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{CULTURA / MúSICA}

'La música debiera tener más espacio en el sistema educativo' (y II)

El periodista Fernando Navarro es un referente musical a través del blog 'La ruta norteamericana'

La conversación con Fernando Navarro continua por los límites de la actualidad. El autor de 'La Ruta Norteamericaca' -el blog que se ha convertido en referencia para muchos amantes de la música- habla de Educación y de la percepción sobre el conocimiento y el seguimiento que los jóvenes hacen de la música y de la realidad social. "Me preocupa -dice- que no conozcan a Dyan, pero me preocupa más que no se informen sobre lo que está pasando". Navarro ve en la Historia de a Música la suma de pequeñas cruzadas y no duda, considera que internet ha abierto una gran biblioteca, una gran ventana al mundo. "Ojalá -advierte- nadie lo controle, que nadie le ponga cerraduras"./Javi Muro

 

S.- ¿Crees que la música debería tener un mayor espacio en el sistema educativo?

Sí, sin duda. Estoy convencido. De hecho entreviste a Little Steven, el guitarrista de la ‘E Street Band’ (soprano) y me dijo que su gran objetivo en la vida, y mira que ha hecho cosas como músico y productor de discos, era llevar el rock and roll a las escuelas. Le pregunté si me lo decía en serio y me contestó que quería llevar al rock and roll a las escuelas como materia de estudio, que las escuelas y universidades tuvieran en Estados Unidos la música popular como materia. Estoy de acuerdo. En el colegio estudiábamos la historia de la música clásica y no sé si tiene tanto sentido, que también lo tiene porque la música clásica fue también en su momento música del pueblo, como la música popular. Tendría que estudiarse el porqué de los grandes creadores, porqué Bob Dylan fue lo que fue, el jazz, Louis Amrstrong. Si creo que debiera estudiarse, sino en los colegios al menos en la universidad, donde los alumnos son ya un poco más adultos y tienen la cabeza más amueblada. Nunca entenderé porque el Quijote se estudia con ocho o diez años. Pero la música en la universidad podía ser una asignatura de libre configuración, optativa o algo así.


S.- ¿Qué importancia tienen para ti los conciertos, la música en directo? ¿Prefieres escuchar la música en casa o entiendes que son caminos diferentes de acercarse a la música?

Son formas diferentes de escuchar música. Hay discos que por sus características, por sus epifanías musicales, por sus arreglos, por esa música de Dios, que decía Bryan Wilson que tenía en su cabeza, difícilmente se podrá llevar nunca a un concierto. En cambio, la música en directo es algo diferente, existe una interrelación entre el público y el cantante. Un concierto depende del día que tenga el cantante y de muchas circunstancias. Puede suceder que un tío que hace discos normales tenga un directo espectacular porque sabe transmitir y conectar con el público y otro que haciendo discos maravillosos no sea capaz de transmitirlo en un concierto. Para mí son cosas distintas.


S.- Después de leer la entrevista o el encuentro con Quique González en ‘La Ruta Norteamericana’, queda la sensación de que esa es la forma cómo te gusta conocer la música, acercándote al músico, al cantante…conociendo sus motivaciones...

