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{CULTURA / MúSICA}

'Tribus urbanas...en los 70 y 80 era más marcado qué se era'

Carlos Feixa, catedrático en Antropología, analiza la evolución de los tribus urbanas

Las tribus urbanas siempre aparecen al hablar de música, identidad y jóvenes. Desde esa perspectiva, Carlos Feixa, catedrático de antropología de la Universidad de Lleida, es uno de los exponentes esenciales en el análisis de los comportamientos y hábitos juveniles y, en concreto, de las tribus urbanas que son una de sus líneas de trabajo fundamentales. Feixa ha estado presente en las Jornadas ‘Del Cassette a Spotify. Jóvenes e identidades musicales’ y ha descrito la evolución de las tribus urbanas en relación con la música y la cultura juvenil.


Feixa establece un punto de partida básico. “El momento en que se descubre que la música considerada algo inmaterial –indica- puede conservarse”. Ese tiempo marca también el inicio de una evolución constante de la música desde el punto de vista social. Dibuja una mutación del disco al cassette –supuso, señala, la democratización en los años 70 de la música- y ahora, a spotify; una metamorfosis de las pequeñas tiendas de discos a los grandes almacenes y, en la actualidad, a internet. En todos los casos, con más o menos accesibilidad, “la cultura es una forma de identificación y, por supuesto, la música diferencia por estratos sociales y generacionalmente. En el caso de la juventud, la música es el espacio donde construir esa identidad. La música que les gusta les diferencia, por ejemplo, con sus padres”. Feixa recurre al ejemplo de los años 50, “cuando surge el rock and roll era una música para jóvenes, que marcaba unas diferencias sociales y generacionales. También en el estilo de vestir, en el lenguaje y los lugares a los que acudían”.


¿Hoy? Feixa entiende que la realidad presenta tal diversidad, “que hay mucho donde elegir y, por lo tanto, una gran oferta identitaria”. Recuerda que hay música que produce tribus y viceversa, tribus que generan múisca. “Hay movimientos que surgen y se alían –explica- con la música, por ejemplo, la crisis económica en Inglaterra y el Punk, creando una subcultura en la que se relacionan el estilo musical y la clase trabajadora inglesa”.


En ocasiones, la relación entre música y jóvenes se acompaña de connotaciones negativas. No es una opinión que comparte Carlos Feixa. “De la música –dice-, aunque no quieran, los jóvenes aprenden cosas. Aprenden más que de algunos profesores”. Le resulta difícil comprender cómo la música está considerada una ‘maría’ en sistema educativo, “cuando es una de las cosas que apasiona a los jóvenes, por ejemplo a los de Secundaria. ¿Por qué no convertir la cultura juvenil en una asignatura de la que aprender?”. Y es que Feixa defiende la idea de que la historia de la cultura juvenil permite conocer la historia del mundo. “En cambio –lamenta- parece algo prohibido en enseñanza Secundaria y también en la universidad, cuando para mí es algo fundamental”. Apuesta por un planteamiento educativo de la música retrospectivo. Habla de “aprender y descubrir,  partir de lo de ahora para llegar a las raíces”.


Su argumento se sostiene al observar el mapa evolutivo de las tribus urbanas y los estilos musicales a lo largo de las últimas décadas. Del Jazz original, que no era una música juvenil, al comienzo del Jazz interpretado por orquestas y “el concepto de fiesta, de ritual”. Y ya en los años 30 y 40 la aparición del swing, “que no era –detalla- exactamente un estilo musical, sino una forma de bailar y vestir y la idea del baile del sábado noche, te diviertes, te identificas…”.


Feixa recuerda que el swing supuso también la aparición en Europa y en concreto en la Alemania Nazi de los swing kids. “Jóvenes que toman la idea de rebeldía que transmitía el swing americano, jóvenes que se desmelenan, que bailan y se rebelan”. Un momento histórico que queda reflejado a la perfección en la película ‘Los rebeldes del Swing’.


Un salto cualitativo se produce en los años 50 con la aparición del Rock. “En aquella época se produce el boom económico, surge el Estado de Bienestar y los jóvenes se convierten en consumidores, principalmente de cultura y, por supuesto música. ¿cuál es la diferencia con la época anterior? Aparece la figura, entre otras, de Elvis un joven de la misma edad que el resto de los jóvenes, con estilo propio a la hora de vestir, de expresarse, de moverse, de bailar. El rock rompe con el puritanismo”. Es lo momento de los denominados Teddies.


El rock se universaliza y diez años después, en los 60, se habla de pop-rock. “Es tiempo de Los Beatles, todo es en color, la música está relacionada directamente con otras disciplinas artística; es un estilo de vida, se habla de cambiar el mundo. La música pasa a ser también merchandaising”. Es el momento de los rockers y los mods.

 

Después, en los años 70, Carlos Feixa sitúa una vuelta a las raíces. “Un regreso al blues. Es también la época del nacimiento de los grandes festivales a los que los jóvenes acuden en auténticas peregrinaciones”. La década de los 70 es también la era punk. El origen se encuentra en la Gran Bretaña que asiste al final del imperio británico, que se encuentra en plena crisis económica y los ciudadanos observan cómo se desmantela el tejido industrial. “En ese caldo de cultivo –explica Feixa- el punk surge como síntexis entre blancos y negros, entre el este y occidente, entre los femenino y los masculino, entre lo global y lo local”.
Un concepto el de globalidad que tiene una gran importancia desde el aspecto musical para Carlos Feixa. “En muchos casos –recuerda- cuanto más global llega a ser un grupo o un cantante más local es el origen”. Recurre al ejemplo de Bruce Springsteen y su barrio de la ciudad de New Jersey. “Los grandes grupos surgen en los barrios”, reitera.

El recorrido por las tribus urbanas que han sido y son –“ninguna muere, aunque esté desvanecida”-, Feixa se detiene también a analizar el movimiento skinhead y apunta que en un inicio “no eran racistas sino que se inspiraban en la música ska americana, pero después evolucionaron hacia posiciones nazis y senófobas”. En cuanto a la música heavy y sus seguidores, el catedrático en Antropología asegura que se trata de un estilo musical convertido en subcultura. “Los heavys lo son para toda la vida” y apunta que “a pesar de su estética dura, son personas con un concepto de la música muy sofisticado”.


Carlos Feixa sitúa en los años 80 la consolidación del movimiento Hip-hop y el rap. “Suponen una síntesis étnica y recuperan la fuerza de las palabras que la sofistificación del rock and roll había diluido”. Tras los rappers surgen los ravers y aunque el rave ha terminado asociado a las grandes discotecas “su origen se encuentra también en la crisis económica de ciudades como Detroit y Chicago. Las fiestas rave tenían originalmente un componente ilegal y espontáneo. De ahí evolucionó al House y el Acid House, a las pastillas y a la idea de enlazar la noche con el día”. El techno, en opinión de Feixa, es la sosfistificación del rave.


Repasada la evolución de las tribus urbanas a lo largo del último siglo la pregunta obligada es ¿hoy en día se produce la misma identificación social de los jóvenes en relación a la música? Carlos Feixa cree que sí, “aunque en menor grado”. Apunta que “en los años 70 y 80 estaba muy marcado qué se era e incluso a qué bares se iba y cuáles no. Ahora, existe una mayor universalización. Quizá la identificación no es tan directa pero sí se va creando identidad, los jóvenes no se confunden tanto como podría parecer. Sigue existiendo una identificación social por los gustos musicales”. La clave quizá está en que "las canciones dicen algo, expresan sentimientos; la música busca cambiar el mundo". /Javi Muro.

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