heavy no entrabas en un bar heavy porque te miraban raro. En las jornadas también vamos a abordar el tema de las tribus urbanas. Creo que aún pasa, pero también creo que es residual con la salvedad de algunas islas que van quedando. Los jóvenes ahora son también más eclécticos; tienen un sentido de la filiación a un grupo mucho menor que el que podían tener hace veinte años. Nosotros éramos mucho más talibanes con los grupos que nos gustaban. En tu cabeza no entraba que te gustaran Pearl Jam y Laura Paussini. Eso tu mente no lo podía procesar. Ahora te pueden decir que les gusta Extremoduro, David Guetta y Alex Ubago. Son menos prejuiciosos en ese sentido. El bar fue un espacio esencial, importante, para escuchar y conocer música.


S.- Hablabas del papel secundario de la música en la cultura del país, ¿sigue siendo así?

Lo que sucede en este país es que las generaciones de nuestros abuelos valoraban el conocimento y el saber y ahora no, como no se valora la educación. Los recortes que hay en ciencia en I+D+I son muy sintomáticos. Nuestro sistema veta el conocimiento y el saber. Es un indicador de la sociedad que tenemos y la música es un ejemplo muy claro. En España se compran menos discos que en Suecia y Grecia. Que no se valore el conocimiento es un lastre como sociedad. Nos hace no ser críticos. En la Universidad de La Rioja hay gente realizando trabajos de investigación extraordinarios y poniendo mucho esfuerzo en ello, pero eso luego no llega...


S.- ¿No debería ser una relación de complicidad la existente entre la universidad y la sociedad, y la ciudad….?

Sí, pero muchas veces funcionan como ámbitos separados. En esta sociedad se valora lo que se valora… los programas más vistos son realitys, el número uno de ventas son Pablo Alborán o David Guetta, la película más vista ‘Torrente’, el periódico más leido el Marca, no digo que esté bien o mal, son hechos y están ahí, son indicadores sociales.

 

Programa de las Jornadas 'Del Cassette a Spotify'

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