Sí, sin duda. Mira, la suerte de tener un blog de música es que en mi periódico, en El País, siempre me han dado libertad para escribir lo que quiera y como quiera, libertad absoluta. Así cuando tuve la posibilidad de entrevistar a Quique González, como le había escrito la hoja promocional del disco y el ha hecho el prólogo de mi libro, evidentemente teníamos una relación estrecha y personal en la que ya no podía entrevistarle como un periodista más porque habíamos roto unas cadenas y nos habíamos metido en un círculo casi de amistad. No era ético ni para él ni para mí, ni para el lector… ¿cómo lo voy a entrevistar cuando le he hecho una página promocional? Le comenté a Quique que quería hablar con él y le pareció bien. La idea era charlar de música con Quique y con la libertad de dejarme llevar. Si ese encuentro hubiese sido para un periódico o para una revista hubiese tenido formatos más rígidos… arriesgué un poco, porque al ponerme a escribir no sabía si iba a funcionar o no. La cierto es que ha tenido mucho éxito y me han llegado muchas felicitaciones. Ante el papel en blanco yo intenté plasmar lo que el disco de Quique González me transmitía en mi vida en ese momento y también sobre lo que le había supuesto a é la confección de ese disco. Fueron cuatro o cinco horas de conversación por Madrid. Era hablar de lo que rodea a la música. Es lo que decía Saramago, que el no hablaba de las almas de la gente, sino de las voluntades de la gente, de la capacidad que tiene uno para entregarse a algo. Cuando tu entregas tu alma a un disco, ese disco te aporta algo y te devuelve algo. Hay un verso muy bueno de Dylan que dice “te dejo entrar en mis sueños, cuando tú me dejes entrar en los tuyos”. Creo que la música es eso, el artista te deja entrar en sus sueños, en su obra, pero tú también le dejas que entre cuando lo escuchas con una determinada atención. En ese sentido, con Quique González yo quería hablar de las emociones, del contexto que acompañaba a su disco y del contexto en el que lo estamos escuchando… el contexto ahora en España es de mucha tristeza. Me lancé con esa idea; un poco como el Nuevo Periodismo, como el ‘Sinatra está resfriado’ de Gay Talese.


S.- ¿Tienes unos músicos esenciales, grupos o cantantes que consideres fundamentales?

Sí. Tengo mis favoritos sentimentalmente, que son los que ha ido construyendo mi educación sentimental, como te digo, y musical. Son Springsteen, Bob Dylan Marvin Gaye, The Beatles, Van Morrison, Tom Waits y luego están los que por consenso de crítica y público son fundamentales para explicar los grandes momentos de la música popular… Beatles, Louis Amrstrong… Desde todos estos luego se ha ido ramificando el conocimiento de otros grupos importantes e interesantes. Cuando conocía a Springsteen fui hacia Philp Spector y hacia el rock and roll de los años cincuenta. Descubrí a Springsteen y me metí en Springsteen a lo bestia, me compré todos los discos y desde él llegué al rock and rollo de décadas anteriores y te das cuenta de que hay muchísimo por conocer. Gracias a tus favoritos vas abriendo el abanico.
S.- Tu libro, ‘Acordes rotos’ demuestra que en la música existen historias realmente increíbles…

Sí. Grandes relatos que decíamos antes. Imagínate la historia de Robert Johnson tiene muchísimo más de leyenda que de realidad hoy en día… el cruce de caminos y el diablo, que una persona con dos dedos de frente no se cree, pero se crea un gran relato. Aporta un punto místico, un punto romántico, que nos anima a acercarnos a su música de una manera fascinante. O la historia de Billie Holiday, una mujer negra en una sociedad segregacionista que tenía los negros como personas de segunda clase, que encima era bohemia. No hay que olvidar que la Constitución de los Estados Unidos, cuando se redactó, dejó al margen a los negros, a los indios y a las mujeres. Pues bueno, Billie Holiday era negra, mujer y bohemia, con lo que eso representaba para las elites pensantes y culturales de su país. Tiene una historia tremenda, violada con trece años, sobreviviendo como prostituta, drogadicta, canta la primera canción de los derechos civiles –‘Strange fruit’- que habla de cómo colgaban a los negros en el sur y la gente creía que era una canción de variedades. El público blanco rico que acudía a los clubes de jazz le pedía que la cantara. Ella decía que distinguía entre el público a los que eran imbéciles de los que no porque se ponían a aplaudir después de la canción. La canción hablaba de situaciones que no eran para aplaudir. Esos son grandes relatos. Cuando presento el libro siempre digo que las historias que cuenta son cruzadas personales de gente que pretende sobrevivir, que aportan su creación artística. La historia de la música es la suma de muchas pequeñas cruzadas.


S.- El estudio realizado por la Universidad de La Rioja sobre música, jóvenes e identidad, señala el desconocimiento existente entre los universitarios de algunos grupos y cantantes que pueden considerarse clásicos… ¿te sorprende?

Sí y no. Sí cuando hablamos de algunos casos muy mediáticos como Bruce Springsteen, no en el caso de Wilco porque no los considero tan mediáticos. Pero Springsteen que sale en todos los teledarios cada vez que viene de gira… si me llama la atención que se encuentre tan bajo en el listado de conocimiento por parte de los jóvenes. No me sorprende tanto porque si yo salgo del entorno musical y estoy con familiares y amigos entonces te das cuenta de que el conocimiento no es tan grande. Hablas de Ray Charles y te preguntan ¿Ese no era ciego? O ¿ese no cantaba..?, con Bob Dylan pasa lo mismo, les suenan pero no todo el mundo sabe situarlo… Te das cuenta de que hay mucha incultura en este sentido y es una pena. Hace un momento estábamos hablando de todos los relatos que tienen y toda la música transcendental que pueden aportarte, pero bueno… peor lo tendrán los poetas, que ahí sí que será curioso saber quién conoce y a quién conoce… En la literatura pasa un poco lo mismo, lo que sucede es que como se estudia en los colegios… pero a mí no me vale sólo con conocer a Rubén Darío o García Márquez, la cuestión es leerlos.


S.- Parece que existen dos caminos en cuanto a la música, por un lado las noticias y reportajes sobre grupos que los principales periódicos publican en sus páginas de cultura y, por otro, lo que después los jóvenes escuchan. ¿Lo ves así?

Hombre, le doy la vuelta al planteamiento, la prensa publica un reportaje sobre un grupo y los jóvenes va a otra historia, pero ¿hacen los jóvenes lo mismo con el resto de las noticias, con lo que está sucediendo en el país? Un joven que ahora tiene unas expectativas de futuro malísimas, que por mucho que estudie no va a encontrar trabajo, que ve que se están recortando sus derechos, ¿está por interpretar esa realidad, por informarse? No es que no conozcan a Wilco, es que no están haciendo por interpretar las cosas que suceden. A mí me preocupa más que estamos todo el día oyendo hablar de crisis económica, de prima de riesgo, de recortes aquí y allá, pero los jóvenes que son los que realmente tienen la antorcha de todo esto, que son los que va a heredar esta sociedad, no se acerquen a conocer lo que pasa, a informarse de verdad. Qué no conocen a Dylan, vale, pero me preocupa más que no se informen de lo que está pasando; que crean que se informan porque ha visto un corte de un minuto de Mariano Rajoy en la tele, diciendo tal o diciendo cual. Ni la política está siendo interpretada, ni las grandes verdades.


S.- Internet y la música… ¿Ha banalizado o ha abierto una gran biblioteca?

Ha abierto una gran biblioteca, una gran ventana al mundo. Es fascinante y es necesariao y ojalá nadie la controle, que no le pongan cerraduras; la tecnología es lo que te permite conocer. Pero claro, tenemos tanta información que el problema es que queremos hacer con toda ese información; esa es la gran batalla de estos tiempos. Hablo de la capacidad de interpretar, de saber seleccionar.


S.- … y ¿Crees que se hace buen periodismo hoy en día?

Sí claro, se hace buen periodismo y se hace muy malo también. Se hace de todo, pero se hacía también hace diez años y hace cincuenta, seguro. Es como la música, se hace muy buena, buena y muy mala. No hay que ser radical, ni pensar que se acaba algo. Las buenas historias van a ser fundamentales siempre y la gente va a querer conocer grandes historias. La información –y lo demuestran estos tiempos- es poder hoy más que nunca. El problema es que en esta revolución en la que nos movemos, en esta brecha tecnológica tan brutal, tenemos que tener claro a dónde queremos ir y parece que nadie lo sabe…

 

Ir a la primera parte de la entrevista.

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